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Estella - Lizarra

El portal de San Nicolás y la muralla medieval. José M.ª Lacarra, historiador estellés y eminente medievalista, describe lo que fueron las murallas de Estella de la siguiente forma: "Es el portal de San Nicolás de Castilla el único que nos queda de las viejas fortificaciones medievales de la ciudad de Estella. Construidas éstas, en lo que puede apreciarse por los restos conservados, entre los siglos XII y XIII, apenas puede seguirse su trazado con seguridad en toda su extensión. Desde la Atalaya -sobre Rocamador- hasta Belmecher se sigue perfectamente, pues todavía se conserva parte de la muralla con alguna torre cuadrada; el cierre del alto de Belmecher, con la Judería dentro, se conserva en buen estado, por servir a la vez de muro de contención de tierras, y en él se reconoce todavía alguna "poterna" protegida por uno de los torreones; de aquí descendía el muro hasta el río por Barrio Nuevo, cerca del ábside de la iglesia del Santo Sepulcro. A1 otro lado del río estaba el portal de San Agustín, del que nada queda, y sólo a la altura de la vieja plaza de toros se conservan buenos trozos de muralla, aunque sin su remate, y en muchos sitios sin los paramentos exteriores, arrancados para utilizar los sillares; en ella se abría un pequeño portal para salir al camino de San Lorenzo. Más adelante se identifica junto a la muralla alguna torre -la "de los Zapateros"- de mayor capacidad; era éste uno de los puntos más vulnerables de la ciudad, por tener próximas alturas que la dominan. Con el mayor alcance de las armas ofensivas, especialmente desde que se generalizó el uso de las armas de fuego, las defensas medievales de este sector resultaban ilusorias. Desde aquí apenas puede reconocerse el cerco amurallado hasta llegar al Puy, pues nada queda de él. En lo que hoy es explanada de este santuario hubo una torre o castillete, del que nada queda. Fue lo primero que tomaron las tropas de D. Francés de Beaumont cuando en 1512 ocuparon la ciudad a las órdenes del rey Católico. Desde el Puy descendía la muralla con su foso -del que apenas se adivina hoy algo hasta el Belviste. El viejo camino de Lizarra atravesaba la muralla por el Portal de la Gallarda, magnifico ejemplar de puerta fortificada, guarnecido su alto arco apuntado por dos cubos prismáticos. Destruido en 1906 con el pretexto -creemos que totalmente injustificado- de construir el Cuartel de Infantería, ha perdido Estella uno de los monumentos más representativos de la arquitectura militar de los finales del siglo XII. La muralla seguía por el Belviste, donde hoy se alza el cuartel citado, hasta el portal llamado de San Juan o de Santiago. No era éste una obra monumental, sino un estrecho túnel abierto en la roca, sobre el que se elevaba un viejo caserón con una ermita; volado también para realizar "mejoras urbanas" , no han quedado de él dibujos ni fotografías, que sepamos. Los vecinos de la plaza de Santiago pueden, merced a esta "mejora", recibir directamente los vientos de la sierra en los fríos atardeceres invernales. Según me informa D. Pedro E. Zorrilla, la destrucción del portal comenzó en julio de 1905 por la ermita de Santa Ana que se hallaba en ruina inminente, acordándose el 23 de diciembre del mismo año derribar el mismo portal hasta el pavimento rasante con el suelo de la plaza de Santiago. Sus dimensiones aproximadas eran: altura de 6 a 7 m., profundidad de 4 a 5 m. y anchura unos 3,50 m. La imagen de Santa Ana fue llevada al convento de Recoletas y la campanita al colegio de Santa Ana. El cerco murado seguía desde aquí hasta el río Ega adosado a las casas de la fachada que da al paseo del Andén. Este sector no precisaba fuertes defensas, pues el río hacía las veces de foso con notable ventaja. Aquí no había propiamente portales, sino "portaletes", como el que ha conservado todavía este nombre junto a la casa de Modet, frente a la actual Casa de Ayuntamiento. Otra puerta "de los Llanos"- estaba en la carretera, no lejos del puente del Azucarero. La orilla del río en el barrio de San Pedro estaba defendida por una muralla, de la que apenas se adivinan trozos, por haberse levantado modernamente diversas edificaciones donde aquélla se asentaba. Llegaba hasta la actual caseta de consumos, y de allí torcía en dirección Este hacia el Castillo de Zalatambor. A1 pie del castillo aún se adivinaban restos de un foso. En este sector es donde se alza todavía el viejo portal de San Nicolás, relativamente bien conservado, a pesar de sus muchos reparos y reconstrucciones. Es de suponer que, pasado ya el furor un tanto infantil e iconoclasta de "modernizar", las autoridades locales velen por la íntegra conservación, sin mutilaciones ni aditamentos, de este viejo testigo de nuestra historia local, que tantos recuerdos evoca. Tal como hoy se conserva, la puerta se abre cerca de un recodo de la muralla. Los sillares laterales, de una arenisca blanca, carcomida, son lo único que queda de la fortificación medieval. El arco de entrada, sencillo, de medio punto, sobre el que campea un escudo de la ciudad dentro de un frontón triangular, es posterior. (Lacarra: Memorias estellesas, "P. de V.", 1947, n.° 28, pp. 401-402).