Udalak

Eibar

Eibar deportivo

El 28 de julio 1945, el Ayuntamiento solicitaba a Regiones Devastadas la cesión de unos terrenos, a título gratuito, en Abontza-Isasi tocando a la carretera de Elgueta con objeto de construir un campo municipal de deportes. Se trataba de la escombrera de Ipurúa. Pero ésta no bastaba para el estadio que necesitábamos y es ahora cuando entra en escena Ignacio Anitua, que tanto había trabajado por su pueblo antes de la guerra y ahora tanto había influido en la recuperación de la maquinaria de Eibar desperdigada y en el renacimiento de Alfa. Ignacio Anitua comprendió la necesidad que teníamos de un campo de deportes al igual que lo comprendió el alcalde Sr. Oria y su corporación, necesidad a la que en más de 20 años no se le encontraba solución. En gran parte Anitua resolvió el problema comprando 5.000 m² de terreno al conde Villamarciel de Isasi. Los cedió después al Ayuntamiento al mismo precio que los comprara, con la condición expresa de que se construyese campo de deportes. Así pudo ser realidad, ya en 1948, el campo municipal de deportes de Ipurúa. También este mismo año 1948 y en relación con el deporte de la pelota, es un año áureo para Eibar. En efecto, el 28 de noviembre, el eibarrés Miguel Gallastegui derrotaba al campeón Atano III por 22-6 y se proclamaba campeón nacional. Era el único pelotari que había vencido al fenómeno Atano III y por quien nunca se dejó vencer.

El fútbol eibarrés antes de la I Guerra Mundial

Para ajustarnos convenientemente al origen del fútbol eibarrés, es preciso referirnos a la pequeña explanada, encima de la Plaza de Toros, y a aquel césped de la vecina villa de Elgóibar, y que se llamaba a la sazón campo de San Roque, en el barrio de Azkue. Es obligatorio citar también el terreno que se había edificado en Vergara, por Shooting, donde está emplazada la estación de ferrocarriles de abajo, o sea, por mejor decir, la estación de Vitoria. Indiscutiblemente estos campos tuvieron con relación al futuro de nuestro deporte un incentivo de alta estima, pues allí se desplazaban nuestros jugadores en ciernes, dominicalmente y siempre que les era posible, donde disputaban sus encuentros. Erigidos los unos sobre los otros, e interviniendo otras consideraciones que las meramentes comerciales y aunque apenas existían en la localidad solares adecuados para dotar al pueblo de un campo de fútbol, se llegó, por fin, a la construcción del Otola-erdikua, coronando así la meta que se propusieron los aficionados de aquella época, y que sirvió para impulsar al deporte eibarrés a regular sus relaciones, deportivas y culturales, con verdadera altura de miras, esparciendo esas corrientes amistosas a lo largo y ancho del país. Se forjaron ocho o nueve clubs. Los estelares eran Izarra, sobre todo; Eibar Club, Sport Arin. En segundo plano, iban el Mortero 42, Lagun Artea, Malos Tratos, Peugeot, Ametralladora, Roterdam y Los Trece. El campo de Otola-erdikua se inauguró el 24 de junio de 1914, jugando el Bambino de Bilbao contra el Izarra, reforzado nuestro equipo con aquel internacional Perico Vallana, y por Pedro Mandiola. Como nota curiosa de este partido, diremos que la puerta del Bambino estuvo defendida por un consagrado guardameta: el errikoseme Juanito Eizaguirre, que entonces vivía en Begoña. En esta etapa de nuestro gran deporte, que podríamos llamar de creación, la primera adquisición del Izarra fue Celestino Olaizola, de San Sebastián, que jugó con el equipo desde la fecha de la inauguración del campo. Fue una gran figura del fútbol vasco, junto con José Luis Zabala, de Irún, que también pronto se incorporó al Izarra, al venir a trabajar a Eibar. Estos dos jugadores, más tarde en Barcelona y Oviedo, fueron los primeros "profesionales", si profesional se puede llamar a estas figuras del fútbol, si comparamos con el profesionalismo materializado de hoy día.

Como dato curioso tenemos que resaltar que el Izarra subió a Primera Categoría, al vencer al Racing de Santander en San Mamés. Entonces constituían la Federación Norte: Vizcaya, Guipúzcoa y Santander, y justamente al llegar a Primera Categoría, se produjo la escisión, separándose en dos la Federación Norte. Por una parte, Vizcaya, con el Atlético, Club Deportivo Bilbao y el Arenas de Guecho, y por otra parte, Real Sociedad, Jolastokieta de San Sebastián, Real Unión de Irún, y el Club Izarra de Eibar. El Eibar-Club era inferior al Izarra, y superior al Sport-Arin. Los dos militaban en segunda fila, si bien con esa rivalidad de los pueblos, le traían en jaque al campeón. Había cantera y de las buenas. En el Izarra, el más sobresaliente de todos, era Pedro Orbea, el extremo veloz y valiente, ducho en hacer arabescos y filigranas, con mucha potencia en el tiro; le seguían Andrés Crucelegui, Félix Orbea, Chirloya, que más tarde pasó a la Real Sociedad, Florentino Azcárraga y Eduardo Alberdi, que muchas veces tenía que hacer de presidente, tesorero y alinearse luego con el equipo, pues vivía para el Club. También el Eibar-Club, era un equipo que tenía aires de poseer jugadores macizos y fecundos: Bustinduy, Román; su hermano Isidoro, Julio Anitua, Jesús Ugalde, etc. También el Sport-Arin, estaba formado con jugadores de mucha vitalidad y en feliz construcción: Basurto (Mañas), Gayarre hermanos, Rabachón (Odriozola), y Manzana (Taquilli), y el lozano y joven cuando debutó (Cachas). Por el campo de Otola-erdikua, desfilaron figuras de talla superior como "Pichichi" -que tiene su busto en San Mamés-, Chomin Acedo, Germán Echeverría, Pedro Mandiola y en el campeonato de Primera, todos los elementos de la Real Sociedad con Arrate, Eizaguirre, etc., y del Real Unión, Patricio, Gamborena, René Petit y otros. Complicóse el mundo, a causa de la primera conflagración europea, y se complicaron también las cosas. Nuestro pueblo no supo ver lo que significaría la terminación de la guerra, y le azotó una crisis de verdadero agobio. Los jóvenes, con sus preocupaciones cambiaron su vocación deportiva por inquietudes de tipo político. Unos antes y otros después, cada uno a su manera, quedaron disueltos los equipos eibarreses. ¡Pero eso, sí!, con el reconocimiento de los servicios prestados, personificada en esa idea permanente al considerarles como de "viejas glorias".

La Unión Deportiva Eibarresa

A pesar de haber desaparecido Otola-erdikua a los cinco años de su apertura, y también los equipos cimeros, está en la mente de todos el hecho de que los jugadores supervivientes tuvieron una trayectoria correcta al enrolarse en el Club que había de usufructuar los frutos de la semilla pasada: la Unión Deportiva Eibarresa, que, recogió a su vez la herencia del Irrintzi, hijo legítimo de la entidad Peugeot, que por su deportividad y mucho de puritanismo, ha servido con lealtad a la causa del deporte local, al haber sido el promotor para constitución de la U. D. E., ejemplo a mostrar -sin disponer de adecuado campo de deportes- tanto a la actual generación como a los que vienen empujando. Siete años tuvo de vida nuestra primera entidad deportiva. Puede, por tanto, decirse, que el suelo eibarrés siempre ha sido fértil para el fútbol. Tuvo en su gestación la U. D. E., otros serios rivales: Lagun Artea, el de Pachi Errasti, Pedro Urizar, Faustino Iraeta, Lucio Jaureguiberría, Julián Prieto, y el Alza-Praca, con sus grandes puntales, Tomás Sarasúa, Eguino hermanos, Gómez, Juan Múgica, etc. Había otros dos equipos, que actuaban en plan más modesto: Chiribiri y el Eibar F. B. C. Es un hecho innegable que la Unión Deportiva Eibarresa fue un gran equipo. Quisiérase o no, no podemos sustraernos a la gran realidad, por sus realizaciones de indiscutible mérito y de significado positivo.

Dejaremos a un lado los partidos amistosos, que son incontables, para subrayar que, el primer año de su fundación, conquistó el galardón -sin campo donde poder entrenarse y sin más ayuda material que la que un reducido pero constante grupo de deportistas venia prestándole, consiguiendo así el titulo de campeón de Guipúzcoa de Segunda Categoría que traía consigo el ingreso en la primera categoría serie B. Como se sabe, el equipo rival de turno fue el Arin Sport de la capital, al que le venció por un tanto a cero, marcando el tanto de la victoria Timoteo Arriola (Mosho), aquel formidable delantero centro que sería luego un jugador, sin preferencias en pie determinado, con un salto prodigioso y magnifico en el juego de arriba. Y eso que el delantero centro donostiarra se las prometía. Era de los que más fama poseía en toda la región. Nos referimos a Campos (copropietario y barman del Café Iruña de San Sebastián), jugador de gran habilidad y dominio sobre el balón, y de grandes reflejos. El equipo que en este partido presentó el equipo de casa, fue el siguiente: Bustinduy; Muguerza, Bustinduy (Y), Guridi, Basurto, Odriozola (Rabachón); Arriola (Chirloya), J. M. Echaluce, Arriola, Albéniz y Joaquín Gárate (Chachín). Este ascenso vino para placer de miles de aficionados de la comarca, y a su conjuro, desfilaron por el campo de Lerún de Elgóibar y Agorrosin de Vergara (en cuyos terrenos Eibar jugaba sus competiciones), equipos tan renombrados y que albergaban en sus filas a unos jugadores muy notables: Unión Deportiva de San Sebastián (Bienzobas, Paco y Custodio, Rafael Corpas); el Avión (Silvino, Miranda, Iriarte 1.° y 2.°); Euzkalduna de Rentería (Garmendia hermanos); Pasayako-Lagun Ederrak (Mochel, Zozaya, Barebrito); Aurora de Pamplona (San Martín, etc.). Eso de que todos ganen y sean campeones, no es posible. Sin embargo, ahí está la campaña realizada por las huestes de Olaizola, que llegaron en aquel día 11 de abril del año 1927, a proclamarse campeones de Guipúzcoa, pero esta vez de la serie B, al vencer al Avión en Atocha, por 4 tantos a 2. Es justo que digamos que en este partido tuvieron nuestros muchachos su consagración como equipo de primera categoría, ya que además el título llevaba aparejado el ascenso a la categoría superior, es decir, a la serie A. Está de más el decir que el partido por lo emocionante, fue de los que hacen época. Los goles fueron marcados, dos por J. M. Echaluce, el primero y el cuarto; por Barrena el segundo y por Arriola el tercero. Arbitró el colegiado vizcaíno Fausto Martín, que ordenó la alineación de los equipos, haciéndolo el Avión, en la forma siguiente: Aldanondo; José Luis, Iriarte I, Pedrin, Sotés, Iriarte II, Rafael, Goyarán, Miranda, Ibáñez y Boni. La Unión Deportiva Eibarresa presentó a Echaluce (T), Bustinduy (Y), Muguerza, Albizu (Chaparro), Olaizola, Roberto; Ugalde, J. M. Echaluce, Arriola, Barrenechea y Ortúzar. El equipo hizo el viaje en tren especial llevando 390 viajeros, y a su regreso a la villa, el recibimiento que se les tributó a los campeones, fue algo desconocido en el pueblo. Pero Pachi Errasti abrió las ventanas de la emigración, al incorporarse al Deportivo Alavés. Más tarde lo harían, Joaquín Gárate, Ciriaco Errasti, Albéniz y Roberto. También se incorporó al Atlético Bilbao, Pepe Muguerza, al pasar Roberto del Alavés al equipo de "los leones". J. M. Echaluce pasó al equipo aragonés Iberia de Zaragoza. Lucio Jaureguiberría, Eugenio Acha y Odriozola (Rabachón), se trasladaron a Torrelavega y Reinosa, para contender en sus respectivos titulares. Todos ellos descollaron en la época, aunque bien sabe el lector aficionado que todo cuanto puede ambicionar un jugador de fútbol, supieron conquistar Ciriaco, Roberto y Muguerza, que llegaron a ser internacionales, y a ídolos de la muchedumbre, por sus excepcionales cualidades.

Aunque sea de pasada, recordemos también al internacional eibarrés Ramón Gabilondo, quien después de hacerse futbolista en Valladolid, en donde estudiaba, se trasladó más tarde al Atlético Aviación, alcanzando el supremo titulo. También tenemos que fijar nuestra atención en D. Pedro Mandiola, que fue valioso elemento en el Atlético de Madrid de los primeros tiempos. Igualmente, mantuvieron el comentario encendido, Román Bustinduy y su hermano Isidoro, Chaparro, Mosho, Jesús Ugalde, Vicente Aguirre, etc. Otro de los que produjo verdadera admiración entonces, el actual ingeniero industrial Felipe Anitua. Creemos que merece un renglón aparte el gran Celestino Olaizola, por muchos motivos: un medio centro de perfecta visión de la misión a ejercer en el campo. Caballero, maestro y catedrático. ¿Quién no recuerda a Ignacio Santamaría? Vivió para el fútbol, y murió en el fútbol, presenciando hace poco un partido en Ipurúa. El se encargaba del tratamiento masoterápico, y que en la actualidad se llama masaje. No intentaremos enumerar sus dichos y hechos. Solamente poner de patente aquella abnegación y desinterés en favor de los colores azulgranas, y como testimonio de amistad y reconocimiento. Pero también, tuvimos inmigración. Con sus actuaciones felices, llegaron también a formar en nuestras filas, Pedrito García (Kantoi), Aldach, Urcaregui, Lazcano y Aizkoitxi, todos ellos de Deva. Para terminar, conviene decir algo más. A nuestro fútbol, hecho de dinamismo, de pasión y de nervios, le faltó el armazón necesario: el cálido aplauso y colaboración oficial, y al no disponer en Eibar de un campo de deportes para entrenar y celebrar en él los partidos de turno, hizo su aparición el fantasma de la decadencia ¿Pero qué gozo sentimos cuando surgió el "Gallo", allá por el año 1931? Hizo de trampolín en este resurgimiento y el éxito dependió de muchas circunstancias que no podemos analizar ahora, y que no fueron las de menor importancia la diligencia en el trabajo y el entusiasmo suministrado en dosis masiva por aquellos entusiastas. Y la explicación del triunfo del fútbol actual en nuestra villa, en su plan creador de esta tercera etapa, está en la hidalguía de D. Ignacio Anitua, por la cesión de los terrenos de Ipurúa (Ref. Origen y evolución del fútbol eibarrés en el "Diario Vasco" 23-junio-1966, 13).

Tiro al plato y pichón

Fue allá por el año 1954, cuando un puñado de eibarreses, tiradores y aficionados, se decidieron a que Eibar tuviera un campo de tiro de pichón y de platos digno de la fama que mundialmente sus armas tenían. Se pudo organizar la primera tirada de pichón el día 24 de junio de 1954, habiendo intervenido 37 tiradores y logrando el primer premio (fue una coincidencia) el presidente de la Sociedad D. Lázaro Aramberri al batir limpiamente sin cero 17 pichones. La inauguración del campo con su magnífico chalet tuvo lugar el día 16 de agosto de 1956, asistiendo a los premios de inauguración (valiosos trofeos de plata y 250.000 pesetas en metálico), las primeras figuras nacionales y extranjeras, destacándose la campeona del mundo del citado año la Srta. Morenés, hija de los condes de Villada, y el subcampeón del mundo Sr. conde de Teba, habiendo sido anteriormente campeón. En el lado Este de la finca se halla enclavado el campo de tiro al plato con una tribuna cubierta que albergaba más de cien personas, e instalación con quince aparatos lanzaplatos, y con pistas o planchas propiamente para tiradas internacionales.

El Club Deportivo Eibar

El 30 de enero de 1924, en la última planta del Palacio de los Zuloagas, sito en María Angela, el C. D. Eibar celebró su primera junta. Sus bagajes eran entonces medio centenar de socios y una directiva entusiasta, presidida por José Lascurain. Su objeto, según el articulo 1.° del Reglamento del Club, era el de "... cultivar, estimular y perfeccionar la educación física, sin olvidar la acción cultural y moral, propagando por cuantos medios estén a su alcance, la afición a los ejercicios gimnásticos y, en especial, el conocido con el nombre de MONTAÑISMO". Las primeras comisiones que se nombraron fueron las de atletismo, ciclismo y montañismo. Se instauraron concursos de montañas y recorridos en bicicleta (2.000 km. anuales). La Fiesta del Pedal, impulsada por José Lascurain, se celebraba con gran esplendor. Se practicaba la cultura física, la lucha grecorromana y el boxeo. El que luego fuera gran boxeador, Bruno Velar, inició su aprendizaje en el C.D. Eibar. El aspecto cultural no se descuidaba en absoluto, organizándose ciclos de conferencias. Las cuotas eran entonces de I peseta para los socios y 0,50 pesetas para los aspirantes. Al crearse el concurso femenino de montañas, se estableció en 0,25 pesetas la cuota femenina. En la actualidad se practica el montañismo, esquí, espeleología, ciclismo, pelota, ajedrez, fotografía, aspectos artístico- culturales, etc. Posee biblioteca y boletín denominado Kezka.

Sociedades deportivas

Destacan el Club Deportivo Eibarrés y el Club Ciclista Eibarrés, la Peña Taurina Eibarresa, el Real Automóvil Club V. N., SCR "Urko-Azpi", Sociedad Deportiva "Eibar", Sociedad de Tiro de Pichón, etc. Posee además Eibar un célebre frontón denominado "Astelena".

La pelota en Eibar

El juego de la pelota en Eibar data de hace casi dos siglos. En sesión municipal del II de enero de 1784 se acordó construir un frontón. Pero algunos vecinos protestaron diciendo que, antes de proceder a su construcción, se pagaran las deudas de la villa. El año 1805 se volvió a tratar el asunto y se pensó construir un juego de pelota en el lugar denominado "Pasialeku". Los terrenos fueron comprados. El Ayuntamiento acordó inmediatamente pagar el importe, allanar el terreno y abrir una suscripción pública de ayuda entre el vecindario. Una vez comprado el terreno, pareció insuficiente para construir en él un frontón de las dimensiones apetecidas y a fin de no verse en la precisión de disminuirlos se hizo con el Sr. marqués de Santa Cruz una permuta de solares. El año 1846 no llenaba ya el juego de pelota las condiciones apetecidas para los aficionados, y hubo necesidad de atender a la reparación de paredes, arreglo del pavimento, etc. Debieron de estar suspendidas las obras algún tiempo, puesto que el 2 de junio de 1847 se nombró una Comisión que entendiera en la reedificación mencionada, sobre la base de que no debían de pasar de 6.000 los reales que se invirtieran en las obras. Después, el año 1902, comenzaron las obras de lo que hoy es orgullo y gloria en materia pelotística para Eibar: el Astelena. También el año de 1936 el actual frontón municipal estuvo a punto de cambiar de emplazamiento, ya que se habían tomado las medidas para su demolición para trasladarlo a lo que es en la actualidad la calle de Chiquito de Eibar. Y para dar fin a este trabajo diremos que existen rumores de que al frontón municipal de Unzaga, se le va a dotar de su correspondiente cubierta.