Udalak

TAFALLA

Historia: IX-XVII. Orígenes míticos. Tudela y Tafalla, junto con la portuguesa Setúbal, aparecen desde hace siglos en los cronistas vasco-iberistas y/o vasco-cantabristas, así como en los escritores que sentaron las bases de estas teorías como colonias fundadas, después del Diluvio universal, por el patriarca Tubal, nieto de Noé. Ya el cosmógrafo Pedro de Medina, n. hacia 1493, aduce los tres topónimos como prueba del origen tubálico de Iberia origen basado en un texto de Flavio Josefo, cronista del siglo I, que menciona a Tubal como padre de los iberos, y en otro de Ximénez de Rada (siglo XIII) que coloca al patriarca y sus gentes aposentados en los Pirineos. El cronista Beuter (siglo XVI) se hace eco de estas pruebas e identifica a los navarros con los cántabros y al euskara como primera lengua de Iberia, casi desalojada luego por el latín. Como recuerdo de estos míticos inicios, Tafalla estampó el nombre de Tubal en su escudo.

Noticias altomedievales. El 14 de julio del año 924, las tropas de Ab Al Ramhan III, en irresistible avance por Navarra, en aceifa de castigo contra Sancho Garcés, que presionaba la frontera del Ebro con peligro para los musulmanes y que había el año anterior reconquistado La Rioja, pasan por Tafalla, importante plaza militar de la frontera, cuyo castillo arrasan. Cuenta la Crónica: "Los musulmanes saquearon todo y destruyeron metódicamente todas las casas y construcciones de toda clases". Las tropas no encontraron resistencia, y la campaña siguió por Carcastillo hacia Lumbier [Ref. A. Cañada: La campaña de Pamplona...]. Según la Crónica Najerense, que recalca al respecto sobre la Historia Silense, cuando Ramiro de Aragón quiso arrebatarle a su hermanastro García el de Nájera (1035-1054) el reino de Navarra, vino a acampar con sus aliados los reyes de Zaragoza, Huesca y Tudela sobre la ciudadela de Tafalla, a la espera del momento del encuentro definitivo [Ref. Crónica Najerense. Estudio preliminar edición crítica e índices por Antonio Ubieto Arteta, Valencia 1966, p. 93].

Tenencia del reino de Pamplona. Figura como tal desde mediados del siglo XI, registrándose los "senniores" Ariol Sánchez (1040), Sancho Fortuñones (1047), Jimeno Aznárez (1055), Lope Garcés (1076), Sancho Sánchez (1093), Iñigo Fortuniones (1117), Lope Iñiguez (1135) y Jimeno Aznárez (1143).

Dominios de Iratxe. En 1172 Alejandro III papa toma al monasterio de Iratxe y a su abad Viviano bajo su protección y confirma las prerrogativas y posesiones de sus monjes, entre las que se menciona expresamente Tafalla con todas sus pertenencias. Así consta en doc. que publica Yepes: Crónica general, t. III, escritura XXX, y en el extracto de un original desaparecido, que obra en el A.G.N. (Doc. Ir., núm. 82). En el documento citado se escribe Tafália. En 1175 el abad de Iratxe cambia al obispo de Pamplona la iglesia de San Pedro de Tafalla por las de Arbeiza y Zubielki; el obispo concede, además, al monasterio la iglesia de Viloria. Así consta en doc. que obran en el A.G.N. (Doc. Ir., núm. 74; Bec. Ir, f. 72v-73). En el doc. citado viene escrito Tafalia.

Aforamiento. Tafalla fue aforada por Sancho Ramírez de Aragón y Navarra (1076-1094). Fueron confirmados estos fueros en 1157 por Sancho el Sabio. En 1206, por disposición firmada en Tudela en marzo de este año, Sancho el Fuerte otorgó de nuevo fueros a los habitantes de Tafalla. El 18 de abril de 1245, en Estella, Teobaldo I dio en tributo a los labradores tafalleses todas las piezas, viñas y huertos, con sus aguas y derechos, que tenía en la villa, por 1.400 sueldos anuales. Teobaldo II confirma en 1255 (Olite, 7 de febrero) los fueros de Sancho el Sabio. En 1271 será Enrique I quien jure los fueros y privilegios de Tafalla.

Protestas contra los Merinos. En 1307 los tafalleses se quejaron a la corona de los abusos de los Merinos de Tafalla, que residían en Olite, quienes "les hacían agravios tomándoles mucho más de lo que debían de pecha". En 1308 se dirimieron asimismo las cuestiones referentes a los riegos del Cidakos, que enfrentaban a los labradores tafalleses con los Merinos y con los vecinos de Caparroso. Las diferencias se prolongaron hasta 1325, en que Carlos el Calvo aprueba la venta de las aguas de riego efectuada por Caparroso a Tafalla.

Confirmaciones y Privilegios. En 1355 Carlos II confirmó los fueros otorgados por Sancho el Sabio en 1157. Carlos III, en 1387, anuló el chapitel establecido en Tafalla (ver CHAPITEL).

Muerte del señor de Lacarra. El señor de Lacarre y de Asiain, Ramiro Sancho, fue encerrado en el castillo de Tafalla tras el duelo que no llegó a realizarse entre él y Fillot y de Gramont y que fue sometido a la discreción del rey Carlos el Malo. Después de seis meses de reclusión dio un golpe de mano por el que se hizo cargo del castillo. Al conocer el hecho, las gentes de Tafalla tomaron las armas y sitiaron el castillo, que cayó el tercer día de asedio. El señor de Lacarre fue condenado a muerte y decapitado en la plaza de la villa, en enero de 1379.

Buena Villa: 1423. El mismo Don Carlos III, en 1423, concedió a Tafalla, según reseña Yanguas y Miranda, el honor de "Buena Villa". Se elevó así la condición social de los vecinos, hasta entonces labradores en su mayoría, declarándoles francos y ruanos: "que los vecinos de ella fuesen tenidos por francos y roanos y gozasen de las franquezas que los otros de las buenas villas, y que sus mensajeros o procuradores tuviesen voto en Cortes como los de las otras buenas villas, sentándose después de los procuradores de San Juan de Pie del Puerto; los aforó al fuero de San Martín de la villa de Estella; les concedió alcaidío y prebostado perpetuos como los alcaldes y prebostes de Estella, un mercado perpetuo el martes de cada semana, y finalmente que las 813 libras que pagaban con nombre de pecha, las pagasen en lo sucesivo con el de censo perpetuo". En 1425 el mismo monarca declaró que los habitantes de Tafalla sólo debían pagar por su censo, en lugar de la pecha que antes pagaban, 813 libras de dineros de carlines prietos y no de carlines blancos como el recibidor pretendía. También concedió en el mismo año a dicho pueblo un alcalde anual alternando por años entre las dos clases de habitantes, esto es hijosdalgo y francos y roanos; que diez individuos de cada una de estas clases propusiesen en su año tres al rey para que eligiese de entre ellos el alcalde; que éste juzgase a los hijosdalgo por el Fuero general, y a los francos y roanos por el de San Martín de Estella; que en cada año se eligiesen 14 personas, 6 hijosdalgos y 8 roanos, los cuales deberían ejercer el cargo de jurado dos años; que se escribiesen sus nombres en papel o pergamino, poniéndoles en una bolsa, y que una criatura sacase siete de ellos para que sirviesen dicho oficio en el primer año y los otro siete en el segundo; que pasados los dos años eligiesen otros 14, repitiendo la misma operación; que los nombramientos de jurados se hiciesen en el día de pascua de Navidad; que los jurados tuviesen un depositario o bolsero, nombrado cada año alternativamente de las dos clases de hijosdalgo y roanos; que los jurados pusiesen bailes o cistieros para guardar los campos; que los que hubiesen sido alcaldes o jurados, no pudiesen ser costieros ni bailes, ni otro oficio menor jurado; finalmente que el pueblo de Tafalla, que antes estaba tasado en 180 fuegos y en 180 florines por cada cuartel, sólo pagase en lo sucesivo por 100 fuegos otros tantos florines, en razón a haberse disminuido su vecindario. La princesa Doña Leonor confirmará este privilegio en 1473.

Asesinato del obispo Chávarri. El obispo de Pamplona Nicolás de Chávarri fue asesinado el 23 de noviembre de 1468 en las inmediaciones de Tafalla, en el camino de San Francisco a la iglesia de San Sebastián, por Arnalt de Garro, Pérez Cacho, Argaiz y otros, por instigación y en presencia de su señor, Mosén Pierres de Peralta. Una cruz de piedra en el lugar del homicidio recuerda el hecho. Ver EGUIA ECHAVARRI, Nicolás de; PERALTA, Mosén Pierres de.

Restos hebraicos. El cajón 192 del Archivo General de Navarra guardó rollos litúrgicos sinagogales, importantes fragmentos de los escasísimos que se conservan en la Península Ibérica. Parte de estos fragmentos proceden del Archivo Municipal de Tafalla y fueron hallados por Javier Alvarez García cuando inventariaba sus fondos.

Feria. En 1473, la reina doña Blanca II haciendo relación de que Tafalla tenía nueve días de feria concedidos anteriormente, los cuales debían comenzar dos días antes de San Sebastián, mandaba que fuese franca a perpetuo de toda imposición de alcabalas, lezta, y otros derechos; concedió también que hubiese dos mercados cada mes, esto es el primer martes y el último, francos de todo derecho como la feria; y que todos los concurrentes a la feria y mercados disfrutasen de inmunidad desde el día que saliesen de sus casas hasta la vuelta, excepto en los crímenes de lesa majestad, sacrilegios, salteadores de caminos y muertes alevosas. Decía que estas gracias las concedía por los buenos servicios del pueblo y porque dio al rey Juan II, 3.000 florines.

Castillo. En la Edad Media, Tafalla tuvo una fortaleza que dominaba la población desde el alto de Santa Lucía. Las primeras reparaciones registradas se efectuaron en 1280, siendo alcaide Bertaut. A principios del siglo XIV consta como alcaide Guillén de Loarze y se rehizo el palacio que servía de habitación real en el castillo (1305). Se mejoraron sus instalaciones militares en 1316 y en 1357, época en que Carlos II nombró alcaide a su chambelán Juan Dehán. Le sustituirá Andreo Dehán, quien mejorará las habitaciones reales por orden del mismo rey. Carlos III le confirma en el cargo en 1367. En 1415 es nombrado alcaide Juan Beltrán de Acedo, a quien sucede en 1443 Ojer de Mauleón; en 1451 le sustituye Fernando de Olóriz. En 1430, a causa de la guerra con Castilla, se aumentó la guarnición y se hicieron obras diversas.

Conquista castellana: 1512-1521. A principios de agosto de 1512, junto con otras plazas navarras y siguiendo el ejemplo de Pamplona, Tafalla capitula ante el ejército invasor del duque de Alba, que a la sazón efectuaba la conquista de Navarra. El 21 de septiembre de 1512 Tafalla envía delegados a Logroño para reconocer a Fernando como rey y prometerle fidelidad. Por su parte, Fernando, siguiendo la costumbre, confirmó los fueros de ésta y otras localidades navarras. A pesar de derribarse la mayor parte de las fortalezas y castillos del reino, algunos, como el de Tafalla, fueron reparados y reforzados, al objeto de prevenir una revancha de la dinastía Albret apoyada por Francia. Se colocó en Tafalla como alcaide en 1512 a Hurtado Díaz de Mendoza con una guarnición de 100 lanzas y 200 jinetes. En 1521 Carlos I ordenará el definitivo desmantelamiento de la fortaleza. A mediados de octubre de 1512, mientras en la Baja Navarra comienzan las operaciones del ejército franco-navarro para emprender la reconquista del suelo navarro, esta ciudad se sacude la guarnición castellana. Lo mismo sucede en otras plazas navarras como Cabrera y Monjardín. El 21 de octubre de 1512 Antonio de Fonseca, que venía de Logroño y se dirigía a reforzar Pamplona, tomó de nuevo Tafalla.

Cortes. Durante el siglo XVI las Cortes de Navarra se reunieron en Tafalla en 1531 y en 1536. En la primera convocatoria se dirimieron importantes cuestiones procesales; en la de 1536, asuntos sobre preeminencias de los tres estados que componían las Cortes, así como de la designación de obispos de Pamplona naturales del reino y no foráneos.

Diferencias con Olite. Según refiere Idoate en <¡>Rincones..., [t. III, págs. 387 y 388], en el año 1560 Tafalla y Olite se enzarzaron en un pleito sobre jurisdicción. Tafalla tenía un justicia, creado en 1479 por privilegio de los reyes don Juan y doña Catalina, que se encargaba de evitar alteraciones del orden y cobraba un impuesto sobre todas las mercancías que entraban en la villa. Pero el teniente de merino de Olite, un tal Cegama, se presentó en Tafalla, requiriendo para sí aquellos derechos. El tribunal emitió sentencia en marzo de 1567, prohibiendo al merino de Olite ejercer sus funciones en Tafalla y entrar con la vara, símbolo de autoridad, "si no fuere de paso en execución de su oficio y autos tocantes a él".

Inventario del Archivo. En 1586 se redactó el primer Inventario de los Privilegios y demás papeles que la Ciudad de Tafalla tiene en su archivo, que no ha llegado a nuestros días, sino es por los inventarios posteriores efectuados en 1628, 1729 y el índice realizado en 1897. En 1985 se realizó una completa Guía e Inventario, y una catalogación en 1986.

Revuelta de 1582. En este año hubo en Tafalla graves altercados entre ganaderos y agricultores por el uso por parte de los primeros de los pastos comunales, llegándose a un acuerdo de arriendo por parte del concejo de campaderas o corralizas libres del común a los ganaderos por un canon anual.

Ciudad: 1636. Tafalla obtuvo el privilegio y título de ciudad, con derecho de asiento en Cortes, en 1636. En las Cortes de Navarra se sentaban diputados de Tafalla, junto a los de Pamplona, Estella, Tudela, Sangüesa, Olite, Aoiz, Viana, Monreal, Aguilar, Cáseda, Uharte, Villava, Mendigorría, Torralba, Lesaka, Corella, Zúñiga y Lakuntza y junto a los representantes de los brazos eclesiástico y militar, según refiere Idoate en Rincones... [t. II, págs. 51 y 52]. En algunas ocasiones las Cortes negaron su asiento a algunos abades y obispos, por su calidad de extranjeros; tal fue el caso que ocurrió con el abad de Iratxe en el año 1546, en que no fue admitido, pese al deseo del rey Felipe II.

Plaga de langosta. Según refiere Idoate en Rincones..., [t. III, págs. 544-546], una plaga de langosta asoló Navarra en 1687, siendo afectada también la comarca de Tafalla. En todo el reino se hicieron solemnes rogativas, pero el mal se recrudeció en los veranos de los años siguientes. En el año 1695 la plaga llegó hasta las puertas de Pamplona, suscitándose la duda de si eran realmente langostas o simples saltamontes. A falta de naturalistas, fueron designados como peritos en la materia tres labradores tafalleses, quienes aseguraron que se trataba de verdaderas langostas.

Memorial "del aceite". Según refiere Idoate en Rincones... [t. III, págs. 607 y 609], Tafalla, junto con Estella, Olite, Tudela, Viana y Cascante, elevó un memorial a las Cortes del reino en el año 1688, exponiendo los motivos por los que se debía tomar normas prohibitorias para la importación de aceite en Navarra. Alegaban que el aceite era una de sus principales fuentes de ingresos y que su producción abastecía todo el reino e incluso sobraba una buena parte para la exportación. Por su parte, los pueblos de la Montaña eran partidarios de la libre importación, pues era más barato y favorecía el intercambio de otros productos de Navarra. Finalmente fue desestimada la petición de las ciudades mencionadas.