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TRATADO


Tratado de los Pirineos. Ver PIRINEOS, Tratado de los Pirineos.

Tratado de Blois. Estipulación de mutua amistad y auxilio concertada en la ciudad de Blois (Loire-et-Cher, Francia) el 18 de junio de 1512 entre los reyes Catalina de Navarra y Luis XII de Francia. Campión lo comenta así: "De dicho Tratado poseemos el texto auténtico y una "Suma" compuesta por o para don Fernando antes de la firma definitiva. Es muy interesante conocer las deformaciones que al concierto de los contratantes hizo sufrir el pensamiento fernandino. Contiene ocho cláusulas. En la primera declaran las partes contratantes: que serán amigas de los amigos y enemigas de los enemigos de una y otra, y que ninguna de ellas prestará ayuda, socorro, favor o asistencia a los enemigos de ellas, y que nunca se harán la guerra por ellas mismas ni por personas interpuestas, directa o indirectamente. Se comprometieron a ayudarse y socorrerse con todo su poder y contra todos, sea cualquiera su estado, autoridad, preeminencia o dignidad; pero el compromiso de los reyes de Navarra contiene una excepción limitativa, la de que éstos no quedan obligados a asegurar, proteger, guardar y, defender otros estados del rey de Francia que los sitios de este lado de los montes; es decir, que toda lucha, agresión, hostilidades y perjuicios contra la Santa Sede quedan absolutamente excluidos del convenio; éste, por tanto, no ponía a los reyes de Navarra directa ni indirectamente en frente del Sumo Pontífice: igualmente se comprometieron a no dar paso por sus reinos, tierras y señoríos a ningún príncipe extranjero que se propusiera hacer la guerra a cualquiera de ellos; en la sexta cláusula los reyes de Navarra se obligan a declararse abiertamente contra los ingleses que habían fondeado en Fuenterrabía; la cláusula octava y última proclama la neutralidad absoluta en la guerra que pudieran tener los reyes de Francia y los de Castilla y Aragón, manteniendo la vigencia del Tratado hecho con D. Fernando y D.ª Isabel, de negar el paso a la gente extranjera que quisiera pasar por el reino de Navarra para hacerles la guerra, y extendiendo esa disposición en favor del rey de Francia. Tal es el famoso Tratado de Blois, omitidos los pactos que no miran directamente al caso debatido que trajo a la mano del Rey Católico la ocasión cualquiera que, según Zurita, andaba buscando. Era moralmente lícito concluir este Tratado de alianza con el rey de Francia, que no estaba excomulgado, y en el que no se contraía ninguna obligación contraria a los derechos de la Santa Sede, y singularmente en lo que mira al conciliábulo de Pisa y sus derivaciones. El Tratado fue más y menos explícito que lo que los reyes de Navarra deseaban en algunos puntos, por desconsideración, intransigencia y duplicidad del Cristianísimo. La cláusula sexta, relativa a los ingleses, era peligrosísima, puesto que ponía a los reyes de Navarra en estado de guerra con aquellos aliados del Católico, presentándole a éste la coyuntura de experimentar o aparentar grave enojo. En cambio éstos, lejos de compartir el de don Fernando, se negaron a coadyuvar directamente a la rapiña del aragonés, cuyos verdaderos designios de apoderarse del reino pirenaico, semiocultos por la maraña de cismas, herejías y excomuniones, calaron pronto. Así como los pasos de D. Fernando se encaminaban a conquistar el reino de Navarra, los ingleses soñaban con apoderarse de la Guiena, que durante tanto tiempo les había pertenecido. A esto obedeció la presencia de su escuadra en Fuenterrabía, con el pretexto aparente de coadyuvar a la acción militar del Rey Católico. Pero apenas se convencieron de que la captura de la Guiena no era empresa fácilmente hacedera, porque Luis XII estaba vigilante, no se avinieron a ser meros comparsas de un aliado que se salía con la suya mientras que ellos fracasaban. Ahora pondré delante de la vista de los lectores la "Suma" del Tratado del Blois guisada en la cocina diplomática del aragonés, tal como la publicó Bernáldez en su Historia de los Reyes Católicos. Dice así: "Suma de la capitulación y concierto de entre el Rey de Francia y el Rey de Navarra contra la Santa Liga. -Asentaron casamiento de la hija menor del Rey de Francia con el Príncipe de Viana. Amistad e liga perpetua de amigo a amigo, e enemigo del enemigo. -Item, que los dichos Rey y Reyna de Navarra ayudarán con todas sus fuerzas y estado al Rey de Francia contra los ingleses y españoles, e contra todos los otros que con ellos se juntaren. -Item, que el dicho de Francia ayudará al Rey e Reyna para que conquisten para sí ciertas tierras e castillos de Castilla e Aragón que pretenden que antiguamente eran de Navarra, de las quales de yuso se hará mencion. -Item, que el Rey e Reyna de Navarra han de enviar al Príncipe su hijo para que esté en poder del Rey de Francia, por seguridad, el tiempo contenido en la capitulación. -Item, el Rey de Francia ha dado a los dichos Rey e Reyna de Navarra el Ducado de Nemors, y hales prometido el Condado de Armeñac. -Item, hales dado veinte y quatro mil francos de pensión y trescientas lanzas francesas; ciento para el Rey de Navarra, y ciento para el Príncipe, y ciento para Monsen de Labrit. -Item, hase obligado el Rey de Francia de pagar al Rey de Navarra quatro mil peones tanto cuanto durare la guerra. -Item, que les ayudará con mil lanzas gruesas pagadas, y con toda la otra pujanza suya, para que los dichos Rey y Reyna de Navarra conquisten a Guipuzcoa y a los Arcos, y a la Guardia, e a otras cosas de Castilla, e a Balaguer, y a Riva (Ribagorza?) y Pisa (sic), e otras cosas de Aragón que pretenden que antiguamente fueron de los Reyes de Navarra. -Item, el Rey de Francia, además de lo susodicho, dé al Rey e a la Reyna de Navarra cien mil escudos de oro por una vez, pagados en ciertas pagas. para que hagan gente, así para ayudar al Rey de Francia como para las otras cosas susodichas. -Item, que el Rey de Francia ha tomado a Monsiur de Labrit las tierras e oficios e provisiones que solía tener, las quales el Rey de Francia le tenía quitadas. -Item, de todo lo susodicho llevó Monsiur de Orval capitulaciones y escrituras firmadas e juradas por los dichos Rey e Reyna de Navarra e por el dicho Monsiur de Orval, como Procurador y Embaxador del dicho Rey de Francia. -Item, para ejecución de lo susodicho, el Rey y la Reyna de Navarra han mandado a todos sus súbditos de los Señoríos de Bearne e de Fox, y a los del Reyno de Navarra que estén en tierra de Labor, que es en San Juan del Pie del Puerto, y en aquellas faldas de Navarra, que fagan y cumplan todo lo que el Capitán General del Rey de Francia, que está en Guiana, les mandare en servicio, favor y ayuda de él; y de la misma manera, ha mandado el dicho Rey de Francia al dicho su Capitán General que para ejecución de las cosas susodichas tocantes a los dichos Rey e Reyna de Navarra faga con todas las gentes e poder del Rey de Francia todo lo que el Rey y Reyna de Navarra les escribieren, y que entren en España y trabajen de tomar todo lo que pudieren. -Item, tiénese aviso cierto que el Rey de Francia, cumpliendo el dicho asiento, ha enviado a los dichos Rey e Reyna de Navarra dineros para pagar la gente". Nótese el rótulo tendencioso que se pone a la "Suma". El objeto de la Santa Liga fue procurar la unión de los príncipes cristianos para defensa del papa, del Concilio (de Letrán) y de los Estados de la Iglesia, que los reyes de Navarra ni antes ni durante ni después del Tratado de Blois pensaron nunca atacar; recuérdese la excepción limitativa de que hicimos mérito. Las conferencias para la conclusión del Tratado de Blois duraron varios días, y en ellas presentaron los reyes de Navarra diferentes proposiciones y demandas que fueron asunto de discusión y de resolución particulares. Estos asuntos, debatidos y resueltos en parte, fueron mañosamente ingeridos en la "Suma" cual si estuviesen insertos en el Tratado. El 15 de julio a la hora de "vísperas",es decir, antes de la firma del Tratado, se casó la actuación del Parlamento de Tolosa por falta de competencia, y se reconoció en términos expresos la soberanía independiente del Béarn; el 16, los comisarios franceses declararon oficialmente que el rey de Francia daba a Juan, su aliado, una pensión anual de ocho mil libras tornesas; a Catalina, otra pensión de la misma cantidad, y una de cuatro mil libras a "Monseñores sus hijos": total, veinte mil libras anuales. Finalmente, Luis XII se obligó a otorgales una compañía de cien hombres de armas pagados a su costa, y a tomar en cuenta el "estado" de Alan de Albret y de la Duquesa de Valentinois. Pero la "Suma" ocultó cuidadosamente la excepción limitativa referente a los Estados del papa, e inventó el compromiso del matrimonio de la hija del rey de Francia con el Príncipe de Viana, y el de reivindicación armada de las tierras de Castilla y Aragón, especialmente de Gipuzkoa, Los Arcos y Laguardia. Con esta última superchería D. Fernando procuraba encender el enojo de los castellanos, muy fríos en el negocio de la conquista de Navarra porque se recelaban de que el aragonés quería unir el reino pirenaico a la corona de Aragón y aumentar su estado patrimonial. La "Suma" alcanzaba el intento acariciado, de presentar a los reyes de Navarra como enemigos de la Santa Sede y fautores de la herejía y cisma: no cabe duda de que ella sirvió a maravillas para procurarse la bula Exigit. Alusiones y glosas de esta "Suma-contienen muchos párrafos del "Manifiesto explicando las causas por que el Rey Católico tomó el título de Rey de Navarra". Bastará citar algunas frases, "... cuando vieron los dichos Rey y Reyna (D. Juan y D.ª Catalina) que el dicho Rey de Francia se puso públicamente en ofender a la Iglesia en lo espiritual y temporal, dividiendo con cisma la unidad de ella, y vieron que su Alteza se declaró en favor y defensión de la Iglesia, luego Comenzaron a tener estrechas pláticas e inteligencias con el dicho Rey de Francia y a fallar asaz cosas en favor de lo que facía y en disfavor de la causa de la Iglesia y de la persona de nuestro Santo Padre En la extraña teología moral del Rey Católico se compaginaban la ayuda a la Iglesia y al cisma conjuntamente, "... su Alteza imbió a decir a los dichos Rey y Reyna que pues veían que el dicho Rey de Francia era notorio enemigo y ofensor de la Iglesia, y su Alteza y el dicho serenísimo Rey de Ingalaterra tomaban esta impresa en favor y auda de la causa de la Iglesia... que les rogaba no quisiesen dejar el partido de la Santísima Liga y juntasen con el partido de los scismáticos, y pedíase una de las tres cosas: o que estuviesen neutrales y diesen a su Alteza una seguridad para que de Navarra y Bearne no dieran ayuda al Rey de Francia ni farían daño a los ejércitos de España e Inglaterra, o que si querían ayudar al Rey de Francia con lo de Bearn, que está de la otra parte de los montes Pirineos, ayudasen a su Alteza con lo de Navarra, que está de esta otra parte de España; o que si querían del todo declararse por una de las partes, que se declarasen por una de las partes de la Iglesia y de su Alteza, y que faciéndolo les daría su Alteza las villas de Los Arcos y Laguardia, que solían ser de Navarra y ellos las deseaban mucho.. . fasta que su Alteza supo y le contestó que los dichos Rey e Reyna habían asentado liga con el Rey de Francia contra los que favorecían la causa de la Iglesia, no solamente para impedir la dicha impresa, a más para facer en España todo el daño que pudiesen... visto que en la capitulación fecha por nuestro muy Santo Padre y los otros príncipes de la Liga dice: que si acaesciere que alguno de los confederados tomase algo fuera de Italia de los que se pusiesen contra la Liga, aquello pueda retener jure belli, y que por esta causa su Alteza puede justamente retener dicho Reyno, mayormente que se junta con esto la Bula de nuestro muy Santo Padre (la Pastor) contra todos los que ayudasen al Rey de Francia e impidiesen la ejecución de la empresa que su Alteza y el serenísimo Rey de Ingalaterra facen en favor de la Iglesia". D. Fernando se mostraba insigne príncipe católico siempre que le traía cuenta. La "Suma" del Tratado de Blois no es la falsificación del instrumento con su pergamino y sellos, sino la adulteración, el falseamiento y la desfiguración de su contenido". Ref. Campión, Arturo: Nabarra en su vida histórica, 2.ª edic. Pamplona, 1929, 495-502.