Olerkariak

Campal, Julio

El sentido rupturista de las propuestas de Campal tuvo especial incidencia en los escritores y poetas jóvenes, a quienes dio información sobre todos los "ismos" artísticos del siglo XX, tarea que se hace más meritoria, por cuanto en el ambiente cultural del momento tales "ismos" no eran una prioridad. Pero Campal entendía que ni el Futurismo, ni el Surrealismo, el Cubismo, Dadaísmo o Ultraísmo eran referencia inexcusables de la vanguardia y del presente. Aunque tuvo el aprecio de creadores de gran significación como Jorge Oteiza, también recibió en su tiempo críticas descalificantes de algunos profesores, como Valerio Bozal. Otra profesora, como Victoria Combalía, también tuvo una actitud, más que crítica, hostil contra Campal, quien sufrió a su vez ataques racistas por su condición de americano. Por otra parte, Ignacio Gómez de Liaño, quien fuera cómplice en un tiempo de las propuestas de Campal, llegó a decir en 1979 que el poeta uruguayo "era un facha absoluto". Estas actitudes no fueron ajenas al infundio de que se hubiera quitado la vida, y que propició, según Fernando Millán, que la editorial Adonais desistiera de la publicación de una antología de los poemas más clásicos de Campal, a la muerte de éste. Millán y otros amigos del poeta editarían esa antología en 1971. Nada de estos hechos impidieron en vida a Campal llevar a cabo su apostolado de experimentación visual.

Fue un consumado pianista, y desde muy joven participa en Buenos Aires en algunos grupos literarios, particularmente con la revista Poesía, promovida por Raúl Gustavo Aguirre. En los primeros días de 1962, y tras pasar fugazmente por París, en donde se relaciona con miembros del Partido Comunista español exiliados, va a Madrid, donde pronto toma contacto con los escritores de la oposición y participa en la sección de literatura de las Juventudes Musicales de Madrid, así como promueve la creación del grupo "Problemática 63". Desde esta plataforma, Campal hace todas sus propuestas culturales, entre ellas, una invocación constante al dadaísmo y a Tristán Tzara, su fundador. Todas ellas tenían el sentido de la anticipación y visión de futuro, pues, como afirma el poeta experimental Alfonso López Gradolí, Campal era "un hombre joven, que hablaba suave, con mucho acento sudamericano, que les avisaba a los poetas de juegos florales de las posibilidades de los ordenadores en la creación de la obra poética".