Lexikoa

CINEMATOGRAFÍA

Tema y paisaje vascos en el cine. El paisaje vasco. Aparece, por primera vez, en los mismos comienzos del espectáculo cinematográfico. En las listas de Louis Lumière, filmados por él o sus inmediatos colaboradores, aparecen estos cortos documentales: Encierro de toros (1898), Biarritz (1900/1) dividido en 4 partes: "Une Rue", "Le Port-Vieux", "La Plage et la Mer" y "La Plage et l'Etablissement", y Le Rocher de la Vierge (Biarritz). Desde entonces el paisaje vasco ha sido captado en infinidad de documentales, con más o menos acierto, hasta llegar a ese serio intento de análisis de nuestro pueblo en Ama Lur, de Basterrechea y Larruquert. Veamos, pues, con cierto detalle la inclusión de nuestro paisaje en el cine. Desde la simple alusión en los letreros luminosos de la primera secuencia de La alegre divorciada, de Mark Sandrich, hasta el documental largo de René Le Henaff, Euskadi, es muy variado el interés que el cine ha prestado a nuestra tierra. En 1911, el cineasta catalán Fructuoso Gelabert, visitando Bilbao y San Sebastián, impresiona en ambas ciudades varios documentales cortos. Pocos meses más tarde, un equipo de cineastas madrileños va a Pamplona para filmar sus célebres "Sanfermines". Al mismo tiempo, captan otras bellezas navarras en los documentales Irati y Del Roncal a Uztárroz.

En 1918, el vitoriano Isaac Díez captaba los lugares más populares de su ciudad natal en Josetxu. Posteriormente, Vitoria y su provincia se han reflejado en 1937 en el film norteamericano La espía de Castilla, en 1956, en Cuerda de presos, de Pedro Lazaga; en 1964, en el bello documental en color de Javier Sagastizábal Vitoria Stop; en 1965 en el largometraje infantil, pensado y producido por vitorianos, Mañana de domingo, de Antonio Giménez Rico, y, por último, en un documental de 1969, Vitoria, de la serie "España en colores".

Pamplona y su provincia han merecido mayor atención, debido en parte a sus mundialmente conocidas fiestas de julio. A ello obedecen filmes como Corrida dans la rue de Pampelune o Caroselo spagnolo, de los italianos Rocco y Serpi, Fiestas en Pamplona y el interesante documental del francés Destangue San Fermín. En 1937 Fernando Delgado dedicó un documental a las Brigadas navarras; la ciudad de Pamplona ha sido protagonista de dos documentales en 1942 y 1948. En 1947 se realizó el titulado Alma navarra y en 1949 De Canfrán al Bidasoa. En 1957 aparecían hombres y paisajes navarros en Orgullo y Pasión, de Stanley Kramer, que al año siguiente volvían a aparecer en10 fusiles esperan, de Sáez de Heredia. En 1964, Pío Caro Baroja contempla en dos documentales los ancestrales bailes de la región: El Carnaval de Lanz y Demonios danzantes. Un norteamericano, Russell Rouse, eligió en 1966 a Pamplona y sus "sanfermines" para escenario de la trama policíaca de su película Carnaval de ladrones. En 1969 se realizó un documental de la Universidad de Navarra y otro sobre Hemingway's Spain, al mismo tiempo que se enmarcaban en Urbasa los escenarios naturales de algunas secuencias del Patton, de F. Schaffner, donde también se rodaron, al año siguiente, otras del Cronwell, de Ken Hughes. Ese mismo año de 1970, Jorge Grañena recorría y fotografiaba los más bellos paisajes de Navarra para su largometraje Cita en Navarra.

Bellos paisajes de Bizkaia y Gipuzkoa aparecían en 1919 en El Golfo, de José de Togores. San Sebastián y su provincia han aparecido desde entonces en muchas películas. Ya en 1927 dedicó a la capital su documental Donostya Gabriel R. España. En esta línea recordemos también otro de 1947 y el que realizó en color con fines turísticos Francisco de Aranaz. En la Bella Easo se situaron algunas secuencias de Deseo, de Frank Borzage, al igual que las de las dos versiones alemanas -anteriores- en las que se basó esta producción de Ernst Lubistch y llevaban por título ambas Schönen Tage von Aranjuez. El francés Edmond T. Greville situó una de las escenas clave de su film Le diable souffle en el río Bidasoa, muy cerca de su desembocadura. En 1949 se filmó el documental A la sombra de Aránzazu. La nueva generación de cineastas guipuzcoanos ha dedicado también cierta atención a la tierra que les vio nacer. Javier Aguirre, desde sus primeros documentales, hasta la presencia del antiguo Donosti en Pierna creciente, falda menguante, pasando por las secuencias vascas de España insólita; Eceiza y Querejeta con Pescadores de Guetaria, mucho más endeble que A través de San Sebastián, uno de los mejores documentales socio-críticos de nuestra sociedad; José María Zabalza con También hay cielo sobre el mar, con la presencia de Pasajes y su mar y Yo no soy un asesino, rodada en Hondarribia; Juan Ignacio de Blas en cortos como su El pequeño bombero, etcétera. En 1961, el español Ardavín realiza en San Sebastián, en co-producción con Alemania, Festival, en el marco del Festival Internacional del Cine. En 1962 es RafaelGil quien capta las bellezas de la capital y sus alrededores en La reina del Chantecler. En 1965 toca el turno nada menos que a Orson Welles, quien filma en Guipúzcoa algunas escenas de su film Campanadas a medianoche. Y nuevamente la Perla del Cantábrico es escenario de Los ojos perdidos, realizado por el escritor y realizador navarro Rafael García Serrano. También había aparecido San Sebastián en Luna de verano, de Lazaga (1958) y en Pacto de Silencio, de Antonio Román. El primer film de argumento vizcaíno data de 1923 con el título Un drama en Bilbao o Edurne, producida por la productora bilbaína "Hispania Films" y dirigida, escrita e interpretada por Telesforo Gil del Espinar. Con ocasión de la guerra civil Fernando Delgado realizó en 1937 Bilbao para España, y Sáez de Heredia, en 1940, Hierro en Vizcaya. Ya en los años 40, pueden recordarse los documentales Desde Bermeo a El Abra (1944), Un aeropuerto en Bilbao (1945) y Gallarta (1947). En 1948 se situaba en Bilbao la acción del largometraje Neutralidad, de Ardavín. El año siguiente hay dos documentales con el mismo título, Guernica, debidos a cineastas tan cualificados como Robert Flaherty y Alain Resnais. En 1955, se filma la actividad de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao. Y entre dos documentales de Javier Aguirre, Vizcaya cuatro, y Jorge Grau, Ocharcoaga, filma Ladislao Vajda en 1960, María, matricula de Bilbao. En 1965 el bilbaíno Pedro Olea filma para una serie televisiva La ría de Bilbao. En 1969, junto a El gran Bilbao y Vizcaya hoy. Una extensa y eficaz obra social, aparece un documental de Miguel Angel Olea, Gallarta minera. Por último, en 1972, Pedro Olea ha sabido plasmar nuevamente la ría de su villa natal y las costas de su provincia con espléndida belleza en La casa sin fronteras.

También las provincias del norte han aparecido en el cine. A veces haciendo referencia a todo su conjunto, como los documentales Côtes de la Loire aux Pyrénées (1951), Labourd et Basse-Navarre (1956) o Paris-Pyrénées Côte Basque (1959) o los films de ficción como Le chant de l'exilé, de André Hugon (1943), El cantor de México, de Richard Poittier (1952) y Pluma al viento de Louis Cuny y Ramón Torrado (1953). Otras centrándose en localizaciones concretas, entre las que destacan siempre Donibane Loitzun o St. Jean de Luz y Biarritz. Donibane es el título de tres documentales cortos de 1950, 1956 y 1959, en uno de los cuales canta su "Agur Donibane" el cantante irunés Luis Mariano. Es mayor la atención prestada a Biarritz tanto en documentales ( A Biarritz le "Surfing" - Biarritz y sus alrededores - Course de Planeurs Paris- Biarritz) como en largometrajes de ficción (Abenteurin von Biarritz - Hon den Enda, de Gustav Molander, rodada allí, al igual que L'Homme de I'Hispano, de Jean Epstein, La casta Susana de Luis César Amadori y Le Voyage à Biarritz de Gilles Grangier).

A esta lista de documentales sería preciso añadir gran cantidad de material filmado en nuestro país por NO-DO y los servicios de Noticiarios franceses, aparté de otras filmaciones para Noticiarios del mundo entero, cuyo total y contenido exacto no es fácil conocer y es totalmente imposible incluir aquí.

El tema vasco. En general, también ha aparecido esporádicamente en el cine. Una de las primeras películas que lo recogió fue Drame au Pays Basque, de Louis Feuillade, en 1913. En 1919 realizó en nuestra tierra, con temática nuestra, la película Vicenta la realizadora y actriz francesa Musidora. En 1921 rueda Delluc su citada película. En 1923 vuelve de nuevo Louis Feuillade con El hijo del pirata. 1924 es el año de Alma vasca. Y ya escasean las películas de tema vasco hasta 1940 en el que R. Quintana y A. Gascón realizan Jai Alai. Después de El Gorri-Gorri, en 1946, se estrena El emigrado, de Ramón Torrado. También debemos incluir otra cinta de este período, Raza (1942) de Sáez de Heredia, donde como exponente de las virtudes fundamentales del español se elige una familia vasca. En 1949 realizan en Francia el documental Au Pays des Basques. En 1952, mientras en Francia ruedan el corto Chistera. Le Pilote basque, en tierras navarras y alavesas se hace imágenes Amaya, de Navarro Villoslada. En 1954 se rueda el corto Images du Pays Basque y en 1955 Cancha vasca, de Aselo Plaza y A. Hurtado. Pays Basque es un corto del año siguiente. El año 1958 el cine yanqui recoge la odisea de los pastores vascos en el Oeste en El desfiladero de la muerte, de Russell Rouse. Un tema similar aborda Raúl Sangla en L'homme de Nevada, de 1960, repetido por Jean Faurez, al año siguiente, en Retour aux Pyrénées. Mourir à Madrid, de Fréderic Rosiff (1962), analiza la postura de los vascos en la guerra civil, dentro de la gran contienda que envolvió a toda la nación española. Después del ensayo no logrado de Basterrechea y Larruquert en Pelotari (1963) llegamos en 1965 a La vida nueva de Pedrito Andía, de Rafael Gil, para terminar la relación con la versión del Caserío hecha por Juan de Orduña en 1971. Como tónica general hay que advertir que los films largos de ficción ofrecen una visión muy superficial de nuestro pueblo aparte de ser, normalmente, de muy poco interés estético. De esta relación hemos excluido las biografías de vascos notables y los temas vascos llevados al cine de la literatura.

Los vascos ilustres. Los que han pasado al cine podemos encabezarlos por los santos: El capitán de Loyola (1948), donde aparecía también Francisco de Javier, al que en los años 30 los alemanes habían dedicado una biografía filmada; también ha sido llevada al cine la biografía de San Michel Garikoitz y en Sangre en el Japón, del japonés Tomu Ikeda, entre los numerosos mártires japoneses aparecía el vasco S. Martín de la Ascensión. También algunas figuras históricas han pasado al cine, como varias figuras reales de Navarra en Las Cruzadas, de Cecil Blount de Mille (1935), en Intolerancia, de Griffith (1916), en Henry, King of Navarre, de Mauzice Elvey (1924), en La Regina di Navarra, de Carmine Gallone (1941), en Le vert Gallant, de René Leprince, y en El valle de las espadas, de Javier Setó (1962). Otros personajes históricos son La monja alférez (1943) o Espoz y Mina en El abanderado, de Ardavín (1943), y los vascos que acompañaron a Colón en su viaje al nuevo mundo, que aparecen en las diversas versiones a él dedicadas. Una última aportación en el campo de los personajes históricos es Aguirre. Der Zorn Gottes, película biográfica sobre Lope de Aguirre realizada en Alemania por Werner Herzog; presentada en la quincena de los realizadores de Cannes (1973), su fotografía fue premiada por el Ministerio Federal del Interior. Las glorias literarias constan en La muerte de Pío Baroja, El País Vasco de Pío Baroja (1964) y Unamuno. Los músicos famosos en Gayarre (1958), con el que aparece también Hilarión Eslava. El cantor navarro había salido anteriormente en El canto del ruiseñor (1932). Aparecen también en Sarasate (1941), en A la rencontre de Maurice Ravel (1961), a los que podemos añadir Au Pays Basque avec Luis Mariano (1953) y Luis Mariano chante (1947). También algunos deportistas tienen su lugar en films como Urtain, el rey de la selva o así (1969), Juguetes rotos (1966), Campeones (1942), Saeta rubia y Homenaje a Quincoces (1942) y las dos películas en que figura el torero Pedrutxo de Eibar, Pedrucho, (1923) y El momento de la verdad (1965) del italiano F. Rossi. No-Do Imágenes dedicó también un número de su serie de reportajes a Zuloaga, en 1945. No podemos detenernos a describir minuciosamente la serie de películas dedicadas a personajes célebres de alguna manera relacionados con el País Vasco como Goya, Albéniz, Bolívar el Conquistador, los Borgia o Eugenia de Montijo.

Temas vascos sacados de la literatura. Entre ellos domina a todos Carmen, con sus muchísimas versiones de la cigarrera sevillana a quien su autor Merimée hacía nacer en Etxalar. También ha tenido muchas versiones la historia de la molinera de El sombrero de tres picos, nacida, según su creador Pedro A. de Alarcón, en la ciudad de Estella. Siguen en importancia las adaptaciones de la novela Ramuntcho, de Pierre Loti. A continuación viene Pío Baroja con las versiones de su Zalacain y la adaptación de Las inquietudes de Shanti Andía. Y casi en el mismo plano se encuentra el P. Luis Coloma, S. J., con la doble versión de Boy y la adaptación de Pequeñeces. El resto, en orden cronológico, incluye Pour Don Carlos (1920), de Pierxe Benoit; la inclusión del vizcaíno en la versión de El Quijote, hecha en 1948 por Rafael Gil; Manos atadas, de Pierre Lhande (1955); The Sun also rises (1957) con la visión que tenía de Navarra el escritor norteamericano Ernest Hemingway; El otro árbol de Guernica, de Luis de Castresana, y Zorro, Marchese di Navarra (1970), popular figura literaria, tantas veces llevada al cine y al que en muchas versiones se le pone apellido vasco.

Luis de LARRAÑAGA