Ikertzaileak

Alford, Violet

Eminente folklorista inglesa, autora de un importante repertorio de estudios folklóricos sobre danza y teatro popular vascos tanto en revistas extranjeras como en vascas, publicado entre los años 1927 y 1959. Nació el 18 de marzo de 1881 en Cleeves (Somerset, Gran Bretaña), murió el 16 de febrero de 1972, en Bristol (Gran Bretaña).

Hija del canónigo Josiah George Alford, de la catedral de Bristol, en el seno de una familia de la alta sociedad. Tras finalizar sus estudios en el colegio de Clifton (Bristol), su familia la envió a Suiza, para perfeccionar su cultura. Durante los veranos, su familia veraneaba en Biarritz (Lapurdi), lo que dio pie a dos novelas, una que tenía lugar en Suiza y otra sobre aventuras de contrabandistas vascos.

En 1913 conoció a Cecil Sharp, el primer folklorista inglés que se había dedicado a recoger danzas y cantos tradicionales en Inglaterra; se hizo miembro de la English Folk Dance Society, creando una rama de la misma en Bristol.

Su refinada educación y su talento determinaron que, durante la Primera guerra mundial, tanto ella como sus hermanas, se dedicaran a ayudar en los hospitales empleando su tiempo libre el estudio de las danzas populares inglesas. Le faltó tiempo, al acabar la contienda, para ordenar y recopilar material para su primer libro sobre danzas folklóricas, English folk dance (1925).

En 1935 publicó otra de sus obras The traditional dance, en colaboración con Rodney Gallop, diplomático y folklorista, erudito muy interesado por los vascos.

Respecto a las danzas vascas, pronto notó las similitudes -los palos, las espadas, los pañuelos, las representaciones de animales, las máscaras, el caballo, y otras particularidades de traje o de indumentaria- con las de Morris, de Inglaterra, que ella conocía muy bien, tras haber estudiado con Cecil Sharp. Esto le empujó hacia el estudio de la música y de los instrumentos adecuados a cada baile, o danza. También le interesó por el origen (¿prehistórico?) y la difusión de aquellas mismas danzas.

Vino frecuentemente en verano a los Pirineos o a Vasconia para observar y tomar notas, material que luego estudiaba cada invierno en Inglaterra, en la biblioteca de Bristol, o en el British Museum. Fue asidua del Museo Vasco en Bayona, donde aprendió algo de euskera, y de la Sociedad de Estudios Vascos, viajando también a otras partes de Europa en aras de sus investigaciones. Viajaba sola pero a veces con su amiga Sylvia Brennan, apuntando pasos y música de bailes, y aprendiendo a bailar personalmente con la gente del pueblo.

En 1935 fue la secretaria del I Congreso de Danzas Folklóricas Internacionales organizado por la "English Folk Song and Dance" e inaugurado en Londres con el patrocinio de la Reina. Violet, conocedora de varios idiomas extranjeros, los grupos, y preparando las notas para los programas. Al final, acudieron representantes de 18 países que bailaron durante una semana entera en el Albert may, en el parque de Lambeth Palace, en Greenvich Park, en Regent's Park, y en Cecil Sharp House (la sede de la English Folk Dance and Song Society). El congreso le abrió aun más el apetito investigador y comparativista.

Un tema que fue objeto de su mayor interés fue el de las Maskaradas suletinas, en las que tomaban parte unos cien ejecutantes: los "beltzak" (negros), y los "gorriak" (rojos), con el Zamalzain, el mejor bailarín. También las danzas de Bérriz, de Lekeitio, de Ochagabía (Otxagi), el "rey de la Faba", etc. Visitó ambas vertientes de los Pirineos y, el resto de España, y en 1937, publicó Pyrenean Festivals.

Durante la II Guerra mundial, los libros de la biblioteca de Cecil Sharp House tuvieron que ser trasladados al Norte del país, a Cheshire debido a los bombardeos, y después a Oxford, a la Taylor Institution, bajo la supervisión de Alford que aprovechó esta circunstancia para estudiar arqueología, disciplina complementaria a la suya, que le fue muy útil para madurar sus percepciones de las costumbres folklóricas.

Un resultado de este fenómeno fue la publicación, en 1952, de An introduction to english folklore. Cuatro años más tarde recogió algunas de sus experiencias autobiográficas en The singing of the travels (El canto de los viajes), título basado en un verso que recitan los Mummers (momos) de dramas folklóricos en Inglaterra, por ejemplo en la fiesta del rey Jorge.

En 1962 publicó Sword dance and drama (Danza de espadas y drama), que dejan entrever que las danzas con palos existieron centenares de años antes de las danzas de espadas, y que en algunos casos las espadas substituyeron a los palos, dentro de los ritos iniciáticos de los jóvenes.

Aparte de estos libros y de originales sin publicar dio a la luz numerosos artículos en revistas científicas como Journal of the Folklore Society, Journal of the english folk dance and song society, El musical quarterly, Journal of the international folk music council, Bulletin du Musee Basque de Bayona, en el Dancing Times, de Londres, y el Readers Digest Encyclopaedia, tanto como en Man, Myth and Magic, también en Londres y en la Revista Internacional de Estudios Vascos de Eusko Ikaskuntza.

Fue también muy conocida como conferenciante, tanto en Europa como en Inglaterra, y más aún en las universidades de Bristol, Londres y Edimburgo.

Desde 1946 hasta 1953 se encargó de buscar autores para 26 libritos sobre danzas tradicionales de Europa, libros ilustrados con láminas y notaciones musicales, que ella redactó, proporcionándoles fundamentos históricos, y recogiendo datos para los trajes adecuados a cada baile; uno de ellos fue Dances of the french pyrenees.

Fue jurado en festivales de danzas folklóricas, tales como el célebre Llangollen International Musical Eisteddfod; tanto a ella como a Douglas Kennedy (director de la English Folk Dance & Song Society) y a Maud Karpeles, se debe el criterio de juzgar entre los bailes folklóricos verdaderos, (perpetuando la tradición de un pueblo), y los bailes transformados para ganar premios en concursos, o para hacerlos parecer más espectaculares.

Sobre su contribución a los estudios folklóricos dice Lucile Armstrong, amiga y colaboradora suya:

"gracias a sus esfuerzos, varios países se dieron cuenta de la importancia de preservar su folklore, y de hacer estudios comparativos para comprender mejor el "como", el "por qué", el "cuando" y el "dónde" de cada costumbre, de cada instrumento, de cada traje y de cada baile. Ella no fue la primera en seguir este camino de estudio, pero sus esfuerzos continuos en todas partes donde viajaba, hizo que los científicos en los varios países, se dieran cuenta que ella tenía razón. Su criterio era "hacer intervenir el concepto de continuidad dentro de la autenticidad", idea que tenemos siempre que preservar delante de nuestros ojos. Ella valoró al folklore tal y como se encuentra, al opuesto del "arreglado", que no es folklore. Una cosa es ser inventivo, y otra, ser destructivo. Inventar bailes ahora, si, se puede, pero nunca serán folklóricos porque ahora no pensamos como pensaban los antepasados que vivían de manera muy diferente de la nuestra".

Continuó con sus estudios hasta avanzada edad; con 86 años viajó alrededor del mundo, a Australia, Nueva Zelanda, el Pacífico, ambas Américas.