Politikariak eta Kargu publikoak

Alzaga Olabarria, Martín de

Alcalde de Buenos Aires, político y comerciante, fue el hombre más rico del virreinato del Río de la Plata. Nace en Ibarra de Aramayona, Alava, el 11 de noviembre de 1755, en el barrio denominado Zalgo-Garay. Muy joven embarcó para Buenos Aires con su tío Mateo Ramón de Alzaga, rico comerciante de ultramar. A los doce años entró como dependiente en el comercio de Gaspar Santa Coloma. En una carta de este comerciante a Celedonio Villota le refiere que cuando llegó a Buenos Aires Martín de Alzaga, estaba "tan cerrado en el vascuence que no sabía palabra castellana". Siguió en esta casa hasta los veintidós años. Casó con D.ª Magdalena de la Carrera Inda. Su riqueza creció a la vez que la familia, que comprendía tres hijos varones y diez hijas. A los veintiocho años hace un viaje a España, de gran importancia para su formación política. En enero de 1785 fue electo en el Cabildo defensor de pobres.

En 1789 viaja a Potosí donde había quebrado su pariente Blas de Alzaga y pierde 40.000 pesos. En 1790 es elegido procurador síndico general. Alzaga pide se le libre del cargo a causa de su salud resentida. El 21 de agosto de 1790 su nombre aparece junto a las personalidades que piden la creación del Consulado. En 1791 es elegido primer regidor e inmediatamente miembro de la Junta municipal de propios. El I de enero de 1795 el Cabildo lo elige alcalde de primer voto. Este mismo año, en compañía de Francisco de Lezica, se desplaza como representante del Cabildo a la Colonia del Sacramento para recibir al nuevo virrey Melo de Portugal. Los gastos fueron por su cuenta. En febrero del mismo año, debido a la escasez de pan en Buenos Aires, ofreció al Cabildo el dinero que necesitase para la compra de 1.000 fanegas o más de trigo en Montevideo. En este año también le tocó actuar como juez en la supuesta conspiración de italianos, franceses y negros. El 9 de septiembre de 1796, otra vez a causa de su salud y de sus negocios pidió que se le dispensara de los cargos concejiles. El 16 de septiembre el síndico informó que Alzaga "trabajó noche y día sin perdonar hora ni dispensar gastos de su peculio como es público y notorio" (Gandía).

Se le exceptuó de desempeñar nuevos cargos concejiles. En 1797 consiguió que el virrey Olaguer lo declarase exento de todo cargo concejil y del Consulado mientras se restablece de sus enfermedades. Sin embargo, este mismo año es propuesto para prior. El primero de enero de 1804 el Cabildo lo eligió una vez más alcalde de primer voto. Pero Alzaga hizo valer nuevamente su exención a causa de su salud. En este mismo año el comercio de cueros estaba paralizado por las guerras y consiguiente inseguridad marítima. Sin embargo envía un cargamento de 40.000 cueros a España. Para intensificar la explotación de sus trabajos agrícolas solicita permiso para traer negros de Africa. La primera invasión inglesa de Buenos Aires se realiza el 25 de junio de 1806. El general inglés W. Car Beresford entra sin resistencia y se proclama gobernador. Su ocupación sólo dura cuarenta y siete días.

Alzaga contribuye activamente a la reconquista de la capital. El cabildo abierto del 14 de agosto de 1806, reconquistada ya Buenos Aires, quitó el mando del ejército a Sobremonte y lo confió a Liniers. El general depuesto acusó al alcalde Alzaga de ser "uno de los primeros motores de la insurrección". La asamblea había hecho uso de su derecho de poner y quitar gobernador, según vieja provisión de 1537, reforzada por el sentir foral de Martín de Alzaga y los letrados Ignacio de Rabal, Francisco Ignacio de Ugarte, José Gorbea y Francisco de Lezica, presentes y actuantes en el cabildo abierto de esta fecha. En 1807 se produce la segunda invasión británica al mando del general Whitelocke, pero el pueblo de Buenos Aires, organizado en milicias por Alzaga, la rechaza. Con la ayuda de las tropas logra echar a los ingleses definitivamente de Buenos Aires y Montevideo. Junto con Liniers, Alzaga es un héroe popular y ciudadano. El distintivo usado por Martín de Alzaga contra los ingleses fue el color rojo.

El prestigio adquirido por Buenos Aires y principalmente por Alzaga, con la expulsión de los ingleses y la reconquista de Montevideo, fortaleció la posición del Cabildo. Desde su presidencia en el municipio luchó contra el caudillismo. El 30 de diciembre de 1807 el Cabildo de Buenos Aires eleva al rey de España una petición de gran importancia histórica y social. Este documento concreta la lucha de Alzaga y el cabildo contra el caudillismo que vejaba a los cabildos en general, representantes de las libertades americanas. Se pedía para el Cabildo de Buenos Aires la categoría de órgano protector de todos los del virreinato, oprimidos por los caudillos locales: gobernadores, comandantes y subdelegados. En 1808, el cabildo presidido por Alzaga rechaza la pretendida regencia de la infanta Carlota Joaquina.

Luego reconoce la Junta de Sevilla. Tras las invasiones inglesas de 1806 a 1810, Alzaga trabaja activamente en pro de la independencia del virreinato. Estas actividades culminan con la caída del virrey Cisneros y la Junta del 25 de mayo de 1810. En 1812 gobierna en Buenos Aires la dictadura del triunvirato Rivadavia, Pueyrredón y Chiclana. En Buenos Aires se habla de una conspiración, achacándola al hombre más rico e influyente del virreinato: Martín de Alzaga. De la lectura del proceso se desprende la inocencia de Alzaga, pues ninguna prueba fundamenta los cargos. El prestigiosos historiador argentino Enrique de Gandía dice a este respecto:

"El año 1812, fue el del crimen más grande de la historia argentina. El error judicial o confusión política que llevó a la horca a Martín de Alzaga y a otros cuarenta inocentes, que no se conocían entre sí, acusados todos de una conspiración que ellos nunca habían soñado".

La supuesta conspiración de Alzaga estalló la noche del 7 y mañana del 8 de octubre de 1812. Hacía apenas dos meses que Alzaga había sido fusilado y colgado de la horca. La conspiración de la que él mismo había oído hablar y en la que lo habían envuelto, había estallado. En la misma plaza de la ejecución se hallaban ahora el general San Martín y otros jefes con sus tropas.

"Y ese pueblo que había bailado en torno a su cadáver colgado de la horca, se había reunido para expulsar a los jueces que lo habían condenado y llamarlos monstruos, asesinos y tiranos".

El triunvirato que condenó a Alzaga organizó acciones de gracias, festejos populares y distribuyó dinero y golosinas para conmemorar la ejecución. Este, en su testamento, momentos antes de morir, declaró ser natural del Señorío de Vizcaya, hijo legítimo de Francisco de Alzaga y Manuela de Olabarría. Legó todos sus bienes a su mujer y sus trece hijos. Pero pronto el fisco se encargó de destruir la organización comercial más. importante de América. Juan Manuel Berutti en sus Memorias curiosas o Diario, nos traza el retrato físico de Alzaga:

"Este hombre era alto de cuerpo, flaco, seco, muy tieso, sólo sí algo inclinado para adelante; la cabeza cana, pues tenía más de sesenta años y de una cara y un aspecto muy respetuoso".

Cuando murió tenía exactamente 57 años. Enrique de Gandía, ha reivindicado la memoria de Martín de Alzaga y llega a estas conclusiones:

"Alzaga fue el primer hombre, en el virreinato del Río de la Plata, desde 1806, que proyectó la independencia de esta parte de América y trabajó por ella todo cuanto pudo. El creó el partido que dio origen al sistema de Juntas, y a él se debe, en gran parte, la reconquista de Buenos Aires (1806), la defensa (1807), la primera Junta de Montevideo (1808), la primera de Buenos Aires (1809), los movimientos revolucionarios del Alto Perú (1809), los trabajos que prepararon el ambiente contrario a Napoleón en 1810 y la misma caída de Cisneros (el virrey), el 22 de mayo de 1810. La documentación acumulada por nosotros (Gandía) sobre estos hechos es definitiva, clara, no admite dobles interpretaciones y no creemos pueda ser refutada".