La colonia vasca tomó parte activa en el cabildo abierto de 1808 que tuvo como objetivo crear una junta gubernativa: Juan F. García de Zúñiga, Joaquín Chopitea, Jaime Illa, Antonio Zubillaga, Pedro Larrazabal, Rafael Zufriategui, Juan M. Serna, Pedro Sainz, José Antonio Ellias, de los cuales, los cuatro primeros fueron designados diputados representantes del pueblo. Mientras en mayo de 1810 Buenos Aires deponía a su virrey y organizaba su gobierno, el general Elío mantenía el sistema colonial en Montevideo. El 28 de febrero de 1811 estalla el libertador Grito de Asensio, a orillas del río de este nombre, encabezado por Francisco Haedo al que se adhiere José Gervasio Artigas, hijo de Montevideo y capitán de Blandengues, conocedor profundo de la vida en el corazón de Uruguay (hay dos caseríos vizcainos de este nombre que Corominas aventura como apellido de origen vasco).
Tomás Otaegui nos señala a los patriotas de origen vasco que levantan al pueblo en pro de la independencia contra portugueses y españoles: Tomás Comensoro, cura párroco de Soriano, fray Marcelino Pelliza inicia la recluta revolucionaria, Larrañaga Araucho y Zufriategui propagan la rebelión de los clubes de Montevideo, José Arbide, Francisco Haedo, etc. Artigas atacó Montevideo con sus montoneras pero, ante la dificultad de tomarla, organiza el éxodo del pueblo al interior, en las vecindades de Salto; cerca de 20.000 uruguayos -de los 60.000 que eran- engrosó esta emigración. 20 años duraría esta guerra hasta 1830 en que Uruguay se independiza del Brasil.