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TUDELA (PATRIMONIO ARTISTICO Y MONUMENTAL)

Templos. La Iglesia parroquial de la Magdalena es una edificación románica avanzada, de la segunda mitad del siglo XII, construida sobre un templo mozárabe que tras la conquista cristiana de la ciudad en 1119, pasó a manos de la iglesia pamplonesa y posteriormente a la de Tarazona. El exterior combina restos de sillería románica con ladrillo de las reformas renacentistas y barrocas; torre románica de planta cuadrada con arquerías de medio punto y coronamiento por cornisa de canecillos. La planta presenta nave única de eje desviado, dividida en 7 tramos. Su trazado irregular parece responder a la disposición mozárabe. Cubre con bóveda de medio cañón apuntada con arcos fajones de sección rectangular sobre semicolumnas; destacan los capiteles con representaciones de la vida de Cristo -en algunos casos de tradición iconográfica bizantina- y decoraciones vegetales, en los que aparece clara la mano del taller del claustro de la catedral. La fachada principal presenta la gran portada románica, relacionada asimismo estilísticamente con los artistas del claustro catedralicio. De medio punto con cuatro arquivoltas; la interior representa un apostolado y una anunciación, la central interesantes figuras de arpías entre hojarasca y el arco exterior, motivos geométricos y animales fantásticos. El tímpano presenta una Majestad inscrita en mandorla cuadrilobulada rodeada de Tetramorfos y está relacionado con el de San Miguel de Estella. Sobre la portada, cornisa sostenida por modillones con representaciones gremiales de gran interés iconográfico. La portada lateral, románica del último tercio del siglo XII, con buenos capiteles y decoración de las 3 arquivoltas con predominio de decoración geométrica. El retablo mayor de este templo, pieza monumental de mediados del siglo XVI es uno de los mejores conjuntos del primer Renacimiento en Navarra. Adjudicado en 1551 al sangüesino Juan Remírez, la mayor parte la llevó a cabo Domingo de Segura entre 1552 y 1556. De traza plateresca y estilo aragonés, deudor en gran parte del estilo de Yoly, consta de banco con cuatro cuerpos coronados por ático entre columnas y frontón, articulándose éstos con columnas exentas de capitel compuesto y fuste estriado con decoraciones en la parte inferior; sobre ellas frisos con grutescos y querubines. Las cajas del conjunto presentan numerosas imágenes de bulto, de manos diversas y desigual mérito, cabiendo destacar un Ecce-Homo y la Asunción de la Magdalena, así como un Crucificado del siglo XVI. A las reformas efectuadas en el siglo XVI corresponden las capillas de Santa Ana, de 1531, así como la bautismal y la de Nuestra Señora de la Esclavitud, estas dos construidas por Luis Garmendía en 1533, autor también del coro bajo. De época barroca son la de las Animas, obra de Juan Abós (1694) y la del Santo Cristo, que oculta una portada lateral cegada- románica y posee un retablo barroco de principios del siglo XVIII, dorado por Lucas de Olleta en 1726, así como una talla renacentista de la Magdalena y un lienzo de la Muerte de San José, atribuido a Berdusán. Al mismo artista caben asignar varias telas del retablo barroco de la citada capilla de Santa Ana, obra del círculo del retablista Sebastián de Sola; en el mismo se aloja una imagen de Santa Ana Triplex, buen trabajo flamenco del siglo XV. En la capilla de las Animas, junto a un retablo barroco dieciochesco, destaca la talla de San Blas, gótica de finales del siglo XIV o principios de la centuria siguiente. En el coro, diversos lienzos de la escuela de Berdusán, al igual que en la sacristía y en un pequeño museo habilitado en dependencias parroquiales, que custodia buenas colecciones de pintura barroca, tallas renacentistas y piezas de orfebrería con punzones tudelanos de los ss. XVII al XIX. Mención especial merece un cáliz de plata, gótico, de finales del XV con añadidos del XVI.

La Iglesia de San Nicolás fue una de las parroquias románicas de Tudela, cuyos orígenes datan de principios del siglo XII, constando documentalmente su donación a Oña en 1131. En este templo estuvo sepultado Sancho el Fuerte desde su muerte en Tudela en 1234 hasta su traslado dos años más tarde a Roncesvalles. Fue asimismo sede de importantes cofradías. La construcción primitiva, de la que sólo perdura el tímpano, fue románica, de una sola nave y cabecera semicircular. Fue reedificada en estilo barroco, habiendo llegado a nosotros la fábrica levantada en 1733. Esta presenta nave única de 5 tramos con cubrimiento por bóveda de cañón con lunetos y cabecera con cuarto de esfera. Muros perimetrales recorridos por cornisa moldurada sobre pilastras de orden toscano. Alojado en el ingreso principal, de doble medio punto enmarcado en molduraje mixtilíneo, destaca el Tímpano de la portada primitiva. Se trata de un ejemplar tardorrománico de finales del siglo XII, estilísticamente relacionado con el claustro de la catedral y con la portada de San Miguel de Estella. Tetramorfos que anuncia el gótico en el tratamiento de los rostros, mandorla con Trinidad y enmarcado el medio punto con cenefa de tallos con profusa decoración vegetal; encima de él se colocó un escudo barroco de la época de la reforma de la iglesia, flanqueado por dos tallas románicas de leones. La torre, unida a la cabecera del templo por un cuerpo con galería de arquillos, es del siglo XVI, con un cuerpo alto a modo de fuste, cuerpo de campanas rematado por otros dos dieciochescos, octogonales. Retablo mayor de estilo neoclásico, fechado en 1766, con cuerpo único de orden gigante con columnas estriadas de capitel compuesto y rematado por ático de pilastras cajeadas. La estatuaria es no obstante barroca de corte académico y atribuible a Carlos de Salas. El retablo de la capilla de San Marcos es manierista de finales del siglo XVII, presidido por un lienzo que representa al titular, de la escuela de Berdusán. El de la del Pilar, barroco de hacia 1670 y pequeñas proporciones, que aloja a la titular, de principios del XVII y que sigue el modelo iconográfico zaragozano. Reviste asimismo interés la capilla de los Remedios con retablo de la titular, obra de Martín de Tapia de mediado el siglo XVI y otro, barroco, de 1733, del tudelano José Serrano; también, un lienzo de la Virgen de Guadalupe, firmado por Antonio de Torres en 1711. La capilla inmediata a la cabecera del lado de la Epístola contiene un pequeño retablo rococó, del siglo XVIII avanzado, dedicado a San Pedro de Alcántara. La misma capilla está presidida por el magnífico retablo de Don Martín de Sesma, encargado por este capellán a Domingo de Segura, quien lo realizó en 1564 en estilo aragonés plateresco tardío. Destacan en este retablo las decoraciones de grutescos de las pilastrillas y frisos. La estatuaria de Segura, de gran estilo, denota las influencias de Forment y especialmente de Gabriel Yoly, a través del cual se manifiestan acentos italianizantes de la escuela aragonesa. Junto a este último y al tímpano, la pieza más interesante de San Nicolás es el retablo de los Tornamira. Se trata de una obra cuya traza contrató Francisco de Tornamira con el mazonero de Tarazona Pierres del Fuego en 1565. De gran expresividad, pertenece asimismo al estilo plateresco de escuela aragonesa, también al modo de Yoly. Las tablas pintadas son de Rafael Juan de Monzón, comenzadas en 1564 y continuadas dos años más tarde por Diego González de San Martín; en ellas se manifiestan influencias de escuela valenciana, destacando el Bautismo de Cristo, estructurado al estilo de Masip y la Inmaculada, que recuerda el arte de Juan de Juanes.

San Jorge el Real responde al esquema constructivo "de Contrareforma", desarrollado por la Compañía de Jesús -que tiene como paradigma la romana iglesia del Gesù- al estilo de la colegiata de Villagarcía de Campos y la Clerecia de Salamanca. Fue edificada a partir de 1608 bajo la dirección de Juan González de Apaolaza en estilo manierista. Las reformas efectuadas a mediados del XVIII le dieron su aspecto barroco, con pilastras cajeadas con capiteles compuestos y cornisa perimetral, así como las ornamentaciones de yeserías y la cúpula decorada al fresco. El retablo mayor, de 1749, es obra de los tudelanos José y Antonio del Río, de influencia churrigueresca que anuncia el rococó, siendo dorado (1757) por los hermanos Olleta. San Jorge posee un abundante y rico mobiliario, destacando el retablo de San Pablo, de 1670, con pinturas de Berdusán (Presentación, de 1666); los dieciochescos de la Misericordia, de Montserrat y de San Babil, así como varias otras pinturas de Berdusán y un Crucificado de Joly, fechado en 1537.

Las antiguas dependencias del Colegio de Jesuitas, las ocupa hoy el Centro Castel-Ruiz en torno al claustro barroco dieciochesco de ladrillo, con arcos de medio punto.

La Iglesia del antiguo convento de Dominicos, hoy integrante del colegio jesuita de San Francisco Javier (éste de finales del siglo XIX), fue fundación del deán Pedro de Villalón y comenzó a edificarse en 1517. Templo tardogótico pre-renacentista -estilísticamente relacionado con Santa María de Gracia- de tres naves con tres tramos y pilares cruciformes; buen conjunto de bóvedas estrelladas, gallonadas y de terceletes. Destaca el sepulcro de Catalina de Figueroa, de finales del siglo XVI. Tuvo un retablo, perdido, de Jerónimo Cosida, no conservando de su antiguo mobiliario más que un magnífico Cristo del segundo tercio del siglo XVI, del estilo de Gabriel Joly.

La iglesia de Santa María de Gracia, perteneciente al hospital fundado en 1549 por fray Miguel de Eza y Veraiz, se construyó entre 1568 y 1572 bajo la dirección de Martín de Aybar en estilo gótico-renacentista. La fachada principal, integrada en las edificaciones de la Plaza Nueva, fue realizada por Pedro Vergé y Diego Romero en 1575; fábrica de ladrillo de forma prismática con contrafuertes e interesante cornisa. Al interior, presenta planta de una sola nave de cuatro tramos y cabecera pentagonal. Cubrimiento por bóveda estrellada; las ménsulas donde arrancan los nervios (policromadas por Juan de Lumbier en 1618), al igual que otros elementos decorativos, son ya platerescas. Retablo mayor, manierista, realizado por Juan de Gurrea en 1635 sobre traza de Jerónimo de Estarragán; con relación estilística con el de Ablitas. En las antiguas dependencias del hospital se conserva una buena colección de pintura y escultura de los siglos XVI al XVIII. Destacan varios lienzos de Vicente Berdusán de la segunda mitad del XVII; entre ellos una Anunciación, de 1663.

El antiguo convento de San Antón, en la calle de su nombre, utilizado como viviendas y oculto entre casas desde mediados del siglo XIX, ha visto tras una remodelación urbanística comenzada en 1993, que ha derribado las dependencias conventuales, exenta su iglesia. Fundación del siglo XIV, fue rehecho en el primer tercio del siglo XVIII por el arquitecto Juan Antonio Marzal en estilo barroco pleno.

El del Carmen fue fundado en 1592, ampliándose en 1637 a cargo de Diego de Salvatierra y Domingo de Ucazal. Presenta planta de cruz latina con nave de cinco tramos con capillas entre los contrafuertes; sobrio interior manierista de influencia herreriana. La fachada, aunque de planteamiento manierista, es de comienzos del siglo XVIII. El mobiliario se compone de tallas romanistas y altares del XVII, destacando el de San José con Lienzo del titular debido a Berdusán (1672) y el retablo mayor, de Juan de Gurrea, comenzando en 1653, añadiéndosele ornamentación barroca en 1700. Las dependencias conventuales conservan pinturas principalmente manieristas y piezas barrocas del XVIII.

El convento de Carmelitas descalzos,más tarde: Seminario conciliar de Santa Ana, es fundación de 1597 bajo patronato de Fermín Ecay e Inés Guerrero. Fue construido entre 1601 y 1603 por el cantero tudelano Juan González; la portada es obra de Pedro Miravalles y Martín de Lizarza. Planta manierista, elementos decorativos barrocos y sobrio exterior de ladrillo. Reviste interés la colección de pintura de las dependencias del convento; destacan una Piedad, tabla hispano flamenca del siglo XV, varios lienzos manieristas del XVI, una Glorificación de San Juan de La Cruz de Berdusán, un cuadro de Diriksen (1612) y otras piezas de escuela madrileña, también del XVII.

El de las Dominicas fue fundado en 1622, aunque la iglesia se edificó en 1635 por Martín de Ozcoidi. Presenta planta de cruz latina de cinco tramos con pilastras cajeadas y cubrimiento por bóveda de medio cañón con lunetos la nave y de cúpula con pechinas el tramo central del crucero. En 1685 se ornamentó el templo con yeserías barrocas. La fachada sigue el modelo de la madrileña iglesia de las Mercedarias. El retablo mayor, de hacia 1685, se atribuye al tudelano Francisco Gurrea, autor del de las Recoletas de Pamplona y aunque de esquema manierista, incorpora elementos churriguerescos, así como pinturas de Berdusán fechadas en 1689.

El convento de Capuchinas es una construcción de ladrillo terminada en 1753, estilísticamente correspondiente al momento final del barroco tudelano. Planta de cruz latina de una nave de tres tramos a los que corresponden hornacinas laterales; cubrimiento por bóveda de cañón con lunetos y octogonal sobre trompas en el crucero, todo sobre pilastras cajeadas. Fachada rectangular enmarcada por pilastras de orden gigante decorada con molduras mixtilíneas y hornacina central con establamentos curvos y decoraciones de follaje; versión rococó del esquema derivado de la madrileña Encarnación. Retablo mayor clasicista italianizante. Capilla del Pilar con interesante estatuaria barroca del aragonés Carlos de Salas. El templo cuenta con óleos de Berdusán (Huida a Egipto de 1671, una Virgen de 1676 e Imposición del collar a Santa Teresa, de 1696), así como con un rico ajuar litúrgico con pintura y orfebrería de los siglos XVII y XVIII.