Sailkatu gabe

VALLE DE RONCAL - ERRONKARI (CULTURA Y SOCIEDAD)

Filiación. Identidad. El nombre personal se ha venido usando de tres modos: nombre y apellidos, pero no con la rígida forma de nuestro tiempo sino de modo más breve. Si observamos el libro de fuegos (hogares) de 1368 observamos que, además del nombre propio de la persona, se lo acompaña de un apelativo también personal pero dotado o no del sufijo - -z, -iz, como Sanz, Lopiz, Dominguiz, Periz etc.: así, Eneco Lopiz, Arnaut Sanz, Andre Aznariz, Blasco Yeneguiz, etc. También de dos nombres personales, como Zemen Sancho, o de una cualidad, oficio o apodo, como Blasco Hona (el bueno) Aznar Mea (el delgado), García Aroça (el herrero), Petri Hederra (el hermoso), Lope Nagusi (jefe), Garcia Peillitero (pellejero) Aznar Gorria (el rojo),...También un segundo apelativo de procedencia, Aznar d'Oronz (Aznar de Oronz), Petri de Garde, Blasco de Ronqual, ... y, finalmente, con tres apelativos: Blasco Inniguiz Barricata, Sancho Lopiz Erricarte, casos raros de nombre personal, filiación paterna, topónimo de procedencia. Los nombres personales no parecer ser nombres de santos salvo Petri, pero ya más tarde, en 1501, p. ej., abunda este nombre y aparecen otros como Johan, Johanco, Miguel, Sebastián, Domingo, Bartolomé, Guillem, Paule, Vicent, Julián, Pascoal, Marianeta, Catalina, Martín, Salbador, Isabel, María, Pascoala, Antón, Jorge, Benedit, Jayme, Margarita, Mateo, Gorgorio, Bartolomeu. Se ve ya la introducción de los nombres del santoral cristiano. Como apelativos personales en 1368 se ven Hona, Mea, Aroça, Hederra, Larriniri, Yehusco Yriburucua, Barricata, Nagusi, Erricarte, Çalduna, Lauari, Gorria, Negarra, Garde, Burusuri, Azpilla, Oronz, Gogorra, Goyena, Vereterr, Arregui, Aranceta, Yriuerri, Errota, Jauregui, Larrimpe, Burugorri, Buruandi, Larraynnegui, Essegurena, Echeberri, Ayçoa, Nabarçato, Urriti, Hualde, Landa, Laça, Urçainqui, Ezquerra, etc. En la edad moderna ya se afirma el valor de iliación paternomaterna y se rompe la triada «santo-filiación-topónimo, para implantarse santo-filiación paterna-filiación materna, y así sucesivamente en su marcha hacia atrás. La identidad colectiva se manifiesta con el nombre Erronkari, que se da al Valle hablando precisamente en dialecto roncalés. También dicen algunos Ronkari. A la lengua tradicional, el vascuence, se le dice Uskara y a la totalidad del país, Uskalerria.

Parentesco.Según sea la conexión entre dos personas el lazo de unión es casi siempre la consanguinidad, la lactancia y aún la profesión religiosa. En roncalés al «padre» y a la «madre» se les llama aita y ama, el «señor padre» y la «señora madre», que denotan por el tratamiento igual de categoría. Como puede apreciarse, la distinción de sexo es esencial, pero no por la desinencia de masculino o femenino, sino por darse palabra distinta, anaxe, «hermano»; aizpa, «hermana», pero dirigiéndose a un hombre se dice arreba: zer kontent zore arreba xin bitan!, «qué contento porque ha venido tu hermana»; pero dirigiéndose, como se ha dicho, precisamente a un varón. Como se ve, el tratamiento es común a todo el País Vasco. A las hermanas de leche se les dice budar-aizpak, y a la hermana mayor, para una niña, se dice aña. En el caso de hermanastros, no se distingue género, ya que vale siempre la voz aurriderdi. Respecto a «primo» ya se da influencia francesa con las voces kuxalen, kosino, kusanla y a prima, kuxala, pero a primos de ambos sexos, kusin-kuxanlak. A los tíos, se les dice osaba e izeba respectivamente. Al sobrino y nieto se da un solo nombre, lloba. Al abuelo, mediante influencia castellana, aillo, pero en roncalés castizo, aitajina y aitaño y a la abuela, ailla, amiña, amañi que son diminutivos cariñosos. Al bisabuelo y la bisabuela, aitabrahiraso y amabrahiraso, a uno y otra. La parentela se dice askasiak y al parentesco, askasigo. En cada villa del Valle casi todos son parientes en un grado o en otro. Así p. ej., en Isaba se da el caso de que un buen número de vecinos son primos segundos bajo el apellido Anaut, por consaguinidad. Así, los Gorria son entre sí parientes más o menos lejanos, como los Ezker, Labairo, etc. La inmigración forzosa, como la que había de los carabineros guardianes del contrabando y otros oficios como camineros, secretarios, farmacéuticos, médicos, etc., facilitaba el noviazgo y casamientos de sus hijos o hijas con jóvenes roncaleses. Los desplazamientos y asentamientos en otras provincias a naciones, sobre todo americanas, han dado lugar a idéntico fenómeno. Los tíos americanos llamaban a sus sobrinos para darles un puesto en sus haciendas o negocios. En solamente 30 años estos tipos de movilización de población (emigración) da para Isaba solamente con sus consecuencias de casamientos o de soltería: Zaragoza (15), Madrid (3), Puente la Reina (2), Pamplona (7), Estados Unidos (4), México (2), Venezuela (1), Argentina (15), Chile (14), Paraguay (1), Gijón (2), Bilbao (4), San Sebastián (15), Tolosa (1), Rentería (2), Irún (2), Salvatierra de Esca (3), Ruesta (1), Ansó (1), Santa Engracia (2), Mauléon (2), Pau (1), Rusia (1), Alemania (2), Paris (1); y a los demás pueblos del Valle: Garde (1), Vidangoz (1), Uztarroz (1).

Nobleza.El privilegio colectivo de hidalguía se extendió a todos los roncaleses como reconocimiento de algo originario ganado por su actuación en las batallas de Olast (734) y Ocharen (que se suele señalar en el año 822). Es el rey Carlos III de Navarra quien otorga en 1412 el privilegio, o ley privada, que reconoce su nobleza. Así transcurría la vida histórica del Valle cuando a mediados del s. XVIII pretendía el roncalés don Juan Francisco Navarro, natural de la villa de Urzainqui, la Real Cédula de asiento en Cortes por el brazo de la nobleza y la Diputación informó que aún cuando aquel sujeto acreditase ser originario del Valle y tuviese casa y familia de navarro, se trataba de una sencilla hidalguía local insuficiente para el ingreso en las Cortes Generales, añadiendo estas palabras: «los efectos de la nobleza de privilegio no se extienden a obtener la gracia que esa parte pretende aunque no deja de producir otros por los cuales el que la tiene se distingue de los plebeyos». El Valle se sintió herido por ese lenguaje que consideró injurioso y ofensivo, dando lugar a que representara en junio de 1759 una sentida petición que firmaron como comisonados don Miguel Francisco Ros, y don Pedro Miguel Ros. El caso fue muy sonado. La Diputación contestó el 12 de junio lo siguiente: «Exhibiendo el Valle documentos que acreditan ser su nobleza de origen y dependencia se tomará la resolución correspondiente a las veras con que anhela la Diputación su mayor lustre y esplendor, sin que la expresión que recopila en su memorial pueda ofenderle, ni dar motivo para presumirse lo contrario. Doy fe y firmé: Ignacio Navarro, secretario». La respuesta del Valle no se hizo esperar. Alegaba como pruebas las aseveraciones de los cronistas e historiadores y las sentencias de los tribunales, todos los cuales habían afirmado que ya al nacer la monarquía navarra eran los roncaleses infanzones, e hijos-dalgo. Pedía que se borrasen las frases que consideraba injuriosas. El Consejo trasladó a la Diputación el caso para que contestase dentro del término del tercer día a partir de la fecha del dictamen de 26 de junio de 1759. En julio pidió el Valle que, al propio tiempo del pleito, se hiciese relación de los autos fallados en 1632 entre Pascual, Felipe y Catalina Atocha, hermanos, y el Real Fiscal y Patrimonial, cuyo oficio desempeñaba a la sazón Sebastián Olondriz y ejercía al presente Esteban de Gayarre, y lo cual fue otorgado.