Kontalariak

Sagastizabal Errazu, José Andrés

Joxean

Escritor contemporáneo en euskera nacido en Eibar (Gipuzkoa) el 5 de septiembre de 1956.

Licenciado en Ciencias Económicas y en Magisterio. Fue profesor de euskera en HABE durante más de diez años, y desde 1994 trabaja como técnico en asuntos relacionados con el euskera en Osakidetza. Reside desde comienzos de la década de los 80 del siglo XX en San Sebastián.

En 1994 publicó la novela Kutsidazu bidea, Ixabel (Alberdania), que tuvo una gran acogida. Narraba en clave de humor las peripecias de un estudiante de euskera en un caserío, al que había ido un verano para perfeccionar sus conocimientos. La obra tuvo más de una docena de ediciones, batiendo récords de literatura en euskera. En el año 2001 llegó a la cifra de 40.000 ejemplares vendidos. Posteriormente, la Fundación Aurten Bai realizó un CD-Rom interactivo para alumnos con esta historia.

Otras obras del autor: Jolasean (Hordago, novela, 1983, Premio Café Iruña, reeditada por Elkar en 1987); Zerura igotzeko (Susa, 1986, cuentos); Paixibo (Elkar, 1987, novela); Inguratuta gatxeuden, (Baroja, 1989); Zorotariko euskal hiztegia (Alberdania, 1996, diccionario humorístico); Gerturik daukagu odola (Pamiela, 1999, novela de humor). Esta última cuenta en clave disparatada una historia en la que se relaciona el euskera, la sangre y los vampiros.

1980rako urte pare bat falta zela, uztaileko arratsalde sargori batean ailegatu nintzen zibilizazioaren azken portura, Tolosara.
Mendian gora, Vasconum.
Hemeretzi urtez asfalto hutsean hazi eta baserri batera joan nintzen, neure burua Josechu el vasco bihurtu nahian.
Maleta handi batekin.
Kristoren bero bustia.
Ibaiak (akaso neolitikoan ibai izanak) kirasturik guztiz giroa.
Indijena batek seinalatu zidan bidea; tipoak ulertu nire galdera, eta arras harriturik ni, euskaraz komunika nintekeela eta.


"Cuando faltan un par de años para 1980, una tarde de bochorno de julio llegué al último reducto de la civilización: Tolosa.
Monte arriba, Vasconum.
Tras vivir diecinueve años sin salir del asfalto fui a un caserío, con la intención de convertirme en Josechu el vasco.
Con una gran maleta.
Un calor húmedo tremendo.
El río (que había sido río quizá en el neolítico) apestaba el ambiente.
Un indígena me enseñó el camino; al ver que entendía mi pregunta me asombré, pues era capaz de comunicarme en euskera".

(Kutsidazu bidea, Isabel, Edit. Alberdania, 1994)