Kontalariak

Cruz, Sabina de la

Campesinos

A bandadas,
a ramos de ardida primavera,
llegan los campesinos
con manos de raíces.

Hombros para la mina,
piel de tierra
para el suavísimo aliento de los ácidos.
Mulas de hierro les quema los ijares,
y a las noches se aduermen
en cielos sin estrellas.

Miradlos.
Robles con pelliza,
se les pierden los ojos
en la luz de neón de las ciudades.
Caminan como en sueños.
Huelen a estiércol,
a balido
y a perfume caliente de las eras.

Sueñan con mares de espigas,
con ganados, y hablan
de la tierra que han perdido
como de una querida arrebatada.

Bilbao, 1962