La aljama. La villa poseyó un núcleo judío cuya aljama se rigió por el Fuero de Nájera. Sancho el Sabio (1150-1194) le autorizó en abril de 1171 a que trasladara sus casas al interior del recinto fortificado, confirmándoles, a la vez, el Fuero ante dicho. Pero en 1328, las demenciales arengas del franciscano estellés Pedro de Ollogoyen desembocan en la matanza de semitas de Navarra que afectó principalmente a Estella, Funes y San Adrián. Juana II de Navarra impuso cuantiosas multas y ejemplares castigos a sus ejecutores obligando a los que habían saqueado la aljama a devolver los bienes arrebatados. Sin embargo el golpe, tanto en vidas humanas como en pérdida de bienes, había sido tremendo. En febrero de 1377, Vitas Buenalabor, Samuel Rogat, Mouce Barcillay, Gento de Alfaro, Samuel Arabon y Ezmel Euendauit, procuradores de la aljama del val de Funes, acuerdan con el tesorero de la corona de Navarra un compromiso de 6 años para el pago de sus tributaciones. Dicho tipo de contrato no eximía a la aljama de otras sangrías económicas como el pago de 1.019 libras de cuarteres con destino a sufragar los gastos de la boda de la reina D.ª Blanca I. En 1498, tras la expulsión efectuada por Castilla de sus judíos, Navarra hizo otro tanto.