Musikologoak

Peña y Goñi, Antonio

Crítico musical y compositor guipuzcoano. Nació en San Sebastián, el 2 de noviembre de 1846. Murió en Madrid, el 13 de noviembre de 1896.

En su ciudad natal empezó a cursar los estudios musicales (fue uno de sus profesores el organista Santesteban), que amplió en París al mismo tiempo que aprendió el idioma francés, colaborando en Le Menestrele.

En 1879 fue nombrado profesor de Historia y Crítica Musical en la Escuela Nacional de Música de Madrid. Avecindado en Madrid, pronto su firma apareció al pie de críticas musicales en "El Imparcial" "La Epoca", "La Ilustración Española y Americana", "El Globo", "El Tiempo", "La Europa", "La Correspondencia Musical", de Barcelona...; en "Madrid Cómico" insertó artículos satíricos y en "La Lidia", reseñas taurinas.

Buena parte de su extensa labor periodística la recopiló en diversos tomos y folletos: Impresiones musicales; Impresiones y recuerdos; Gounod; Lohengrin en Madrid; La obra maestra de Verdi, "Aida"; Arte y patriotismo: Gayarre y Massini, etc. Consistió su crítica en análisis casi desprovistos de tecnicismos, con lo que puso en práctica su lema de: "tengo aprendido que la crítica musical debe escribirse para todo el mundo, menos para los músicos ". A través de sus escritos se descubren sus gustos y predilecciones; Meyerbeer era ídolo suyo; admiró a Wagner; defendió la zarzuela y no dispensó interés ni creyó en la implantación de la ópera española, por lo que mostró cierta animadversión por Bretón (defensor acérrimo de ella), mientras exteriorizaba excesivo entusiasmo y simpatía por Chapí; Peña y Goñi no se mostró siempre crítico imparcial. Su obra de mayor envergadura es La ópera española y la música dramática en España en el siglo XIX. Llena setecientas páginas; Arrieta le enjuició con las siguientes palabras: "El trabajo del señor Peña y Goñi tiene importancia capital para la historia del arte lírico español puesto que une a la abundancia de datos y fiel relación de hechos, críticas brillantísimas".

Gran parte de su labor musicológica y de crónicas la dedicó a música, músicos y escritores vascos, entre los que se halla el artículo sobre el literato bilbaíno Sabino de Goicoechea, "Argos", y el discurso acerca de Iparraguirre, que pronunció en Urretxu, el 28 de septiembre de 1890, con motivo de la inauguración del monumento al autor del Gernikako Arbola .

Ejecutante de piano y conocedor de la armonía, compuso algunas obras de carácter vasco, entre ellas la fantasía Vasconia y el zortziko Viva Hernani, que lo estrenó Tamberlik en el Real.

En 1892 figura como Académico de San Fernando. Como miembro de academias extranjeras, recibió numerosas condecoraciones.

Por este tiempo destaca con un magnífico libro, La pelota y los pelotaris (1892), que lo coloca a la cabeza de la crítica pelotista. Su libro encierra en sus 157 pp. una obra maestra sobre el deporte vasco por excelencia.

La primera representación de Manon en la temporada del Regio coliseo 1896-1897, motivó la última crítica de Peña y Goñi, que apareció en "La Epoca", el 8 de noviembre del año primeramente nombrado. Fue además un asiduo colaborador en la revista "Euskal Erria" de San Sebastián, crítico taurino y gastrónomo. El día 13 falleció en su domicilio madrileño de la calle de Arrieta, número 4, y el 15 trasladaron su cadáver a San Sebastián, donde recibió sepultura.