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VILLODAS

En término de Víllodas se encuentra la ciudad romana de Iruña (ver IRUÑA). La arquitectura civil está representada por dos casas rurales del s. XVIII. La primera se trata de una construcción aislada rodeada de huerto; de planta rectangular, tejado a dos aguas con caballete paralelo a la fachada principal, fábrica de mampostería con sillería en vanos y esquinales y tejería de tipo árabe, portada adintelada y ventana enrejada tipo "jaula" en la fachada de Levante. La otra casa, fechada en 1767, es de planta cuadrada, con cubierta de faldones; de mampostería con carga de cal para el fondo de los muros y sillería en esquinales y recercado de muros. Ostenta en la fachada un "Víctor". Puente sobre el río Zadorra. Formado por diez arcos, 6 de ellos apuntados y cuatro de medio punto, tiene una longitud total de 98 metros, siendo su anchura de 4 metros. Su proximidad al oppidum de Iruña ha hecho que se le haya considerado primero romano y, luego, de base romana y rehecho posteriormente. Los estudios recientes dan la posible fechación de su fábrica entre los siglos XIV y XV, con posteriores reparaciones, una en el siglo XVIII, otra tras las inundaciones de 1831, y una última efectuada por Martín Saracibar, en 1845. Aparece citado por primera vez en la documentación en un apeo del año 1574. (Ref. A. Azkarate Garai-Olaun y V. Palacios Mendoza: Puentes de Alava, Bilbao, 1996). Respecto al arte religioso, es de destacar la parroquia de San Cristóbal. La fábrica actual del edificio data del s. XVI, si bien la torre cuadrada en planta y de reducidas dimensiones con remate en espadaña, es de fines del s. XVII y forma un cuerpo aparte del resto. Un pórtico cerrado, con puerta de sillería protege la portada del s. XVI abierta en arco rebajado. Planta de salón de dos tramos y cabecera recta cubierta por una bóveda de terceletes con claves relivadas, al igual que el tramo inmediato, mientras que el segundo complica más la estructura del tercelete añadiéndole unas ligaduras que unen las claves. Coro de sillería de buen diseño renacentista. Presenta arco rebajado que recae en medias columnas con capiteles de cabezas de ángeles. Cabezas entre laureas en las enjutas y cornisa con testas de angelillos, sobre la que se coloca la balaustrada de piedra. Terceletes y combados en el bajo coro. Es obra de Domingo de Yruquera, el mismo que en 1570, hace la sacristía con su hijo. En ésta se encuentra una cajonería de dos cuerpos, con un Cristo del XVII encima, dos lienzos barrocos y varias piezas de orfebrería. El retablo principal comenzado en 1606 por Pedro de Ayala en estilo renacentista avanzado, refleja también cierto aire barroco, ya que su ejecución se prolongó hasta 1641. En 1767, se doró a base de ornamentación rococó. El sagrario (obra de Felipe de Josenechea en 1594) que centra la predela tiene la misma disposición arquitectónica que el retablo, de dos cuerpos articulados en tres calles por columnas con capiteles corintios alternando con jónicos y fustes estriados en espiral. Los nichos se coronan con frontones triangulares y curvos enteros y partidos. En ellos se albergan tallas estáticas pero de gran fuerza expresiva. A los lados dos escenas relivarias de los Evangelistas, de trazado vigoroso. Preside el conjunto una talla de la Asunción que alza la cabeza en movimiento ascendente. Los retablos laterales, son obras neoclásicas con reminiscencias rococó cuya imaginería pertenece al taller de los Valdivielso. La pila bautismal es de época románica. Ermita de San Pelayo, de tipo rural, reconstruida a principios del XIX. Guarda una imagen interesante de su titular de fines del s. XVII y poseía una talla gótica de Santa Catalina.