Pintoreak

Momoitio Larrinaga, Julián

Pintor nacido en Sopelana (Bizkaia), en 1944.

Destaca su obra siendo todavía muy joven en cuya obra se detecta una filiación cubista, referida todavía al cubismo figurativo, si bien estilizado y esencialista. Momoitio sabe extraer un lenguaje plástico y personal. Podemos citar entre sus obras las tituladas Mercado en las Arenas, de la Colección de Roberto Candina; Intimidad femenina, en el Museo de Artistas Vascos; Pescadores, Fiesta gitana, En el campo, Evocación a Mundaca y tantas más, como La muerte del gitano, Mercado, En la fragua, Maternidad.

Ángel Marrodán lo ve así (Bilbo, 1974):

"A costa de trabajar un tanto líricamente sus lienzos, Momoitio enriquece el color, básicamente puro y sin sombras, preponderante sobre otros tonos que matizan el conjunto vivencial de sus imágenes plásticas. Con efectos de luz sobre tonos claros, contraponiéndose a las veladuras, que van inquietando la esencia del alma creadora de Momoitio, dejando posos a su impulso sugerencial, como en la bellísima "Primavera", muestra y descubre algo fundamental en la entrega interior de la pintura figurativa: alentar el corazón vacío con la energía y el fulgor de un temario anímico".

Lázaro Uriarte (Bilbo, 1974):

"De este inicial magisterio cubista, con algunos otros acentos picassianos y de índole diversa, Momoitio sabe extraer un lenguaje plástico y personal que, sin desmentir sus vinculaciones con aspectos varios de la pintura moderna, se configura ya en un mundo propio e intransferible, en constante superación de lo recibido por intensificación creciente de su orbe interior: tintas planas y sutilmente valoradas, con modulaciones tonales que le separan, en éste y otros apartados, de la ortodoxia cubista; ritmos y lineaciones compositivas, preferentemente curvilíneas en sus cuadros de gran formato, que juegan un poderoso papel integrador que somete a mandamiento todo lo parcial y particular, actuando de verdaderos aglutinantes estructurales del cuadro; inclinaciones patentes a simultaneísmos dirigidos a lo que podríamos llamar restitución de una totalidad del "objeto plástico", estos últimos obtenidos por procedimientos que se apartan de aquellas "planificaciones" recortadas y poliédricas que el cubismo elevó a teorema definitorio de su estética... Si alguna filiación estética de carácter cubista hay que detectar en Momoitio, será la referida al cubismo todavía figurativo, si bien estilizado y esencialista de la primera etapa, aquella fase protagonizada hacia 1907 en Horta de San Juan por los Picasso".

"Braque aún enlazados pictóricamente con la lección plástica de Cèzanne, ya que las ulteriores fases cubistas se encaminaron hacia progresivas abstracciones formales (...). Hay que inscribir a Momoitio en ese perímetro de afanes constructivistas que el cubismo elevó a suprema categoría de las artes. Nada más lejos de nuestro pintor que las meras y pretenciosas vistosidades de un colorismo centrifugado y no pocas veces minimizado que convierte el cuadro en simple guata evanescente y gaseosa de pigmentos en anárquica libertad de puro y convencional capricho, sin sujeciones a fundamentales propósitos de contenido. Hay en él algo así, claramente perceptible en su pintura de hoy, como una resuelta propensión a "organizar" el lienzo en unidad sintética y trabada de elementos plásticos, todos engarzados y sin cabo suelto al servicio de las que bien podríamos denominar sólidas y compactas arquitecturas. Sin embargo, Julián Momoitio no constituye, en manera alguna, un caso meramente epigonal y discipular de aquel cubismo ya clásico cuyos últimos estertores alcanzan a los años de la primera postguerra mundial con aquel "postcubismo" que, en buena parte, repercute entre nosotros en determinadas épocas de Arteta y Vázquez Díaz".

J. M. Alvarez Emparanza (Donostia, 1978):

"En su primera época se caracterizaba su pintura por la simplicidad, recordando en cierto modo a los condicionamientos del cartel gráfico, todo ello con unas características personales bien definidas. Pero en su evolución varía el signo orientándolo hacia un aspecto más humanista de su arte. Ya no son todo planos, sino que mantiene como denominador común estilista la simplicidad en la ejecución, logra envolver los motivos en una atmósfera romántica; los temas también son propicios a ello. El ambiente de sus motivos los centra, a su vez, en las costas y puertos vascos, recordando de algún modo la temática de Arteta y de toda la pintura vasca tradicional, pero interpretada en su propia creatividad".