Lexikoa

INTEGRISMO

Escisión del carlismo acaecida en 1888 y encabezada por el político madrileño Ramón Nocedal. Tuvo repercusión vasca, en especial en Guipúzcoa hasta su reabsorción por el carlismo en 1931. La corriente político-religiosa integrista aparece como consustancial al carlismo desde sus mismos inicios. Es más, puede hablarse ya de integrismo -defensa a ultranza de la tradición, negación de la independencia entre el poder civil y religioso, acérrimo antiliberalismo, indiferencia hacia el pretendiente- desde el alzamiento realista de 1821-1823 en Navarra contra la monarquía embridada de Fernando VII. En 1888 tal corriente se agarra a un clavo ardiendo -el affaire de Morentin de hace 14 años- para independizar a la porción apostólica del carlismo con una serie de importantes personalidades carlistas al frente. "El carlismo se quedó con las masas, aunque amenguadas, que no se dejan arrastrar por personalismos, por lo mismo que no tienen ambiciones", comenta Oyarzun, agregando: "en cambio, buena parte de las personalidades se fueron con el integrismo, cuyo lema fue el de Dios y Patria, siéndoles indiferente la forma de gobierno". Al efectuarse el reparto de adhesiones, todos los periódicos carlistas de Vasconia optan por el integrismo, lo cual va a suponer una gran ventaja para los escindidos que, desde las columnas de la prensa, conseguirán dominar electoralmente distritos tradicionalmente hipercatólicos como Azpeitia (años 1891 , 1893, 1899, 1901, 1907, 1910, 1914, 1916, 1918, 1919, 1920, 1923) e implantar candidaturas procedentes de horizontes tan distantes como la del tantas veces reelegido Senante. En 1897 se da en Guipúzcoa una escisión nacionalista dentro del integrismo. "Por un choque electoral en el que interviene el jefe supremo D. Ramón Nocedal -explica Aranzadi (Ereintza. Siembra de nacionalismo vasco, 1894-1912, Zarauz, 1935, p. 61)- en favor del grupo capitaneado por D. Juan de Olazábal, su futuro sucesor, que, como ahora, vivía ya de espaldas a su raza, una porción de guipuzcoanos, hasta entonces oficialmente integristas, se separó del partido. Eran de las figuras más destacadas de la escisión D. Ignacio de Lardizábal y D. Aniceto de Rezola". "En su ruptura con Nocedal había arrastrado al integrismo guipuzcoano con la excepción de los amigos personales de Nocedal, que ponían este afecto sobre todo". Los escindidos, agrupados alrededor del periódico "El Fuerista" y de su director Aniceto Rezola ("Erreka"), inician un acercamiento al nacionalismo vasco que culmina en Pascua de Resurrección de 1898 en que el periódico adopta el lema Jaungoikoa eta Lege Zarra para desaparecer este mismo año víctima de la crisis del 98. El integrismo religioso de Arana se verá así reforzado por el integrismo cesaropapista de esta última hijuela del antiguo régimen. Sin embargo, esta escisión no significa la erradicación del nocedalismo en Guipúzcoa -su feudo en el País Vasco-; el irunés Juan de Olazábal y Ramery funda en 1897 "La Constancia", que, sucesora de "El Fuerista", verá la luz hasta 1936, en que estalla la guerra. Viene a engrosar las listas de La Tradición Navarra, creado el 6 de octubre de 1894, y La Integridad en 1887 de Bilbao, a los que se sumarán La Gaceta de Alava (1911) y La mujer integrista (1922), todos ellos en relación con El Siglo Futuro de Madrid. A la muerte de Nocedal (1907) y tras un período de jefatura colegiada, en la Asamblea de Zaragoza de 1909 es elegido Olazábal jefe nacional del integrismo en España. Desde las páginas de su diario, el integrismo aparece como una doctrina enormemente influyente en Guipúzcoa, proyectando tal influencia incluso sobre militantes y simpatizantes de otras formaciones políticas. Su actitud durante el proceso estatutario de 1931 llegó a ser decisiva consiguiendo, junto con el catolicismo monárquico alfonsino y jaimista, que en el anteproyecto de Estatuto elaborado por la Sociedad de Estudios Vascos introdujeran los nacionalistas del PNV la petición concordataria directa con la Santa Sede, origen y causa directa de la repulsa que el movimiento estatutario encontró en los medios republicanos. Una vez rechazado dicho anteproyecto (Estatuto de Estella) y habiendo sido redactado un nuevo anteproyecto refrendado por todos los partidos, el integrismo volcó todos sus esfuerzos en rechazarlo, siendo responsable en gran parte de que la minoría vasco-navarra pro Estatuto se rompiera. En otoño de 1931 , al fallecer D. Jaime de Borbón, integristas, tradicionalistas y jaimistas vuelven a agruparse constituyendo la Comunión Tradicionalista, dentro de la cual las personalidades integristas desempeñaron un papel decisivo en los sucesos posteriores. Ver CARLISMO.

Idoia ESTORNÉS ZUBIZARRETA