Udalak

ALTSASU/ALSASUA


Urbanismo y construcciones civiles

Altsasu es sin duda el lugar de la Sakana que más profundamente ha visto alterado su casco urbano, debido al crecimiento industrial y al desarrollo de las vías de comunicación. Situada en el punto en el que el río Altzania se une al Burunda, dando lugar al río Arakil, todavía se aprecia algo de su aspecto original en el barrio de Santa Cruz, que rodea la iglesia, y en la disposición de las casas en torno a amplios espacios abiertos, que comparte con otros pueblos del entorno, como se puede aún ver en la gran calle-plaza. Otros espacios abiertos se han visto recientemente colmatados como consecuencia del aumento poblacional.

Su caserío ha sido también profundamente renovado. Tiene, en general, un buen estado de conservación, no faltando casas que presentan fachadas antiguas en sillar, con accesos mediante arcos de medio punto moldurados y otras veces adintelados. No falta tampoco el tipo de casa que hemos visto en todos los pueblos de la zona, consistente en un gran bloque horizontal con tejado de gran desarrollo y a dos aguas. En ocasiones, la tendencia que hemos visto en otros lugares de Sakana a dividir estos grandes inmuebles en dos viviendas se plasma de forma clara aquí, al llevar cada una de las mitades tratamientos muy diversos en muro y vanos. En algún caso extremo, hemos visto que se ha derribado la mitad del bloque, correspondiente a una vivienda, adosando luego un bloque de pisos, dándose así alguna composición extraña. Tampoco faltan casas de nueva factura, especialmente en la gran calle-plaza Zelaia, pero en realidad repartidas por todo el pueblo, donde el lenguaje de la arquitectura tradicional ha sabido adaptarse a las nuevas necesidades, creando un modelo de casa nueva muy extendido en Altsasu. Se trata de viviendas estéticamente muy logradas, de desarrollo vertical, con amplios vanos y con tejadillos individualizados y bien destacados, y que a menudo tienen una cochera o un negocio o tienda en la planta baja. Este carácter urbano se suaviza y moldea con el uso de fachadas de piedra bien labrada, o muros enlucidos y con cadenas de sillar, balcones de madera y frecuencia de muros de entramado con vistosa viguería, habiendo logrado un estilo dotado de gran personalidad, que denota un interés por preservar y cuidar el conjunto urbano.

En la gran calle-plaza Zelaia llamamos la atención sobre un edificio de sabor rural, cubierto por tejado a dos aguas. lleva fachada de mampostería, que son sillares en esquinas y en los enmarques de los vanos. Tiene tres alturas más ático, con vanos rectos salvo la puerta, que lleva arco de medio punto. Está ocupado por una farmacia. Enfrente, en claro contraste, un edificio de sabor urbano, elegante y dotado de personalidad, dispuesto en chaflán, con cuatro alturas separadas por cornisas, primer piso ocupado por tiendas, segundo y tercer piso con viviendas abiertas por amplios vanos abalconados, y último piso abuhardillado y con mansardas. Los muros van enlucidos y con cadenas de sillar. El Ayuntamiento se encuentra en la calle García Ximénez, en un rincón ajardinado y cuidado. Tiene fachada de buen sillar, con planta baja con puerta adintelada flanqueada de dos grandes ventanas, primer piso con balcón central de dos accesos flanqueado de otros dos balcones simples, tercer piso con cuatro balcones simples, y ático perforado por cuatro ojos de buey ovales. El escudo de la villa que lo preside es moderno. El edificio es de comienzos del siglo XIX, y fue reformado en 1943 siguiendo trazas de Casimiro Díaz.

Las casas más interesantes y dotadas de personalidad se encuentran en el barrio de Santa Cruz, que constituye el núcleo original y más antiguo del lugar. Cerca de la iglesia, en la plaza Zubeztia, la casa marcada con el número 18, en precario estado de conservación, lleva un escudo barroco del XVIII, con yelmo por timbre y rostro en punta, flanqueado por un tosco león y un "putti" sobre máscara en cada lado. El campo va cuartelado, primero y cuarto con creciente y estrella, segundo y tercero con torre.

En la cercana plaza de los Fueros encontramos el Ayuntamiento viejo, que es una casa de tres alturas más ático, edificado en sillarejo y con una puerta de medio punto flanqueada de otras dos adinteladas. Los pisos segundo y tercero van con balcón corrido con cinco accesos. Otra casa, muy reformada, presenta fachada enlucida y con cadenas de sillar menos el primer piso, que va en piedra. Actualmente está dividida en dos viviendas, a las que se accede por puertas simples adinteladas, marcadas con los números 6 y 7. Tiene tres alturas más ático, con cuatro balcones y gran escudo central, barroco del siglo XVIII y muy recargado, con yelmo por timbre y rostro humano en punta. La decoración lleva leones, rocalla y trofeos, y el campo, algo desfigurado, va cuartelado, con águila en primero, segundo con dos mastines ante torre, tercero con león rampante y cuarto con bandera. Debajo, un sillar labrado lleva la inscripción: ARMAS DE CHRISTOBAL Y / DYEGO LOPEZ DE GOICOECHEA. Por debajo hay otro sillar a modo de escudo, labrado con una talla extremadamente tosca, que parece figurar, entre otros motivos, un guerrero con maza y yelmo florido, un creciente con estrella, unas panelas y lo que parecen ser dos delfines unidos por una filacteria o banda. Repite algunos de los motivos que vemos en el escudo barroco insertado en el muro de una casa cercana moderna.

En la calle del Santo Cristo de Otadia hay un caserón con tejado a dos aguas, hoy dividido en dos viviendas, que conserva una puerta con arco de medio punto sin moldurar y que en la clave lleva la fecha: 1694. Otra de la calle Santa Cruz, de igual formato que la anterior y también partida hoy en dos viviendas, tiene puerta de gran formato, adintelada y ricamente moldurada, encuadrada por otras molduras lisas y en ligero derrame.

Por último, en la calle Txikipolita, hay dos casitas de piedra antiguas que nos dan una idea del aspecto que las calles de Altsasu tendrían en siglos pasados. Se trata de dos edificios de piedra y tres alturas, marcados con los números 7 y 9. La primera de ellas presenta acceso de medio punto con la rosca muy moldurada, un balconcito y una ventana, y una cornisa que pudo estar destinada a sostener los jabalcones del primitivo tejado. Lleva un escudo barroco con yelmo por timbre y rostro humano en punta, con decoración de cueros retorcidos y dos salvajes femeninos tenantes, semiocultos por follaje. El campo está ocupado por un árbol y un jabalí, y debajo figura la inscripción: ESTAS ARMAS SON DE LOS GALARÇAS. La casa contigua se abría por un portal adintelado, hoy reformado para reducir su tamaño, cerrando parcialmente su mitad derecha para hacer una ventana. El resto de sus vanos, todos ellos rectos, son una ventana más en el primer piso, balcón y ventana en el segundo, y dos ventanitas en el tercero. Todas ellas muestran alféizares moldurados en piedra.

Delante de la iglesia se levanta una escultura del artista navarro Joxe Ulibarrena, muy en el estilo del autor, con una base de cemento que figura una serie de arcos apuntados y se adapta a las formas de la escultura propiamente dicha, que va en madera y forma un conjunto con figuras humanas, muy expresivo. Va firmada en uno de sus lados.

Ermitas

En el año 1797 Igual de Soria visitaba un total de siete ermitas en el término de Altsasu: Santo Cristo de Otadia, Nuestra Señora de Erkuden, San Juan Bautista, San Pedro Apóstol, San Martín, Santa Lucía y Santa Bárbara.

La ermita de Erkuden se encuentra fuera del casco urbano, en la carretera hacia el puerto de Etxegarate. Se trata de un edificio sumamente sencillo, descrito por el P. Clavería como "choza", extremo que ya desmintiera en su día Pérez Ollo. En el lugar existió un despoblado medieval, citado ya en el registro de 1280, y que fue destruido en la guerra con Castilla en 1326. Todavía en 1736 se califica el edificio como abadía rural en despoblado. La imagen actual, sin valor alguno, no es la original, que se halla en paradero desconocido. El edificio tiene planta rectangular con cabecera recta, muros de sillar abiertos por una ventana recta en el lado de la Epístola y por la puerta, adintelada, en el mismo muro. En el cabezal se lee la inscripción en euskara: AMA BIRJINA ERKUDENGOA. La cubierta es un simple tejado a dos vertientes sobre estructura de madera, que se prolonga hacia el oeste creando un pórtico sobre tres pies derechos de madera. Al interior, el presbiterio va destacado por una celosía de madera.

La ermita de San Juan Bautista, en el término de Zungitu, se encuentra en la salida hacia la estación del ferrocarril. Tiene, como es habitual, una planta rectangular muy simple, rematada por cabecera con testero recto. Los muros son de sillar de buen formato, y van perforados por el acceso, que consta de un arco escarzano moldurado, abierto en el lado de la Epístola, y una ventana simple y otra de medio punto abocinada en la cabecera. El tejado es a doble vertiente sobre viguería de madera. La imagen titular se custodia en la casa parroquial, y en el interior destaca hoy una reja de madera barroca que separa la nave del ámbito del presbiterio.

Algo más alejada del casco urbano se encuentra la ermita de San Pedro, situada en medio de un impresionante robledal y en la mismísima muga entre Altsasu y Urdiain. Una tradición vinculada al lugar, aunque con datos y fechas erróneas, parece hacer alusión al alzado en el pavés de algún rey navarro en este punto preciso, al parecer en época remota. La lápida que lo relata es evidentemente apócrifa y la ermita fue reedificada, en su aspecto actual, en 1647, aunque tal vez algo del trasfondo pueda tener visos históricos, como tantas veces acontece con las leyendas. Por ello rechazaremos el término de "superchería" empleado por algunos autores, y que presupone cierta intencionalidad. La planta del edificio es rectangular y rematada en testero recto, yendo sus muros enlucidos. Tiene dos accesos, de suerte que uno de ellos se abre al término de Urdiain y otro al de Altsasu. El origen de este hecho, ciertamente pintoresco y sujeto a tradiciones locales, tiene versiones diferentes en una y otra localidad, en cuya rivalidad no vamos a osar inmiscuirnos. Lleva además dos ventanas rectas, y se cubre con tejado a dos aguas con una lima hacia el hastial de Altsasu. En este muro, sobre el dintel de la puerta, se ve la citada lápida, que reza: ANO DE SETECIENTOS Y DIEZISIETE A VEINTE DE HENERO EN ESTA IGLLE/ DE SAN PEDRO DE LA VALLE DE BURUNDA FUE ELECTO Y UNGIDO POR/ PRIMER REI DE NAVARRA GARCIA XIMENEZ Y ESTA ELECCION CONFIRMO/ EL MESMO AÑO EL PAPA GREGORIO SEGUNDO COMO PARECE POR SU BU/ LA QUE LA TIENE LA DICHA VALLE EN SU ARCHIVO. FUE REEDIFI/ CADA ESTE IGLESIA EL ANO 1647. Sobre la puerta hay una espadaña de piedra rematada con una cruz de hierro. En el interior se guarda una talla romanista de San Pedro, de la primera mitad del siglo XVII.

La ermita del Cristo de Otadia, que tiene gran devoción en la zona, se encuentra en un entorno muy cuidado, a las afueras del pueblo, y es una capilla cementerial a la que el obispo Igual de Soria mandó que se pusieran cerraduras en 1797. El edificio consta de una cabecera más antigua que el resto, cuadrada y cubierta con una bóveda de crucería estrellada y con terceletes, que constituyó en su día un humilladero o capillita abierta, del siglo XVI, al que se accedía por un arco de medio punto con rosca moldurada, que apea sobre pilastras. A este núcleo primigenio se adosó la actual nave, de planta rectangular y muros de sillería. Se ilumina por una ventana recta en el lado de la Epístola, a la que acompaña otra ventanita en la cabecera y tres más a los pies del templo, donde se levanta además el coro alto. Tiene dos puertas, una a los pies del templo y otra en el lado de la Epístola, para diferenciar el acceso desde la calle o desde el propio cementerio. Por el lado de la Epístola se adosa a la cabecera una sacristía rectangular. Tanto la ampliación de la nave como la sacristía se cubren con un techo plano de vigas y bovedillas. El tejado es a dos aguas y con limas, y sobre la puerta de los pies hay una pequeña espadaña de piedra rematada con pirámides y una cruz de hierro. Al interior del templo se distingue en primer lugar una reja barroca que separa la nave adosada de la cabecera, donde preside un retablo barroco de la primera mitad del siglo XVIII. Se compone de banco, un cuerpo dividido en tres calles articuladas mediante pilastras y ático con remate semicircular. Esta mazonería cobija una imagen de vestir de la Dolorosa, un San José con el Niño, la imagen del Padre Eterno en el ático y el célebre Cristo, crucificado, agonizante y con una anatomía muy naturalista, con miembros aún largos, torso poderoso y paño de pureza horizontal y con los extremos colgantes. La cabeza está ladeada, con ojos y boca entreabiertos. Se atribuye al escultor alsasuarra Juan de Iriarte, fallecido en 1599, aunque también se baraja la posibilidad de que sea obra del imaginero francés Pierres Picart, que a la sazón residió en Altsasu, atribución para la cual sería preciso adelantar un tanto las fechas de ejecución. A esta bella talla se atribuye un milagro, relacionado con el matrimonio entre Martín de San Román y María López de Gaínza, celebrado en 1632.

Las ermitas de San Martín, Santa Bárbara y Santa Lucía han desaparecido, aunque todavía se conserva documentación relativa a ellas de entre 1797 y 1800.

Parroquia de la Asunción

Se trata de una iglesia renacentista edificada a mediados del siglo XVI, de mano del maestro alsasuarra Miguel de Mendiluce, aunque con algunas reformas del siglo XVIII. La planta presenta tres naves, de las cuales la central es sensiblemente más ancha, con cuatro tramos y cabecera sensiblemente más estrecha y de planta pentagonal. La sacristía, cuadrada, se adosa por el lado de la Epístola, en la cabecera, y presenta igualmente un pórtico cobijando el acceso por el mismo lado. A los pies de la nave se levanta un coro con arco de embocadura rebajado y con balaustrada de madera. Los muros van en sillar de tamaño menudo, que al interior van preferentemente enlucidos. Separan las naves unos pilares cruciformes con capiteles moldurados, mientras que en los muros, los arcos fajones apean en ménsulas. Dan luz al interior una serie de ventanas rectas situadas a ambos lados de la nave. La iglesia se cubre con cuatro tramos de bóvedas vaídas, separados por arcos fajones de medio punto, salvo la cabecera que lleva bóveda de crucería con tracerías estrelladas. La sacristía, por su parte, se cubre con un cielo raso. Como se ha dicho más arriba, la puerta va cobijada por un pórtico neoclásico del siglo XVIII, adintelado y con cuatro grandes columnas de orden toscano, que soportan un entablamento moldurado. La puerta, propiamente dicha, consta de arco rebajado con la rosca moldurada. En cuanto a la torre, apea sobre el primer tramo de la nave y es un prisma rematado por una cupulilla semiesférica decorada con pirámides y bolas del tipo escurialense.

El retablo mayor es una obra romanista, fechable como del siglo XVII y obra de Miguel Perezurquin, artista afincado en Arbizu que operó bastante por la zona. Tiene una traza ochavada para adaptarse a la cabecera, y consta de banco, dos cuerpos de cinco naves articulados por columnas entorchadas, que son de orden jónico en el primer cuerpo y corintio en el segundo, y ático rematado por frontón curvo. En cuanto a la imaginería, va dedicada a la Virgen y alterna relieves de apóstoles con escenas de la Pasión en el banco. En el primer cuerpo se ven obras de bulto de San Juan Bautista y San Antonio, además de relieves con el Abrazo ante la Puerta Dorada y Nacimiento de la Virgen. En el segundo piso registramos las tallas de dos obispos más la imagen titular de la Asunción. Se ven también los relieves de la Anunciación y la Visitación. En el ático, el Calvario flanqueado de dos profetas.

En el lado del Evangelio se encuentra el retablo de Santa Catalina, barroco de principios del siglo XVIII y obra del artista alsasuarra Miguel Sáez de Abínzano. La traza consta de banco y un cuerpo organizado por dobles columnas salomónicas, más el ático coronado por una placa y una cabeza de ángel. La imagen titular es de las de vestir, realizada hacia 1750 por José de Erdozia.

En el lado de la Epístola podemos admirar el retablo de San Antonio Abad, simétrico respecto al anterior, con una imagen titular de San Antón, barroca. Cerca se encuentra el retablo del Crucificado, que va en tamaño natural y es del siglo XV, aunque se enmarca en una mazonería barroca. En la sacristía, por último, pueden admirarse varias obras de orfebrería.

Joseba ASIRON SAEZ (2006)