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TUDELA (HISTORIA)

Romance de Ciego anónimo. De las desgracias ocurridas en la ciudad de Tudela, provincia de Navarra, el 23 de junio de este presente ano de 1851 con un LOBO rabioso, y la heroicidad con que se presento en reñida lucha con esta fiera el valiente Pedro Resa (a) el Roso natural de la precitada ciudad.

A las Reina de los Cielos, Virgen de la Concepción, patrona que es de la España la pido con devoción que preste a mi entendimiento el saber de Salomón; la elegancia de Zorrilla, y el buen gusto de Bretón. Para que oigan mis oyentes al compás de mi canción; un caso horrendo y extraño que en TUDELA sucedió. Pero ya que yo no puedo, por mi poca ilustración, compararme a estos poetas que son de España el honor; cuando menos en romance, o en sencilla relación; os haré ver las desgracias, si me prestáis atención. Oiga todo el auditorio, y aunque me causa dolor; con la protección del Cielo haré manifestación; del estrago que ha causado en la hermosa población de TUDELA de Navarra, una fiera, un LOBO atroz. De dimensiones estrañas que a hacer su fuerza mayor, de una rabia muy enorme aquel día se encontró. día de tristeza y de luto, día aciagado, y de dolor: en el veinte y tres de Junio, según lo que sucedió. Cuando en toda la ciudad no se oía otro rumor que las voces del Sereno que iba anunciando las dos. En las Eras conocidas por las de San Salvador se presento el LOBO fiero rugiendo como un León; allí había tres personas y al momento en reunión, tratan de auyentar al Lobo y la fiera en deredor. De los tres, por fin consigue, herir levemente a dos; mas al tercero Pedro Argos, con tal furia acometió, que lo dejo poco menos que entregando el alma a Dios, enseguida por el Puente del Ebro, se encamino. Y Agustin Montori (anciano), tan pronto como le vio, trataba de defenderse mas la fiera le agarro. Y con muy poco trabajo mal herido le dejo: sigue el Lobo por el puente y a un caminero encontró. Que su nombre era Gabriel Lopez, y a este infeliz sucedió que herido salió del Lobo y gracias que lo contó. Al dejar al pobre Lopez, en esta disposición, camino de la ciudad era ya su dirección. Cuando de pasar el puente esta fiera concluyo, se encontró a Mateo Santos honrado y noble pastor. Iba montado en un asno, y al momento le tiro; y entre su cuerpo y cabeza con diez heridas dejo. Toma enseguida el camino, de la noble población, al tiempo que de la Torre las tres anuncio el reloj. Sigue el Lobo por las calles sin ninguna dirección, y cuando llego a la plaza de Santa Maria, oyó. Las voces a dos personas, mas bien su conversación que en una aguardentería a esta hora abierta se hallo. Era Pedro Resa, (el Roso), que al ir a su ocupación de Guarda-Montes, pedía que una copa de licor la aguardentera le diera, y al darle la copa vio, llena de asombro y espanto la fiera que se acerco. Al ver a la aguardentera en esta disposición, mira Resa hacia la puerta y con el Lobo se hallo. Con un valor indecible, y mas fuerte que Sansón sin vacilar un momento, pone en juego su valor. Se agarra a brazo partido, con aquel Lobo feroz; lucha con el mucho tiempo, hasta que al fin consiguió sujetar de las quijadas a la fiera, ¡Que valor! hasta ver si alguien venia que le diera protección. Este es un valor, Señores, que no hallo comparación, de héroes había la historia, mas no habrá como este dos. Pues fue tanto su heroísmo que sin exageración a una grande recompensa se hizo sin duda, acreedor. Con el ruido que metieron en este combate atroz, acudió luego el Sereno Bernardo Casa Mayor; aquí estoy, le dijo Resa: Y aunque en mala posición muerta ha de ser esta fiera, con que así, animo los dos. Busca luego una escopeta, y abrazado como estoy dispara, que aunque me mates, por satisfecho me doy. Mata esta fiera sangrienta, que si no, con su furor va a ser hoy para TUDELA la mas cruel desolación. Con efecto, la escopeta el Sereno presento: pero como Resa estaba luchando con gran valor. Dando vueltas con el Lobo delante del mostrador nunca el Sereno podía, aproximar el cañón. A la fiera mencionada temiendo que a la explosión, quedaran al mismo tiempo cadavéricos los dos. Mas valido del ingenio el valiente luchador, con una fuerza extremada algún tanto separo, de su cuerpo al Lobo fiera entonces Casa Mayor suelta el tiro, y en seguida el Lobo muerto quedo. Gracias le dio Resa y dijo, tu eres mi libertador; ahora hemos hecho un servicio a la ciudad el mayor. Y yo creo por muy cierto que ya tenia razón, este fue hecho que TUDELA hará conmemoración. ^Y que hubiera sucedido en toda la población si Resa, el valiente Resa, no desplega su valor? Antes de que el vecindario viera el animal atroz, acaso muchos que hoy viven se vieran ya en el panteón. Por tanto el Ayuntamiento y noble Diputación, remedian en algún tanto las desgracias que causo. Recogieron los heridos, y el auxilio se les dio, usando siempre con ellos vigilancia y precaución. Se llevaron a Calanda, cuando justo se creyó, por ver si Santa Quiteria que infinites remedio. Les daba a estos infelices, a su mal reparación, mas a los cuarenta días ;que desconsuelo! ;que horror! tres infelices heridos, dieron la alma al Criador. El uno Agustin Montori, el segundo Pedro Argos, y el tercero, por desgracia quien con la fiera lucho. Murió el desgraciado Resa, mártir de la curación; sufriendo en dos dedos antes, una cruel amputación; En vista del heroísmo, que Resa manifestó, que se recompense pronto, manda la Diputación. Y que se entreguen cien duros a su mujer que quedo con esta triste ocurrencia llena de consternación. Y mas el Ayuntamiento, con permiso superior ha señalado a las Viudas, una decente pensión por los días de su vida de cuatro reales vellón. Esto es mis oyentes todo lo que en TUDELA paso; y por desgracia es tan cierto, que no miento en un renglón. No quiera Dios que en el mundo se repita esta función, donde solo los lamentos se oyen en la conclusión. Y puesto que no hay remedio, porque esto ya sucedió, que rueguen por estas almas pide a todos el autor. Y desea al auditorio que a todos sin distinción, de estos enormes trabajos, para siempre libre Dios.

Ref. José Ramón Castro, Autores e impresos tudelanos. Siglos XV-XX.