Toponimoak

Colombia

En los fondos del mar de Cartagena, a la altura de Bocachica y al pie de la batería de la Media Luna, reposan los galeones y las fragatas de la pequeña escuadra defensora que capitaneó el almirante vasco Blas de Lezo y Olabarrieta ante el ataque del almirante inglés Vernon. Nació Blas de Lezo y Olabarrieta en Pasajes de San Pedro. Como otros vascos renombrados y universales, se educó en París, y entró, voluntario, llamado por su racial vocación de marino, al servicio primero de la armada francesa y luego de la española. A los 15 años, frente a Gibraltar, Blas de Lezo pierde la pierna izquierda; a los 20 años, en Saboya, queda tuerto del ojo izquierdo, y a los 22, en Barcelona, la metralla le arranca el brazo derecho. Este es el vasco que dispersaría, en 1741, desde Cartagena, la Reina de Indias, la ciudad varias veces heroica, hacia Jamaica, a la escuadra sajona.

Lezo cumplió con su palabra de servicio. Como lo hicieron en los siglo XVI y XVII otros defensores del baluarte del Caribe, los Heredia, Mendoza y Arteaga, y en el siglo XVIII, los Navarrete y Egurbide, Lezo limpió las Antillas de bucaneros, piratas y corsarios. Rechazó el último ataque de Inglaterra a América del Sur. Todo lo hizo llevado por su valor y destreza naturales, por su afán innato de heroicidad y gloria. Murió en la ciudad americana que había defendido con arrojo. El paisatarra tuvo un émulo anterior: Luis de Egurbide y Azula, alcalde en 1710 de su villa natal, Elgueta, sepultado en la catedral de Bogotá. Voluntario, se vino a Cartagena de Indias en 1670 pagando de su pecunio dos soldados para defenderla de corsarios. En el ataque de bucaneros franceses, en 1697, Egurbide perdió un brazo y el ojo izquierdo.