Lexikoa

MADERA

Arte Mayor. La construcción vasca ha ido evolucionando con el paso del tiempo, de modo que las casas de madera cubiertas por ramas, van siendo sustituidas por paredes de piedra. Entre los materiales utilizados, la madera más usual es la de roble para el armazón o estructura sustentante de la casa, aunque también se utilizan el castaño y otras para fabricar puertas, ventanas, tarimas y barandillas. El uso del roble se caracteriza por las grandes dimensiones en que se emplea, con lo que se encuentran piederechos que arrancan de una base de piedra en la planta baja y siguen en una sola pieza hasta llegar al caballete del tejado. Esta madera de construcción se podía extraer gratuitamente de los bosques comunales mediante una venia del alcalde. Una vez se tenía la materia prima, el constructor vasco ha demostrado un gran dominio en el ensamblaje y trazado de los entramados y estructuras de madera. Es un hábil tallista que decora a golpe de hacha y de gubia los elementos sustentantes de su casa. También el torno es un fiel amigo para perfilar los balaustres de barandillas en balcones y escaleras. El suelo, cubierto por entablados de anchas tablas de castaños, enceradas y pulidas, son el pavimento interior de habitaciones, salas y dormitorios. Un ejemplar importante de casa urbana es la denominada Torre-Luzea de Zarautz, edificada en el siglo XV y que tuvo una notable galería de madera calada sobre la fachada. Atendiendo a la clasificación de casa hecha por Caro Baroja, podemos observar la mayor o no utilización de la madera según la distribución geográfica: -Tipo A, meridional: piedra en parte, pero también adobe, ladrillos y tapial. -Tipo B, medio: piedra con tejado a dos aguas. -Tipo C, pirenaico: piedra con tejado a cuatro aguas en ocasiones y gran inclinación. -Tipo D, atlántico: piedra y entramados de madera cubierta a dos aguas. Gipuzkoa, el Labourd y Baja Navarra se caracterizan por el tipo D. La Soule, por casas del tipo C. Bizkaia, aunque en general tiene el tipo D, en la zona occidental se encuentran casas del tipo B, como en la generalidad de Álava. Parece pues que la «casa vasca» por antonomasia es la del tipo D. En Gipuzkoa se pueden encontrar casas en las que la madera tiene papel principal. El interés es histórico-cultural ya que, hasta el siglo XV por los menos, la mayoría de las viviendas eran de madera en Gipuzkoa, y la Autoridad, debido a los incendios que anulaban los pueblos, comenzó a conceder privilegios a quienes levantaban sus casas con piedra. Por tanto la construcción de madera es bastante antigua y como ejemplo característico se puede considerar aquella que sobre cuatro muros de piedra levantaba fuertes postes verticales que constituían la parte principal de la construcción. Entre los postes se aparejaban vigas menos gruesas como trama horizontal sobre la que se colocaban las tablas que funcionaban como paredes exteriores y tabiques. Las dos plantas (en la inferior se desarrolla la vida) están divididas por machetes interiores. Este esqueleto formado básicamente por vigas horizontales colocadas a menos distancia de un metro, corresponde a una época en que abundan troncos de gran tamaño. A partir de los siglos XVII y XVIII se construyen los entramados con menos vigas horizontales a favor de las verticales, además de las oblicuas, cortas en general. En una etapa final las oblicuas ganan terreno y en vez de encubrir el entramado con madera se rellenaban los huecos con ladrillos y otras sustancias. En Bizkaia se encuentra por ejemplo el hórreo de Ibargüe, todo él construido en madera, cuyas vigas y tornapuntas ofrecen dibujos geométricos y diversas tallas. Otros elementos de madera caracterizadores de la vivienda son los aleros, piezas de gran tamaño de castaño o roble, que sostienen amplios tejados y protejen las fachadas de la lluvia. La fina talla se observa además en vigas, tornapuntas, zapatas, ménsulas, cabeceras de las piezas que sostienen los voladizos, en los que parece dominar la figura de doble espiral. También las ventanas de los caseríos se cerraban con hojas de madera que dejaban pasar la luz a través de una sencilla abertura practicada de diferentes formas. En cuanto a los entramados hay normalmente variedad de formas y normalmente ajuste entre piedra, madera y ladrillo, presentando con frecuencia tallas de madera; ejemplo: caserío de Ezkioga (Gipuzkoa). Otra construcción característica, las casas-torre, que tras las guerras de bandos, sobre todo de los siglos XV y XIV, reconstruyeron sus pisos altos con madera. Un elemento propio era el voladizo de madera, que a respetable altura y a lo ancho de la fachada defendía la entrada de la torre. También es de destacar el artesonado de la escalera y el claustro de la Universidad de Oñate. En cuanto a construcciones religiosas, en general son sólidas abundando en ellas la piedra de sillería, pero el ejemplo de Santa María de Zumarraga (La Antigua), ofrece un gran interés. Todo su interior a excepción de muros y columnas es de madera: el entramado del techo, sujeto por grandes tornapuntas (al estilo del que encontramos en Astigarribia) o las formas del coro, avanzando por las alas en dirección al altar mayor, las tallas de las vigas y detalles del coro. Para reconstruir nuestros templos siglos atrás cabe suponer que pudieron ser levantados sobre una base de piedra; a no demasiada altura, se levantaría una estructura de madera de características semejantes a las de Zumarraga. Si además cabe la posibilidad de que la cubierta fuera también de madera, se explica que contados templos de aquella época (s.XIII, XIV) hayan llegado hasta nosotros. Otro ejemplo a citar es la ermita de San Antolín, por la originalidad de su atrio de madera. También destacan los atrios de Durango y Berastegi por sus enormes proporciones y distribución de la madera. El de la Colegiata de Cenarruza (Bizkaia), ofrece la particularidad de la riqueza de su talla en las vigas. En cuanto a coros, destacar los de Laburdi, todos ellos de madera, o el de Gaceta (Elorrio), que llama la atención por la talla o decoración de las tablillas que cierran su barandado. Hay que anotar finalmente otro tipo de construcción en madera: la de naves. Durante los siglos XIV y XV, las naos vascas, no muy grandes, habían sido construidas en los astilleros de Gipuzkoa y Bizkaia. En época de los Reyes Católicos se fomentó la construcción de barcos lo cual trajo consigo un mayor consumo de madera para la pequeñez del país. Se dictaron pues leyes severas para la repoblación forestal. Cuando la Gran Armada de Felipe II atacó Inglaterra se comprobó la gran inferioridad de los barcos españoles, pesados y sin posibilidad ofensiva ni defensiva. Gran proporción eran naos vascas. A fines del reinado de Carlos III puede decirse que entra en crisis esta construcción naval en madera, y a fines del XVIII ya pertenecen al pasado aquellos troncos de abeto de 16 metros que se utilizaron en los mástiles.