Udalak

Barakaldo

El término Barakaldo es la denominación oficial de este municipio desde el año 1986. Hasta entonces el término utilizado era el de Baracaldo. Se trata de una población fronteriza entre la Bizkaia nuclear del periodo medieval, esto es, las merindades de Uribe, Gernika y Markina, y el territorio de las Encartaciones. Según algunos autores perteneció a esta última zona hasta mediados del siglo XIV. Este carácter de tierra de limes, de espacio de contacto entre diferentes hablas y el paso del tiempo han tenido consecuencias directas en su toponimia, que se caracteriza por su diversidad y las alteraciones que ha experimentado a lo largo de la Historia. Todo ello ha conducido a que Barakaldo se haya convertido en un espacio privilegiado para los expertos en cuestiones toponímicas y que sean frecuentes los debates y las opiniones divergentes entre ellos. De hecho no existe siquiera acuerdo sobre la formación y significado del propio término que designa al municipio.

Barakaldo sería, para Manuel Azcárraga, la evolución fonética de la unión de las palabras euskéricas, baratz y alde para designar "una zona de huertas". Carlos de la Plaza sostiene, por el contrario, que Bar podría hacer referencia a ibar (vega en castellano) y caldo a galdu (perdido). Barakaldo sería, por lo tanto, "la vega perdida". La Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia, en 1985, certificó el carácter de topónimo euskérico de Barakaldo, pero rechazó la hipótesis de que provenga de baratzalde y se remitió a otras palabras vascas con una terminación en -aldo.

El historiador Txomin Etxebarria, por su parte, sostiene que el topónimo Barakaldo tiene una etimología y significado desconocidos, sin que se pueda afirmar siquiera que sea de procedencia vasca. De hecho, en la zona de las Encartaciones existen algunos topónimos que se inician con el prefijo "ara" y no faltan tampoco términos que utilizan la forma "caldo", aunque no al final de la palabra. También existen algunos topónimos cuya primera parte es "Bara", Baralanguas, Barahona, Barasona, Baraçal, Baraibar,... En la lengua celta, el prefijo "ara" significa llanura y parece que muchas palabras vascas o castellanas lo recogen para designar distintos topónimos. Teniendo en cuenta que no hay dudas sobre el carácter euskaldun de Barakaldo hasta fines del siglo XIX, se nos ofrecen dos hipótesis pausibles: a) El término Barakaldo sería anterior a la presencia vasca en la zona. b) El término Barakaldo surgiría de la unión del prefijo ara y de la forma -alde. En cualquiera de los casos desconocemos su significado concreto.

Esta indefinición se puede extender, de alguna forma, al conjunto de la toponimia baracaldesa. Así, nos encontraremos con toponimia abundante que tiene sus raíces en la lengua vasca, también existen numerosos términos castellanos, generalmente más recientes, y que en muchas ocasiones son traducciones o alteraciones de los términos euskéricos originario. Incluso hay topónimos procedentes muy probablemente de épocas prerromanas o de las hablas conocidas como leonesas-montañesas.

En Barakaldo existen restos de presencia humana del periodo Epipaleolítico (hace unos 10.000 años) en Arriotxe y en la Cueva de los Mosquitos y, aunque no se han encontrado indicios de la época romana, es de suponer que la influencia de la colonia de Flaviobriga, (Castro Urdiales) llegó hasta las orillas del Nervion. En cualquier caso, hay que esperar hasta el siglo XI para encontrar las primeras, escasas e imprecisas referencias escritas sobre Barakaldo. La primera corresponde a una donación del rey de Navarra a su esposa, en la que se menciona el término Huart, próximo al valle de Mena en el que algunos autores han querido ver el lugar de Ugarte, en los confines entre Barakaldo y Trapagarán. Once años más tarde, en 1051, un cartulario de San Millán de la Cogolla, en el que se recoge el patrimonio territorial de los señores de Ayala hace referencia a los territorios de López Bláscoz, señor de los barakaldonensis. En 1185 se menciona la población de Barakaldo y, por esa época, abandona el obispado de Burgos, para pasar a depender eclesiásticamente del obispado de Calahorra. El año 1214 se menciona Gastanega, en el valle de Somorrostro, que se identificó con el posterior río Castaños.

Los documentos empiezan a ser más abundantes a partir del siglo XIV. Se trata de un momento importante para Barakaldo, ya que el año 1340 se fundó la anteiglesia de San Vicente de Barakaldo, tras desmembrarse de Santa María de Erandio. La advocación a San Vicente puede estar relacionada con que dicho santo era el patrón de los viñedos y que existían muchas plantaciones en las laderas de la colina de Eguskiagirre, donde se erigió la iglesia de San Vicente. Sus impulsores fueron los nobles Galindo de Retuerto, Sancho López de Barakaldo y Lope Gonzalo de Zorroza. Poco después, Don Tello anexiona a Vizcaya la nueva anteiglesia, aunque ésta siga vinculada con dos grandes familias nobiliarias, los Ayala primero y los Velascos, a partir de 1450. También en el siglo XIV tenemos las primeras referencias al convento de mercedarios de Burceña y se habla de la cañada de Mespelerreca. Cincuenta años más tarde se construyeron las torres de Luchana para controlar el tráfico comercial en el Ibaizabal. En dichos documentos también se hace mención a los siguientes topónimos: Aldanondo, Arana, Acordoyaga, Bendivil, Brobica, Cadagua, Cadalso, Careaga, Eguiluz, Herburu, Larrea, Luxarra, Mesperuza, Percheta, Tapia, Urdaybay, Uribarri, Uribitarte, Zaballa, Zorroza y Zubileta.

Aunque los textos anteriores están escritos en romance, es evidente la raíz vasca de la mayor parte de los topónimos mencionados, pero también la existencia de algunos en romance o de difícil clasificación. Esta característica se acentuó en los siglos siguientes. El carácter fronterizo de Barakaldo explica la presencia de algunos términos muy abundantes en las culturas del Norte de la Península Ibérica, por donde se extienden las hablas conocidas como leonesas-montañosas. Topónimos que no parecen existir al Este de Barakaldo: berezal, cueto, coterón, carrascal, maza o sel. El cronista Lope García de Salazar describe en su Bienandanzas y Fortunas, (1471), la historia de Barakaldo vinculada a un pasado godo, común con las Encartaciones, lo que, dicho sea de paso, le permitió, sin éxito, reivindicar el control total de dicho territorio.

Los textos medievales y los posteriores están salpicados de referencias a torres, casas y propiedades de nobles y eclesiásticos y muchas de ellas mantienen lazos con la toponimia existente en los valles de Ayala y de Mena, con los que estaban vinculados al compartir el mismo señor feudal. Son el caso, por ejemplo, de Saracho, Uraga, Iarritu, Arroitegui, Zaballa, Bagatza y Aldai.

El carácter bilingüe de Barakaldo se fue acrecentando con el transcurrir de los años y el año 1588 la crónica de Ibarguen-Cachopin mencionó que en la anteiglesia se hablaban vascuence y romance y vascuence mezclados. Este hecho y la preeminencia escrita del romance condujo a la aparición de nuevos topónimos que en ocasiones castellanizaban nombres ya existentes, en otros casos los desfiguraban, aunque sin llegar al extremo de poblaciones vecinas que los hicieron casi irreconocibles, y en otros los creaban ex novo. Así, Arrontegui se convirtió en Rontegui, Ainzio en Ansio, Eguiluz en el Regato, Larrazabal en Llano, Zamaleza en La Maleza, etcétera. Este proceso se produjo de forma más evidente en las zonas más pobladas del municipio a partir del siglo XVIII.

La intensa dedicación de Barakaldo a las actividades agrícolas, ganaderas, forestales y mineras facilitó, además, la diseminación de la población y la consiguiente abundante proliferación de topónimos. Muchos de ellos están relacionados con el ejercicio económico que se desarrollaba en dicho lugar. Así, existen abundantes términos relacionados con la siderurgia: Bengolea, Loiola, Urdaola, Olabarria, Sosola, Mearleta, Meaceta, etc. El hecho de que las zonas rurales del municipio apenas sufrieron transformaciones hasta finales del siglo XIX facilitó la conservación de dichos nombres, que pudiesen mantenerse sin transformaciones sustanciales y hayan podido llegar hasta nuestros días.

Los documentos de la diputación, los libros de figueraciones, los eclesiásticos y los notariales de la Edad Moderna, a falta de los municipales, permiten reconstruir en buena medida la toponimia local, pero no fue hasta 1860 cuando se publicó el primer Nomenclator de Barakaldo. En él se detallaban los diferentes núcleos, barrios y caseríos, que componían la anteiglesia. Según esta relación los barrios baracaldeses eran siete y cada uno de ellos comprendía, a su vez, diversas agrupaciones:

  1. Barrio de Retuerto: Aguirre, Ainzio, Cáriga (Careaga), loizaga, Retuerto, Sesúmaga, Ugarte la Vieja y Zabalaencampa.
  2. Barrio de Iráuregui: aldai, Iráuregui, Larrazabal, Larracoechea, Maltercio, Pércheta, Santa Águeda, Castrejana, San Antolín, Torregoico y Zamundi.
  3. Barrio de Burceña: Amezaga, Burceña, Cruces, La Cueba, Llano y Munua.
  4. Barrio de Landaburu: Landaburu, Luchana, Retiro, Errotabarria y Bitoritxa.
  5. Barrio de El Regato: Aranguren, Bengolea, Escauritza, Gorostiza, Mesperuza, Olarte, Oscari, Santa Lucía, Tellaetxe, Tellitu, Uraga y Urcullu.
  6. Barrio de San Vicente: Arteaga, Arteagabeitia, San Bartolomé, San Vicente, Zuazo y Zuloco.
  7. Barrio de Beurco: Bagaza, Beurco, La Punta, Lechazar, Rageta y Zaballa.

Desde finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX, Barakaldo experimentó un espectacular crecimiento industrial y un fortísimo aumento de población que provocaron la ocupación de terrenos rurales, la aparición de nuevos barrios y la construcción de calles y avenidas. Hubo que ponerles nombres a todos esos espacios y las opciones han ido cambiando a lo largo del tiempo. Lugares apenas poblados recibieron miles de vecinos, es el caso de el Desierto; nuevas empresas, minas o ferrocarriles generaron nuevos topónimos: Franco-Belga, Luchana Mining, Orconera. En muchas ocasiones se optó por nombres de personajes ilustres y acontecimientos destacados, que iban apareciendo y desapareciendo según las coyunturas políticas:

Cambios en el callejero de Barakaldo
[1] Los cambios de denominación que ha sufrido la actual plaza de Bide Onera a lo largo del siglo reflejan claramente la evolución política experimentada por Barakaldo en este periodo: en 1927 Plaza La Cruz, en 1930 Alfonso XIII, en 1932 Luis Eleizalde, en 1937 Primo de Rivera y en 1980 Bide Onera. Los cambios de denominación que ha sufrido la actual plaza de Bide Onera a lo largo del siglo reflejan claramente la evolución política experimentada por Barakaldo en este periodo: en 1927 Plaza La Cruz, en 1930 Alfonso XIII, en 1932 Luis Eleizalde, en 1937 Primo de Rivera y en 1980 Bide Onera.
Antes de 1931RepúblicaFranquismo
Plaza Juan de CastañosCapitán Sediles18 de Julio
RequetaVillalonga
AranaPablo MartínArana
Evaristo FernándezGeneral Sanjurjo
Evaristo Fernández TravesíaGeneral Sanjurjo Travesía
Horacio EchevarrietaMártires de Baracaldo
Pablo IglesiasJosé Antonio Primo de Rivera
San JuanFrancisco FerrerSan Juan
Doctor MadinabeitiaPlaza de Don Máximo Chávarri
Carlos GarayRío Castaños
Galán y García HernándezPlaza Carlos VII
14 de Abril22 de junio
Arturo CampiónCoronel Ortiz de Zárate
Carretera NuevaAvda de EuzkadiAvda General Mola
Calle de la CruzLuis de EleizaldeCástor Andechaga
Tomás de MeabeHilario Agapito
Transvesal de SolJosé NakensGeneral Dávila
Plaza La RepúblicaPlaza de España
CarmenVillalongaCarmen
Plaza Sabino Arana[1]General Primo de Rivera
Buen PastorLibertadBuen Pastor
Gran VíaAvda de Navarra
MurrietaCalvo Sotelo
PortuGeneral Franco
AutonomíaLa Victoria
Plaza de BurceñaJuan de Zubileta Zumalacárregui
LuchanaObispo Olaechea
ArrandiComandante Franco
Campa de LasesarreCampa de Nuestra Señora del Carmen

En muchos otros casos, se ha respetado la toponimia histórica, aunque, a veces, un nombre que hacía referencia a una pequeña heredad, sirva hoy para denominar a un espacio ocupado por miles de personas. En los últimos años se ha actualizado la grafía, para adaptarla a las transcripciones recomendadas por Euskaltzaindia. Barakaldo también es conocida por la existencia de grandes instalaciones comerciales que han optado por nombres ingleses como Max Center, Mega Park o Bilbao Exhibition Center.

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  • ETXEBARRIA MIRONES, Txomin. El componente castellano en la toponimia de Barakaldo y algunas inexactitudes sobre Barakaldo. S. L.: El autor, 2008.
  • ETXEBARRIA MIRONES, Txomin. Inexactitudes o errores sobre el "Este" de las Encartaciones y los procuradores de Barakaldo. S. L.: RS, 2009.

MAM 2011