Politikariak eta Kargu publikoak

Artetxe Palacios, Marcelo Pedro

Personalidad vasco-uruguaya nacida en Bilbao el 9 de abril de 1895, bautizada en la iglesia San Vicente Mártir de Abando. Falleció en Montevideo el 10 julio 1971.

Era hijo de Pantaleón de Artetxe y Ruiz de Erenchun, natural de Ondategi (Alava) y de Manuela Palacio y Tellitu, natural de Linares de Arcentales (Bizkaia). Sus abuelos paternos eran Benito de Artetxe y Aranzabal, natural de Gopegi y Manuela Ruiz de Erenchun y Saenz de Cámara, natural de Murua; y sus abuelos maternos Zoilo Palacio y Quintana, y Dionisia Tellitu Martínez, ambos naturales de Linares de Arcentales.

En el año 1907 emigra con sus padres a Uruguay, estableciéndose en Montevideo, donde cursa estudios de comercio en Colegio Sagrada Familia, y aprendió francés.

Trabajó en el Molino Gramón como corredor y vendedor de harina. Fue socio del Montevideo Rowing Club, donde competía en carreras de regatas.

Tempranamente vinculado a la Sociedad de Confraternidad Vasca Euskal Erria, donde integró su directiva y comisiones en varias oportunidades. Fue un nacionalista convencido, teniendo marcada participación en las actividades nacionalistas del exilio.

El 11 de julio de 1928 contrajo matrimonio con Teresa Rizzi, con la que tuvo dos hijas, Nora Teresa (1931) y Marta (1935).

En 1941, cuando llegó el Lehendakari Aguirre a Uruguay, luego de su largo periplo europeo bajo la falsa personalidad de José Andrés Álvarez Lastra, es comisionado por el delegado del Gobierno Vasco en Argentina, José María de Aldasoro, para que, junto a Juan Domingo Uriarte, Carlos González Mendilaharzu, Juan Uraga, Dionisio Garmendia, Aitor Hormaeche y Ricardo de Guisasola, preparen el terreno para recibirle, con la consigna de mantener el secreto hasta asegurarse las simpatías del gobierno. En este momento fue fundamental la amistad de Artetxe con su compañero del Rowing Club, el político Luis Batlle Berres, sobrino de quien fuera Presidente de la República y que llegaría como su tío a ocupar la más alta magistratura del país (1947-1951) y de los contactos de Dionisio Garmendia, que lograron que Aguirre fuera recibido por el propio Presidente Baldomir y se le tributara un homenaje en el Parlamento.

Siendo recibido además por el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, el Arzobispo de Montevideo, numerosos intendentes municipales, senadores, diputados y en las redacciones de los más importantes periódicos de Montevideo. En tributo a su desinteresada labor y en homenaje a su espíritu burlón, el periódico Euzko Deya de Buenos Aires publicó dos artículos satíricos titulados El Ford de Artetxe y Artetxe nunca fracasa, frase esta última que se convertiría en el grito de guerra de su círculo de amigos.

Esta amistad sería nuevamente evidenciada en octubre de 1948, cuando, haciendo un aparte en sus actividades, Batlle, siendo ya Presidente, recibe a Manuel de Irujo en la Casa de Gobierno, además de poner a su disposición la Radio Ariel, que era de su propiedad.

También integró las delegaciones que recibieron a Aguirre en sus sucesivos viajes a Uruguay, en 1942 y 1955. Actuó como cicerone, de numerosas personalidades vascas que visitaron Uruguay, tales como el Lehendakari José Antonio de Aguirre, el Lehendakari Jesús María de Leizaola, Padre Iñaki de Aspiazu, Manuel de Irujo, Andrés de Irujo, el Padre Laburu, Isaac Lopez Mendizábal. Fue íntimo amigo de Vicente de Amezaga, que le dedicó un artículo que, por lo humorístico y cariñoso se destaca de la acostumbrada formalidad del autor. Este fue publicado en el periódico Euzko Deya de Buenos Aires, el 30-07-1947 con el seudónimo de Ganorabako; y se tituló Artetxe y su coche, el castigo de los dioses.

En 1955, siendo Fermín Reparaz Presidente de la Junta Extraterritorial del Partido Nacionalista Vasco en Uruguay, y debiendo ausentarse del país, ofrece a Artetxe su puesto, cargo que éste rechaza por no poder dedicarle tiempo suficiente.

Hacia fines de 1960, encomendado por el Lehendakari Jesús María de Leizaola, hace de corresponsal para la Oficina de Prensa de Euskadi (OPE). A mediados de 1961, Leizaola le encomienda la misión de contactar a Stevenson, Delegado Permanente de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, que recorría las capitales americanas. Su tarea era interiorizarlo de la situación de los vascos exiliados y de la realidad que se vivía en el interior de Euskadi.

En 1970, junto a Pedro de Basaldua y al Padre Pedro Goikoetxea, intenta influir en la opinión pública para que las instituciones uruguayas solicitaran a Franco un indulto para los condenados en el Proceso de Burgos. Esto provocaría su alejamiento del Centro Euskaro Español, sociedad que se negó a enviar un pedido de clemencia.