Toponimoak

Estados Unidos de América. Idaho

El conocimiento y uso del lenguaje vasco en los Estados Unidos, comparado con otras comunidades de la diáspora vasca, son más altos. Esto es debido no sólo a la influencia de reciente inmigración, pero también por el hecho de que segundas y terceras generaciones fueron a estudiar al país vasco. En una encuesta reciente entre la comunidad vasco-norteamericana, el 59% respondió comprender al menos una conversación básica, hablar con poca dificultad o hablar con completa fluidez. El otro 41% confesó sólo hablar unas pocas frases y expresiones o absolutamente nada. En numerosas familias, era la generación inmigrante la que quería deshacerse del uso del euskera. Querían desconectarse de un idioma que en el País Vasco estaba asociado con castigo. La mayoría de los vascos que emigraron a los Estados Unidos provenían de áreas rurales donde el euskera todavía se hablaba entre familia y entre amigos de confianza. Muchos inmigrantes recordaban ser castigados por hablar su idioma en colegios y escuelas. Desafortunadamente, algunos de los niños de estos inmigrantes, también experimentaron problemas al atender escuelas en los Estados Unidos, al sólo hablar euskera. Muchos de estos niños, ya mayores hoy, aún recuerdan ser castigados por algunos profesores por no contestar sus preguntas, no por no saber la respuesta pero por no poder entender inglés. Los padres de estos niños, de todas formas, insistían en que fueran al colegio. Una buena educación era algo precioso que sus padres no habían tenido. Padres vascos se confrontaban a menudo con la decisión de comunicarse con sus hijos o en euskera o en español. Algunos decidieron euskera simplemente porque lo hablaban mucho mejor que el español. Otras parejas se hablaban euskera entre ellos mientras hablaban español a sus hijos. Estos pensaban que sería más fácil para sus hijos encontrar un trabajo si eran bilingües en inglés y español. Algunos niños no pudieron avanzar en sus escuelas de manera normal debido a que no sabían bastante inglés. Así mismo, algunos padres aprendían inglés de sus hijos. Años más tarde, niños de padres vascos nacidos en los Estados Unidos, servían de intérpretes entre la comunidad anglo-parlante y sus padres. Eran entonces los hijos quien poseían el papel de instructor y eran ellos los que decidían qué era importante traducir y qué no. Un gran número de mujeres vascas encontraron muy lenta la tarea de aprender inglés, ya que se mantenían ocupadas con las tareas de la casa y no tenían el suficiente contacto con compañeros de trabajo o clientela anglo-parlante.

Algunos de estos jóvenes se avergozaban de hablar euskera en público y algunos incluso se avergozaban del acento de sus padres. A menudo padres hablaban en euskera a sus hijos pero estos contestaban en inglés, sobretodo adolescentes en presencia de sus amigos. El escritor vasco Bernardo Atxaga escribió en 1990 la novela corta "Dos Letters" (Dos Cartas). En su historia, el inmigrante vasco a Boise "Viejo Martin" no se puede comunicar bien con su nieto "Jimmy". El hijo de Viejo Martin se casa con una inmigrante irlandesa y su nieto no habla euskera ni español. El abuelo quiere más que nada contar a su nieto la historia de dos cartas que él recibe de su pueblo en el País Vasco. Su tristeza y desesperación por no poder comunicarse con su propio nieto es una situación muy bien conocida por muchas "amumas" y "aitxitxes" en Boise. Esta excepcional obra de literatura captura la dureza emocional y psicológica que las barreras de idiomas presentan. El Viejo Martin representa a muchos vascos inmigrantes en Idaho que nunca aprendieron a leer o escribir en inglés e incluso a veces ni siquiera hablar porque no tuvieron la oportunidad de aprender y practicar este idioma.

Muchos enlaces nupciales entre vascos y gente de otras raíces étnicas, o con vascos que no hablaban euskera resultaba, salvo alguna excepción, en que los hijos comprendieran algunas palabras y expresiones en euskera pero eran incapables de hablarlo con fluidez.

Algunos inmigrantes queriendo mandar noticias a sus familiares en el país vasco se veían ante el problema de que no sólo ellos no sabían escribir o leer, pero en ocasiones sus familiares tampoco. Se veían forzados a encontrar a alguien quien les ayudara con esta tarea, esperando que sus familiares también encontraran a alguien en el País Vasco quien les leyera las cartas. Juanita Uberuaga Hormaechea fué un buen ejemplo de alguien quien ayudaba a escribir cartas a los vascos trabajando en los pastos.

Jimmy Jausoro y su esposa Isabel Larrondo se criaron hablando euskera en casa, aprendido de sus respectivos padres, inmigrantes del País Vasco. Los dos hablaban euskera con fluidez cuando se conocieron. No obstante, se conocieron usando inglés, idioma que llevaron a su casa y su familia, una vez de casarse. En ocasiones cuando la madre de Isabel venía a casa de visita, Isabel hablaba a sus hijas, Marie y Anita en euskera. Las niñas crecieron entendiendo algunas frases y la correcta pronunciación. Marie luego tomó parte en el programa de estudios vascos en Oñati, Gipuzkoa, por un año, donde entonces estudió euskera. Hoy, su propia hija, Danielle, atiende a la Ikastola de Boise donde ella también aprende euskera. Estas tres generaciones de mujeres, son un vivo ejemplo y representan otra mucha gente intentando reavivar el aprendizaje del lenguaje vasco pero más importante aún, su uso en Boise.

En 1996, Joseph V. Eiguren fué otorgado del Gobernador de Idaho el póstumo Premio de las Artes, en reconocimiento por su tremendo trabajo en enseñar y mantener el euskera. Por medio de este importante premio y honor, el Estado de Idaho agradeció las innumerables horas de trabajo que Joe invirtió para escribir el primer diccionario Euskera-Inglés, divulgar el uso del euskera y por sus escritos y tutoría en historia vasca. Joe empezó a enseñar euskera en Septiembre de 1963 en el Centro Vasco Euzkaldunak, ante los ruegos del grupo de danzas Oinkari. Miembros del grupo pidieron a Joe aprender euskera para mejor representar a la comunidad vasca de Idaho en sus actuaciones. Aún sin ningún tipo de materiales de enseñanza pero armado de un gran entusiasmo por todo lo que fuera divulgar la cultura vasca, Joe inmediatamente se puso de acuerdo.

Eiguren tomó prestado del Padre Brennan, párroco de la localidad de Homedale (Idaho), muy cerca de Boise, un libro de gramática escrito en euskera y español. Cincuenta y siete estudiantes se apuntaron a su primera clase, clases que también continuaron al año siguiente. En 1965 Joe escribió su segundo manual de euskera, en inglés. En 1973, el "Idaho Basque Studies Center", Centro de Estudios Vascos de Idaho, fué responsable por la republicación del libro de Joe, "Euskera itzketan zelan ikasi" (cómo estudiar euskera), plantando la semilla para más tarde producir su primer diccionario de Euskera-Inglés e Inglés-Euskera, obra que completó en 1974 con ayuda de Julie Egurrola Bilbao y Paki Jayo Sarria. Según Joe, las clases luego se descontinuaron debido a la dificultad de trasladarse a Boise todas las semanas, junto con el desaliento de sus estudiantes que encontraron el aprender euskera una tarea mucho más difícil de lo esperado.

Durante 1971 y 1972, Miren Rementeria Artiach dió clases de euskera a unos veinte o treinta estudiantes. Estos venían animados a aprender el idioma con distintos niveles de entendimiento y diferentes objetivos. Gracias al éxito de las clases de Miren fué en parte que en 1972 el IBSC ofreciera becas a jóvenes interesados en atender estudios en el País Vasco. Por medio de estas becas, el IBSC esperaba vigorizar el aprendizaje de la cultura vasca. Juntos, el IBSC y el Programa de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada-Reno patrocinaron a un grupo de estudiantes y profesores quienes atendieron estudios en el País Vasco. Uno de estos profesores era Jon Oñatibia, quien durante la década de los años 50 había enseñado txistu, baile, euskera y canto en la comunidad del Euzko Etxea de New York, donde él entonces residía. Jon jugaría más tarde un papel importantísimo en establecer la primera ikastola en Boise, además de ser instructor en el programa de la Universidad de Boise State en Oñati.

En el verano de 1973, Jon Oñatibia viajó a Boise desde Oiarzun, Gipuzkoa, entre otros motivos por establecer un programa para que niños aprendieran euskera por medio de canción y baile. El método de Jon, fué grabado por una cadena de televisión y el programa fué transmitido como un "especial". El IBSC y la asociación "Amigos de los Vascos en Idaho" empezaron a planear la primera ikastola de Boise. La ikastola fué diseñada usando los métodos de Jon Oñatibia, aprendiendo gramática por medio de música. Fueron luego Mari Carmen Totorica, su hija Dolores y Julie Egurrola Bilbao quienes continuaron los métodos de enseñanza de Oñatibia en el Centro Vasco Euzkaldunak. Niños y niñas continuaron aprendiendo una variedad de canciones, así como los números, ciertas frases básicas, etc. Los jóvenes encontraron estos métodos divertidos y por las próximas tres décadas, Mari Carmen, Dolores y luego Mary Lou Murelaga Guerricabeitia continuaron la tarea. Nuevas generaciones de estudiantes aprendían euskera básico.

Era el verano de 1970, cuando el primer programa de estudios vascos en el extranjero fué organizado. Fué patrocinado por el Programa de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada, Reno (UNR), fundado en 1967 y hoy llamado "Center for Basque Studies". Varios estudiantes se reunieron en las afueras de la pequeña localidad de Uztaritz, Lapurdi, donde estudiaron el idioma vasco, así como historia y cultura general del especialista en estos temas, Jon Oñatibia. Los estudiantes, se vieron expuestos también por primera vez a las distintas variedades de pronunciación del euskera. Estos jóvenes, luego volvieron a los Estados Unidos totalmente encomendados a seguir sus estudios y divulgar la cultura entre las comunidades vascas. En 1972, el Programa de Estudios de Verano de la UNR fué fundado y co-patrocinado con el IBSC, como un curso de seis semanas. Para 1973, este programa se expandió a ocho semanas, incluyendo excursiones a cada una de las siete provincias. El curso fué dirijido en inglés, una vez más por Jon Oñatibia, así como Jon Bilbao, Angeles Arrien, Juan Magunagoicoechea y Rudolf de Rijk. El programa de verano era tan popular que los organizadores se vieron obligados a limitar el número de estudiantes a veinticinco, con motivo de mantener la calidad de la experiencia y atención personal.

Ese mismo verano, en 1972, el Doctor Patrick Bieter, entonces profesor en la Universidad de Boise State, viajó con el mencionado programa de verano con el propósito de estudiar la cultura y lenguaje vasco. Estuvo tan impresionado con el País Vasco y sus gentes que al siguiente año, y en colaboración con el IBSC, empezó a planear un entero año académico para estudiantes norteamericanos. A pesar de todos los obstáculos que el Gobierno dictatorio de Francisco Franco puso al programa y a la universidad Americana, la palabra "imposible" no existía en el vocabulario de Dr. Bieter ni de su esposa Eloise Garmendia Bieter. Habitantes de la población de Oñati, Gipuzkoa, donde se pensaba llevar a cabo el programa, estaban intrigados e incluso sospechosos del por qué un grupo de estudiantes americanos elegían su población para estudiar. La gente se preguntaba cuál serían las verdaderas intenciones de este grupo americano. ¿Eran agentes de la CIA, intentando infiltrarse? ¿Pero dónde? ¿Y con qué motivo? Dr. Bieter y Joe Eiguren se vieron obligados a explicar a la población de Oñati la razón por la que estos estudiantes extranjeros iban a pasar unos meses en su pueblo. Simplemente estaban interesados en aprender acerca de la cultura vasca y el euskera. En Enero de 1973, Joe Eiguren, Pat Bieter y la junta directiva del IBSC presentaron la idea al Comité de Educación del Estado de Idaho. La respuesta fué positiva. Noventa estudiantes, la gran mayoría de procedencia vasca, profesores y personal administrativo norteamericanos "invadieron" por nueve meses el pequeño pueblo de 10.000 habitantes, durante el año académico de 1974-75. Completamente sumergidos en la cultura y vida vasca, estudiaron temas y asignaturas como español, euskera, literatura europea, antropología, poesía, arte y otros. Las clases tomadas en Oñati, se acreditaban en la Universidad de Boise State, haciendo posible que los estudiantes pudieran aplicar estas clases a sus respectivos requerimientos académicos en los Estados Unidos. Los estudiantes fueron acomodados en dormitorios colectivos pero a un nivel de comodidad inferior al que estaban acostumbrados en los Estados Unidos. De todas formas, la principal experiencia fué la de vivir en un país bajo dictadura militar. Estos jóvenes estudiantes pudieron ver por sí mismos cómo la policía española o Guardia Civil, ejercitaba a menudo el poder de acosar, golpear, arrestar y acarcelar a la gente, por cualquier motivo, a cualquier hora, sin explicación ninguna. A través de los años, estas experiencias hicieron que cientos de participantes en el programa universitario pudieran entender mejor la historia y nacionalismo vasco.

Hacia el fin de primer año, y gracias al duro trabajo de profesores como Jon Oñatibia, Joe Eiguren y Carmelo Urza, los jóvenes podían comunicarse con los residentes de la localidad en euskera o español. Esto hizo que la mayoría de los residentes de Oñati no sólo ya no mostrasen un comportamiento escéptico hacia los americanos pero incluso llegaron a respetarles por querer aprender su idioma y cultura. Por los próximos casi treinta años, cientos de jóvenes han estudiado euskera en el País Vasco por medio de programas establecidos por la Universidad de Nevada Reno.

Desde 1981, año en el que Joe Eiguren volvió de nuevo a enseñar euskera una vez de trasladarse a Boise, el euskera ha sido y continúa siendo promulgado. Por medio de clases de día o noche, a diferentes niveles, en diferentes lugares y con varios profesores, estudiantes de toda edad continúan su interés en aprender euskera. Recientemente, estudiantes de euskera en Boise muestran más interés en el "batua" o euskera unificado. El mantenimiento del euskera constitúe un factor importantísimo en la identidad étnica de muchos de estos profesores. Profesores como José Eiguren, Mari Carmen Totorica, Dolores Totorica, Mary y John Bieter, Olatz Bourgeaud, Nere Lete, Rosita Anakabe Solabarrieta, Jill Aldape, Amaia Biain y Nere Inda, nombres dignos de mencionarse, dada su dedicación, entusiasmo e incesable energía.