Udalak

ERREZIL

En el núcleo urbano sobresale la iglesia parroquial de San Martín. Debemos suponer, a la vista del pórtico gótico con tres capillas de arcos apuntados, que en origen el templo sería de esa época. En la primera mitad del siglo XVI se realizarían los estribos interiores que sostienen las bóvedas de los últimos tres tramos, lo cual da lugar a capillas laterales, con un tercelete tan sólo en su cubrición, mientras que en la zona central hallamos bóvedas de crucería estrelladas. Por otro lado, en 1545 Martín de Mendiola se hallaba realizando la torre. En 1577 Martín de Landerráin contrataba las obras de ampliación del crucero y cabecera. Diez años después fallecía el maestro cantero, asumiendo la tarea encomendada su hijo Martín. Las obras se demorarían, de modo que en 1612 surgen desavenencias entre el cantero y el regimiento de la villa por la ejecución de unas gradas en el presbiterio para de ese modo elevar el retablo mayor. Puesto que ambas partes habían presentado traza para ello, debiéndose la del artífice a Pedro de Zaldúa y Domingo de Ibeaga, Francisco Palear Fratín, veedor de obras del obispado, desestima en 1613 ambas propuestas, presentando su propio diseño -conservado, al igual que los anteriores-, que será el seguido. En 1621 Martín de Landerráin nombra a Juan de Yerategui y la parroquia a Francisco Palear Fratín para proceder al examen de lo obrado por aquél, sin que ambos se pongan de acuerdo, de modo que será Francisco de Landa quien evalúe el valor de lo efectuado. Dado que Landerráin se consideró perjudicado, finalmente, en 1627, se produciría la definitiva tasación, a cargo de Miguel de Landa, Juan Martínez de Osandola, Bartolomé de Berrueta y Martín de Erbálaz, quienes estimaron en 9.251 ducados el valor de la obra. En 1705 Martín de Zaldúa concede la traza y condiciones para confeccionar la sacristía, asumiendo su realización Andrés de Aguirreche. Diez años más tarde se finaliza esa estancia, siendo el propio Zaldúa quien examinó y evaluó lo efectuado. En 1725 Ignacio de Ibero presenta una traza para la cajonería de esta sacristía, encargándose de su realización Pedro de Urdalleta. La portada, situada bajo la torre, a los pies de la iglesia, fue también diseñada por Ignacio de Ibero, encargándose de su ejecución en 1742 Francisco de Trecu. La imagen de San Martín que actualmente apreciamos en el ático de esa portada fue realizada en 1784 por José de Echeverría. Los canceles, por su parte, fueron diseñados por Francisco de Ibero y ejecutados a partir de 1755 por Francisco de Echenagusía. Ese mismo año se inicia la confección de la sillería del coro y tornavoz, siendo el autor del diseño el mismo arquitecto, quien en 1774 dicta las normas para el arreglo de la bóveda del presbiterio, en 1784 examina la cantería de las dos escaleras que para subir al coro ejecutó Fermín de Arruti y en 1791 informa y examina la base de la torre para poder situar sobre él el nuevo cuerpo de campanas. Templo de nave única, los estribos interiores y las capillas creadas como consecuencia de su realización hacen que en planta prácticamente nos encontremos ante una cruz latina, con testero plano y torre a los pies, cuyo cuerpo de campanas corresponde, como hemos señalado, a los años finales del siglo XVIII. La sacristía, por su parte, es una estancia rectangular, con tres tramos cubiertos en origen por medio de bóvedas vaídas. El retablo mayor es una realización de principios del siglo XVII, obra del escultor Joanes de Cialceta, quien lo ejecutaría entre 1629 y 1639, si bien la efigie del titular, San Martín, es una destacada realización de fines del siglo XVI de Juan de Arbizu, maestro escultor vecino de Azpeitia. Provisto de banco, dos cuerpos y ático, el tercio inferior de los fustes de sus soportes se hallan individualizados, encontrándose tallados en el primer cuerpo, y disponiéndose además relieves en el banco. Tal y como hemos indicado, destaca la imagen titular. Los retablos colaterales del Rosario -actualmente presidido por Santo Domingo de Erquicia- y de la Concepción fueron realizados por Nicolás de Barrena, José Francisco de Arzanegui y José de Oliden, según la traza otorgada por Tomás de Jáuregui, entre 1765 y 1768, examinándolos a su fin Francisco de Ibero. Se trata, en buena lógica, de muebles de sentido plenamente rococó, con planta borrominesca, abundante presencia de rocalla y un complemento escultórico discreto. El retablo lateral de San Pedro fue ejecutado para 1572, dorándolo Juan de Breheville. Posee cuerpo único de tres calles y remate. Las columnas del cuerpo tienen el tercio inferior de sus fustes decorados con motivos renacentistas, destacando en el conjunto la efigie del titular. En cuanto al retablo lateral de la Virgen, aunque presenta una inscripción con la fecha 1562, tres años antes Pierres Picart y Domingo de Alfaro examinaban el mueble ejecutado por Martín de Arbizu. Las pinturas del banco se deben a Pedro Fernández de Almoroto y su yerno Juan de Breheville, examinando lo efectuado Juan de Olalde y Pedro de Borges. Arquitectónicamente muy similar al anterior, también aquí sobresale la imagen de la titular. Preside un retablo lateral de mediados del siglo XVII una Virgen de la Soledad de principios del XIX, situándose en la mesa del altar un Cristo Yacente del siglo XX. De esta época son también un Ecce Homo y un Nazareno.

La casa consistorial fue proyectada por Guillermo Eizaguirre Ayestarán en 1907, ejecutándose para 1910. Aunque el arquitecto tomó elementos tradicionales de los ayuntamientos vascos, la interpretación final lo incluye dentro del modernismo, con aspectos propios del estilo secesión. Su fachada principal se define por la ligereza resultante de la composición, con arcos peraltados en el soportal y una galería corrida en la segunda planta, manteniéndose, eso sí, la disposición más frecuente en el primer piso. Muy cerca, junto al probatoki, se sitúa la antigua casa consistorial, edificio barroco que mantiene el escudo de armas de la localidad que en 1748 efectuó Ignacio de Ibero. Es este mismo arquitecto el que en 1751 se encargaría de remodelar esta plaza, donde además destacan las casas Borondegi y Etxeandia, que conservan los escudos familiares. Fuera ya de ese ámbito, la casa rectoral fue diseñada por Francisco de Ibero, encargándose de su ejecución en 1755 Cosme de Galarraga.

En el barrio de Artzailuz se sitúa la ermita del Santo Cristo, ubicada en la entrada del cementerio, y que se habría erigido en el siglo XIX. Precisamente entre el cementerio y la ermita de San Antonio, modesta construcción rectangular dotada de una espadaña, se sitúa un calvario formado por cruces de piedra. Otras ermitas existentes en este barrio son las San Miguel Bekoa y San Esteban. Entre las construcciones civiles, debemos destacar el caserío Agerre Bekoa, construido en 1778 y con doble arcada de medio punto en la fachada principal, donde una inscripción señala que fue realizada por Manuel de Aguirre en 1801. El caserío Errekondo Goikoa sería en origen un edificio del siglo XVI, manteniendo igualmente el escudo familiar. En Ibarbia sobresale Galarraga Goena, donde hallamos un arco apuntado. Finalmente, en Erdoizta es muy interesante la ermita de San Isidro, realización neoclásica de Pedro Manuel de Ugartemendia provista de planta circular, lo cual le otorga gran importancia.

Bibliografía:
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  • Ignacio CENDOYA ECHANIZ