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TRATADO DE MANTES

El 8 de enero de 1354 moría asesinado por gentes al servicio del rey Carlos II de Navarra el condestable de Francia. El navarro, temiendo la cólera de su suegro, se arroja en brazos de los ingleses, escribiendo a Eduardo III, al príncipe de Gales y al duque de Lancaster en términos apremiantes y explícitos. Los ingleses se prepararon, bien ajenos a que, a poco, se iniciarían gestiones entre los reyes de Francia y de Navarra que sellarían la paz entre ellos en el tratado de Mantes (22 febrero 1354), por el cual Carlos II no sólo obtenía su perdón y el de los que habían intervenido en la muerte del condestable, sino que obtenía todo lo que había reclamado, particularmente en Normandía, donde su posición se fortalecía con la cesión de casi la mitad del Contentin. Si Carlos II restituía a su suegro Pontoise, Beaumont-sur-Oise y Asniéres-sur-Oise, recibía en recompensa el condado de Beaumont-le-Roger, los castillos y castellanías de Conches y de Breteuil, el vizcondado de Pont-Audemer, le clos de Contentin (Clausum Constantini), con Cherbourg, los vizcondados de Valognes, de Coutances y de Carentan. Añádase a estos territorios los que, fuera de la tierra de Evreux, poseía como patrimoniales, o sea los condados de Mortain y de Longueville, con el castillo de Gavray. Así el rey de Navarra poseía una serie de puestos fortificados alrededor de la Normandía real, desde Mantes hasta Cherbourg, que le constituían en un peón magnífico en el ajedrez político de Francia. Fue la necesidad de evitar un posible acuerdo anglo-navarro lo que forzó al rey de Francia a la firma del tratado. Pero las inesperadas ventajas que Carlos II había logrado, le inspiraban cierta desconfianza. Pronto surgieron nuevas desavenencias entre ambos reyes. En el mes de noviembre de 1354, la ruptura estaba consumada. Ref. J. R. Castro.