Sailkatu gabe

VALLE DE RONCAL - ERRONKARI (CULTURA Y SOCIEDAD)

Vecindad. Hizo Ordenanzas el Valle para su buen gobierno en 1543 con solo 7 breves artículos: 1.° Que siguiese perpetuamente entre los pueblos del valle la unión inmemorial mandada observar en la sentencia del príncipe de Viana del año 1441 , que luego se expresará. Que todo aquel que quisiere gozar de vecindad en Roncal había de tener casa o solar de casa, con residencia continua personal, pagando los derechos reales y contribuyendo a las cargas vecinales; 2.° Que ningún vecino pudiese vender su vecindad a otro de fuera del valle sin avisarlo en tres juntas generales del mismo valle; y que el pueblo de la residencia del vendedor fuese obligado a comprar la tal vecindad a tasación de dos hombres buenos, nombrados por el valle; 3.° Que si por donación o testamento heredase algún forano vecindad en Roncal, no pudiese gozarla sin que con su mujer y familia viniesen a residir al valle; 4.° Que ningún pueblo pudiese recibir por vecino a ningún forano sin dar parte al valle, para que tomase conocimiento de la utilidad de la persona y no se perjudicase al privilegio de inmunidad e hidalguía del mismo valle; 5.° Que si algún habitante de Roncal se hiciese vecino en otro pueblo en la Ribera sin mudar su domicilio de Roncal, pudiese disfrutar de la vecindad del valle; pero que ni éste tal ni otro alguno acogiese ganados extranjeros en Roncal; 6.° Hace extensiva la prohibición de recibir ganados extraños a los alcaldes y concejos; 7.° Y último, señala las penas de los ganados que entraren a pacer en las heredades con frutos. A esta vecindad se corresponde la de los valles limítrofes en cuyas mugas pueden darse conflictos de tal tipo de vecindad. El más sonado es el habido con el valle bearnés de Baratous en 1375 y que tuvo su incidencia en el llamado «Tributo de las tres vacas», concretamente en la muga de Isaba y Areta. Otros de menor importancia y renombre fueron los habidos en 1407 con Ansó (Aragón) y en 1415 con el Valle de Salazar y en la lejana Bardena, de vecindad invernal entre pastores, como ocurrió en 1269, 1356, 1441 y 1497, con incidencias más o menos remarcables.

Fiesta.La vecindad se reúne en las fiestas para el baile de la plaza, para lo que hay un kiosko para los músicos y bancos de cemento para los espectadores. Antes se bailaba el «txuntxun». En el baile público, en la fiesta, se da cita toda la vecindad más los forasteros, parientes por lo general, que acuden de los pueblos limítrofes. Posteriormente la taberna se ha convertido en bar. Lo destacado es que casi siempre llega algún pariente, casado o soltero, que acude a la fiesta. La nota es el carácter colectivo de la vecindad y de la participación de los pueblos colindantes. A título privado hay que señalar el «egudiargo», improvisada reunión de algunos vecinos en alguna de las casas para charlar con más libertad y tomar café o chocolate. Era una pequeña fiesta con escamoteo de vecinos, no tan allegados al trato de confidencia. Por Corpus los vecinos solían cubrir las fachadas de sus casas con cubrecamas de calidad para formar así un callejón de pasada del Santísimo y un pequeño altar donde celebrar su llegada al barrio.

Faenas.Relacionados con la cualidad de vecinos se hallaban, p. ej., el cuidado y reparación de caminos vecinales a los campos, huertos y sembrados, que debían estar en buenas condiciones para el correspondiente servicio. El camino que conduce a las ermitas también entraba en el cuidado vecinal. El Ayuntamiento respectivo acordaba reparar o limpiar un camino y comunicaba el acuerdo a todos los vecinos, que debían acudir a la faena para prestar su trabajo personal. Claro que en el caso de no poder acudir personalmente por tratarse de tenderos, profesionales o ciertos oficios, debían pagar el equivalente al jornal o jornales que les correspondieran. Así, p. ej., el camino que lleva a la ermita de Idoia, en Isaba, se hallaba empedrado y con algún ligero puentecillo para salvar regatas de agua o de fuentes. Al acto de contribuir a estas reparaciones se le llamaba «ir de vecinal» y la operación, «trabajo vecinal». Antiguamente también se reparaban y construían puentes y caminos como el que va de Urzainqui a la ermita de Santa Bárbara o el que va de Garde a la de Ntra. Señora de Zuberoa.

Prestaciones. En casos de enfermedad o de epidemias los vecinos y parientes se ayudaban mutuamente. Es de recordar el caso de la terrible gripe de 1918. La familia Estornés-Lasa la pasó al completo menos la madre, que era la más débil, que cuidó a todos y todavía pudo prestar ayuda a la vecina Manuela Elizondo y a su hijo Delfín. En esa epidemia de gripe hubo bastantes muertos en el Valle. En estos casos influye más la parentela que la vecindad. En Biliturri había dos viejecitos sin hijos en la miseria y se mantenían con la comida que llevaban todos los días unos parientes. La mendicidad aparecía de tarde en tarde: pobres hombres, viejos por lo general, que recorrían los pueblos recibiendo la limosna de los vecinos.