Udalak

Cizur

En general parecen distinguirse dos tipos de casas tradicionales. El primero de ellos se correspondería con las grandes casas palacianas, construidas de manera exenta, con gran desarrollo en planta y dos o tres alturas, dotadas de escudos heráldicos casi siempre barrocos. Vemos muy buenos ejemplares de este tipo de casa en Astráin, Muru-Astráin, Cizur Menor y Undiano. Por otro lado estarían las viviendas que se agrupan formando calles o manzanas, que evidentemente presentan menos empaque, pero mantienen casi siempre las 3 alturas, como vemos en Zariquiegui o Muru-Astráin. En algunas ocasiones, no obstante, se presentan en 2 alturas, con plantas muy alargadas para adaptarse a la forma de los solares. Vemos varios ejemplos de este tipo en Paternáin, Zariquiegui y Undiano.

Otro tanto ocurre con el tratamiento mural. Por un lado se ven edificios, casi siempre palacianos, que presentan buena sillería y que consecuentemente renuncian al revoque, como vemos en Astráin, Muru-Astráin o Larraya, donde por cierto el palacio de cabo de armería del lugar, torreado, recuerda todavía la estética guerrera propia del gótico final, al igual que ocurre en el palacio torreado de Cizur Menor. No faltan, sin embargo, edificios que siguen el tratamiento mural tradicional en los valles septentrionales, con mampostería enlucida y cadenas de sillar en esquinas y enmarques de los vanos. Comparativamente, la sillería ocupa más amplias zonas que en valles como Arakil, Sakana o Anue, y en ocasiones los paños de sillar de esquinas, ventanas y puerta llegan a encadenarse, con un efecto estéticamente muy logrado, como podemos ver en Astráin, Zariquiegui y Undiano. A veces se incorpora también un paño triangular de buena sillería en torno a la puerta. Este tipo "septentrional" está bien representado en Astráin, Paternáin y Undiano. Conforme a la cronología de los edificios, que casi siempre se sitúan entre los siglos XVI-XVIII, las ventanas son rectas, a menudo dotadas de alféizar moldurado en la planta noble, y en las puertas predomina de manera absoluta el arco de medio punto, con dovelas más largas cuanto más antiguos sean los arcos. Los tejados, por último, no alcanzan los desarrollos de las latitudes más septentrionales, y se proyectan con aleros menos pronunciados.

Mención especial merecen los palacios de los señoríos de Eriete y Guenduláin, el primero de ellos un edificio palaciano torreado del siglo XVI avanzado, y el de Guenduláin, que amalgama partes góticas, renacentistas y posteriores.

En el capítulo religioso, podemos decir que la mayoría de los templos obedecían en origen al prototipo de iglesia rural medieval navarra. Se caracteriza este tipo por la planta de nave única, rematada a menudo en testero recto pero que admite también cabeceras absidiales o poligonales. La cubierta suele ser de cañón apuntado, y soporta en su primer tramo el peso de la torre campanario. Este tipo se mantiene aún hoy en Sagüés, Muru-Astráin, Barañáin y Astráin, así como en la antigua iglesia de la Encomienda de San Juan de Jerusalén de Cizur Mayor. A menudo, no obstante, a este tipo elemental se le han ido añadiendo elementos como capillas laterales a modo de transepto, así como un coro a los pies de la nave, un pórtico para cobijar la puerta, que se abre por el lado de la Epístola, y la sacristía adosada a la cabecera. De este tipo se escapa de manera evidente la iglesia de Cizur Menor, románica, y la de Zariquiegui, que aunque muy reformada era igualmente románica en origen, como aún atestigua su hermosa portada. La iglesia de Undiano se reedificó en el XIV, y la mayor diferencia radica en las cubiertas, más avanzadas, al igual que ocurre en Paternáin, que incorpora ya bóveda de crucería. Es imprescindible destacar, por último, el magnífico pórtico románico de Gazólaz, así como sus dignísimas secuelas de Larraya y Sagüés, que forman un grupo compacto y dotado de gran personalidad, junto con el más alejado de Eusa.

En cuanto al arte mueble, anotaremos la imagen de Nuestra Señora del Perdón, procedente de la ermita homónima, y que es una talla románica del siglo XIII sita en Astráin. En Undiano se conserva un Crucificado gótico del siglo XIV, y en Zariquiegui una imagen de María con el Niño de la misma centuria. Especial relevancia tienen, sin embargo, los tres hermosos retablos romanistas de Zariquiegui, Undiano y Paternáin, obra, respectivamente, de los escultores pamploneses Pedro de Arraydu, Martín de Echeverría yJuan de Gastelúzar, los tres seguidores de Juan de Anchieta.

JAS 2011.