Lekaide eta lekaimeak

KETTON, Roberto de

Arcediano de la iglesia en el reino de Pamplona en el siglo XII. Se distinguió por haber encabezado una rebelión contra el obispo pero, sobre todo, como científico, por sus traducciones del árabe al latín sirviendo de intermediario entre el mundo árabe y la Europa occidental. José Goñi Gaztambide reúne estos datos que siguen: «El año 1141 Pedro el Venerable, abad de Cluny, lo descubrió en la región del Ebro enfrascado en sus estudios de astronomía y geometría. El abad de Cluny, que deseaba obtener un versión del Corán al latín con miras proselitistas, creyó ver en él al traductor que necesitaba, y a fuerza de ruegos y de dinero logró que el sabio inglés se encargara de la empresa. Roberto terminó la versión del Corán a mediados del año 1143, fecha en que era arcediano de Pamplona, con toda probabilidad arcediano de la Valdonsella, dignidad de la catedral iruñesa. Se trata de la primera versión latina del libro sagrado de los musulmanes, que fue muy usada hasta después del Renacimiento. Va acompañada de un prólogo escrito por Roberto con un estilo confuso y oscuro. El mismo traductor inglés puso en latín un breve resumen de la vida de Mahoma y sus secuaces con el título de Chronica mendosa et ridícula sarracenorum, Llamada también Fabulae sarracenorum. Terminados los encargos del abad de Cluny, Roberto reanudó sus versiones de obras científicas árabes para hacerlas asequibles a los sabios occidentales. En 1144 terminó una traducción del Liber de compositione alchemie, la primera obra en su género que aparecía en lengua latina. Al año siguiente firmó en Segovia la traducción de un tratado de álgebra de Al-Jwarizmi, «que descubrió a los europeos toda una nueva rama de las matemáticas». En fecha indeterminada vertió a la lengua de Lacio varias obras de astronomía. El 3 de octubre de 1145 un «maestro Roberto» redactó el acta de la sesión de un tribunal episcopal de justicia presidido por el arzobispo de Toledo, ante el cual compareció el obispo de Pamplona, don Lope; pero es improbable la identificación de ese Roberto con nuestro traductor, porque no se dice arcediano de Pamplona y, sobre todo, porque no es verosímil que los jueces tomasen como secretario a una persona que era parte interesada en la causa. Hacia 1147 el obispo de Pamplona sostuvo un pleito con los vecinos de Arlas en torno a la iglesia de dicho lugar. Figuran en él, entre otros testigos, «el maestro Roberto, arcediano y señor de aquella iglesia», y «el maestro Guillermo, clérigo del maestro Roberto». El 1 de julio de 1149 se firmó la paz entre los aragoneses y los navarros. El instrumento oficial fue redactado por el maestro Roberto, que se intitula «arcediano de la iglesia de Pamplona y capellán principal del rey García y clérigo de dicho conde» Ramón Berenguer IV. ¿Llegó el acuerdo por mediación del inglés? Es posible, pero no evidente; el papa, en su congratulación al conde (25 de julio de 1150), no alude a tal, mediación. Únicamente afirma que el acontecimiento llegó a su conocimiento por medio del maestro R[oberto]. Hacia el año 1151 intervino como delegado del obispo de Pamplona en el pleito que éste sostenía con el obispo de Zaragoza por cuestión de límites y continuó actuando hasta el arreglo definitivo en 1155, como queda dicho. Entre tanto puso su signo en el testamento de la reina Petronila de Aragón el 4 de abril de 1152 en Barcelona, titulándose arcediano de Pamplona. En su primera legación por tierras españolas el cardenal Jacinto utilizó como secretario al «maestro Roberto, carísimo clérigo y notario nuestro». Martín Duque ha propuesto la identificación de este Roberto con el traductor inglés, pero por muy sugestiva y honorífica que sea esta hipótesis, nos parece inaceptable por la sencilla razón de que nunca se le designa como arcediano de Pamplona. Existen al menos siete documentos expedidos por el legado pontificio con la colaboración de su secretario Roberto. Los siete emplean invariablemente la fórmula «per manum Rodberti, capellani domini Jcinti, diaconi cardinalis atque legati». Ni siquiera se llama maestro, salvo una vez en que figura como testigo. En noviembre de 1155 acompañó al obispo de Pamplona en la consagración y dotación de la iglesia de Santa María de Uncastillo. No tardó en estrellarse definitivamente con él y en seguir el partido de Sancho el Sabio, que también rompió con don Lope. Tal actitud le valió sin duda la pérdida de su dignidad de arcediano, compensada con la obtención de una canonjía en Tudela. En septiembre de 1157 el monarca hizo una donación a Santa María de Tudela «a instancias y por el amor del maestro Roberto, querido amigo mío y canónigo del mismo lugar». Su nombre desaparece en adelante de los documentos pamploneses. Ref. Goñi Gaztambide, José. Los obispos de Pamplona. I. Pamplona, 1979.