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CALCHETAS

Despoblado navarro afecto a la merindad y partido judidicial de Tudela. Formó un señorío o granja agrícola en la margen derecha del río Queiles, entre Tudela y Urzante. Gozó del fuero que en 1117 prodigó en esa zona el rey Don Alfonso el Batallador. El castillo de ese punto ocupó una posición inmediata a la ermita de San Juan de Calcetas -nombre primitivo del pueblo- y debía ser de origen musulmán. El rey Don García, previsor de que esa fortaleza podía constituir un peligro para la seguridad de Tudela, ordenó la demolición del castillo en el año 1167 (no en el 1152 como dijo el P. Moret), pero no llegó a efectuarse hasta tiempos más avanzados. De esa disposición arranca la despoblación del pueblecillo, cuyos términos fueron agregados a los del cercano Murchante. El prior de San Juan de Jerusalén, don Guillén de Belines, compró esas posesiones por 400 maravedises lupinos. En correspondencia a lo cual el pueblo de Murchante costeó el gasto de dos cañones que en el s. XIV se fabricaron con destino al castillo de Tudela. En 1220 gobernaba en ese punto y fortaleza, por designación de Don Sancho VIII, don Aznar de Sada, que antes había regentado en Falces y Valtierra y que relevó entonces en el mando a su padre, don Lope Aznáriz. El castillo inmediato al pueblo, compartió con éste una leve eminencia del terreno, denominándose aquél término Cabezomalla. Los vestigios sobrevivientes delatan una población extensa y un recinto fortificado rodeando a la torre defensiva. En el año 1370 perduraba vecindario sin incorporarse a Urzante todavía del reducido resto de población que lentamente fue extinguiéndose hasta finalizar aquella centuria. En el s. XIX se hallaba ya despoblada y sus términos se confundían con los de Urzante; sólo quedaba una ermita ruinosa dedicada a San Juan Bautista y perteneciente a la Orden de San Juan con título de encomienda. Ref. Julio Altadill