Ekonomilariak

Uztáriz Hermiaga , Gerónimo de

Célebre economista, nacido en Doneztebe-Santesteban (Navarra) en el año 1670 y muerto en Madrid en 1732.

Cuando apenas contaba 17 años, Gerónimo pasó a Madrid, donde residió algún tiempo en casa de uno de sus parientes. A poco pasó a los Estados de Flandes, donde sentó plaza de soldado y sirvió durante 10 años, en grado de alférez y capitán de infantería, pasando por muchas situaciones críticas, incluida la reclusión como prisionero de guerra.

Casado en el año 1696 con una noble flamenca, volvió a España en 1697 para atender los negocios de su casa; pero en 1698 lo encontramos nuevamente en Flandes, sirviendo esta vez al marqués de Bedmar como "secretario del Generalato de las Armas de aquellos Estados". Viajó luego por Francia, Italia, Inglaterra, Flandes, Holanda y la parte occidental de Alemania, sirviéndole siempre como secretario al referido marqués en sus largas gestiones diplomáticas. Hacia 1706 obtuvo, en premio de sus trabajos, el hábito de caballero de Santiago, y en 1707 regresó a Madrid, reclamado por la administración de Felipe V. Desempeñó los cargos de Secretario de decretos en la primera mesa del Despacho de Guerra y Marina, y más tarde los de secretario de la Real Junta de Comercio y Moneda del Consejo y Cámara de Indias, secretario de la Sala de Millones, de la Junta Real del Tabaco, etc.

En 1717, y con motivo de la publicación por Francisco Xavier de Goyeneche, de su traducción de la obra anónima de Daniel Huet sobre el comercio de los holandeses, extendió Uztáriz una Aprobación de la obra, en la que trazó un esbozo de lo que había de ser luego la obra que hizo su fama. Esta apareció en 1724, en una tirada cortísima destinada a los amigos, sin censuras ni licencias. Sin que se sepa a ciencia cierta por qué, esos pocos ejemplares de la primera edición fueron destruidos, y habrá que esperar hasta el año 1742 para ver a su hijo Casimiro tirando la segunda edición de la obra, que llevaba este título: Theórica y práctica de Comercio y de Marina, en diferentes discursos y calificados exemplares que, con específicas providencias, se procuran adaptar a la Monarchia Española para su prompta restauración, beneficio universal, y mayor fortaleza contra los émulos de la Real Corona..., Madrid 1742.

Entretanto, continuaba la carrera ascensional de Uztáriz, que en el año 1727 desempeñaba el puesto de secretario de la Junta de Comercio, y luego el de ministro de la misma Junta, para ser nombrado en 1729 secretario del Consejo y Cámara de Indias para la parte de Nueva España.

La obra de Uztáriz, como la ha acertado a objetivar Alfonso de Otazu, "es algo menos teórica que lo que su título indica", encerrando "mucho de crítica, de crítica minuciosa y comparativa, muy propia de la pluma de un viajero que ha recorrido media Europa en sus viajes", y, en este sentido, hemos de ver en ella el vértice del clima espiritual y de las inquietudes económicas que se hacían sentir en aquel círculo de hombres que hicieron posible la hora navarra del siglo XVIII. Se podrá discutir si Uztáriz fue colbertiano o no (de lo que no cabe duda es de su admiración por el ministro de Luis XIV), mercantilista o no, gran teórico de la Economía o un simple arbitrista ocasional y empírico, como, al parecer, lo ha visto J. A. Schumpeter (History of Economic Analysis, London 1963, p. 170). Acaso tenga razón Julio Caro Baroja cuando insiste en la fundamental intención de los economistas viejos, tal Uztáriz, de afrontar situaciones concretas, sin pasarse a teorizar, al estilo de los profesores de economía modernos, sobre sistemas económicos en abstracto. De lo que puede dudarse menos es de que Uztáriz fue uno de los raros hombres que acertaron a ver suficientemente claro la situación económica de la España de su tiempo, como para proponer un certero programa de reformas, que seguramente habría bastado para relanzar la economía española del XVIII. No es necesario que nos explayemos aquí en el análisis de la obra capital de Uztáriz, ya que es suficientemente conocida y puesta de relieve entre los tratadistas de economía nacionales y extranjeros (ver al final del artículo una sucinta bibliografía sobre el biografiado).

De todas formas, no desaprovecharemos la ocasión para resaltar un aspecto de la obra del economista baztanés, que lo delata estrechamente vinculado e inmerso en el mundo de preocupaciones marineras, característico de los hombres de su país natal. Testigo de excepción de los esfuerzos de sus paisanos Juan de Goyeneche y de Antonio de Gastañeta por promocionar las industrias náuticas nacionales, Uztáriz dedica no menos de 14 capítulos de su obra capital a desarrollar los problemas relacionados con el comercio marítimo y no pocas páginas a los temas específicamente técnicos de la fábrica de navíos; ahora bien, entre los aspectos que destaca Earl J. Hamilton en la obra de Uztáriz (al que, por lo demás, acusa, no se sabe si con mucha razón, de haber dedicado poca atención al problema de la navegación y de no haber sugerido medidas eficaces para hacer revivir las moribundas actividades navieras), se halla precisamente la sugerencia de la fundación de una academia de artes y ciencias -según el modelo de las establecidas en Francia por Colbert-, que facilitase la introducción de los progresos tecnológicos del extranjero y fomentase los inventos y las mejoras en la industria, comercio y navegación.

La obra de Uztáriz, a raíz de su segunda edición en 1742, gozó de gran prestigio, a nivel nacional e internacional, entre los autores contemporáneos, citándose Feijoo y Voltaire entre sus admiradores. No se hicieron esperar las traducciones: una inglesa, aparecida en Londres en 1751 y reproducida en Dublín en 1752; dos francesas, una en París y otra en Hamburgo en 1753 y la italiana de Consalvo Adorno, años más tarde. En el XVIII y en gran parte del XIX la citarán de continuo los economistas españoles o los historiadores de la Economía, y modernamente será objeto del estudio monográfico de André Mounier (Les faits et la doctrine économique en Espagne sous Philippe V. Gerónimo de Uztáriz [1670-1732], Bordeaux 1919) y de un artículo de Earl J. Hamilton ("Nuevo examen del mercantilismo de Gerónimo de Uztáriz [1670-1732]", en El florecimiento del capitalismo y otros ensayos de historia económica, Madrid 1948, pp. 211-230). Aparte de su gran obra, Uztáriz escribió un Voto de Gerónimo de Uztáriz, secretario de la Junta, mandada formar para examen de la restitución de Tribunales y otros puntos a la ciudad de Sevilla, un cuaderno de cuarenta dos pp. in folio, fechado en 1722 e impreso, y otro gran número de informes sobre asuntos diversos.