Udalak

BEASAIN

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es el edificio más señalado del núcleo urbano. Erigido en diferentes fases, posee una sola nave cubierta por medio de bóvedas de crucería. Con todo, conviene reseñar la existencia de diferentes ámbitos espaciales que complementan esa sencilla disposición. Así, sobresale entre ellos la capilla de los Yarza, espacio más antiguo que el resto de la fábrica, por cuanto se trataría de una realización perteneciente al anterior templo. La ampliación de ese primigenio edificio medieval se llevaría a cabo en un primer momento durante el siglo XVI, siendo a partir de 1536 aproximadamente cuando Pedro de la Peña en primera instancia y Juan de Maiz después afrontan esa labor, sirviéndose para ello de las disposiciones otorgadas por Miguel de Aguirre. A partir de 1604 se produce la segunda fase en la ampliación del templo, encargándose de esa circunstancia Pedro de Licola para sustituirle en 1622 Martín de Abaria. Resultado de todo ello sería la erección de los muros del templo tal y como hoy podemos vislumbrarlos. A pesar de ello, no finalizan aquí los trabajos para el acondicionamiento final de la construcción, de modo que en 1663 Martín de Loinaz construye el pórtico, para 1696 Francisco de Carrera, Miguel de Arrese y Gaspar de Gaztelu realizan la torre-campanario situada a los pies de la iglesia, en el lado del evangelio para ser más exactos, y a partir de 1700 Esteban de Abaria y Juan de Carrera serán los encargados de realizar las bóvedas de crucería anteriormente señaladas y el coro, según lo establecido por Martín de Zaldúa. Sin embargo, tanto las bóvedas como el coro se resquebrajaron en 1727, consecuencia de lo cual sería la disposición de nuevas trazas por Antonio San Juan, veedor del Obispado, primero y el maestro albañil Francisco de Urruzuno -se conserva la traza- finalmente, erigiendo la obra Juan de Guesalaga. Además, destaca la construcción de la sacristía nueva entre los años 1784 y 1785 por Manuel de Balda, Martín Antonio de Izaguirre y Juan Antonio de Usabiaga, con diseño de Francisco de Ibero. Pese a que el largo tiempo transcurrido en su concreción pudiera hacer pensar lo contrario, lo cierto es que la imagen tanto externa como interna del edificio en cuestión resulta prácticamente uniforme.

El retablo mayor es una de las realizaciones más destacadas del periodo. Su diseño y ejecución entre 1670 y 1672 corresponde a Juan de Ursularre y Echeverría, maestro guipuzcoano que anteriormente trabajaría en la Corte, lo cual le permitiría traer a la provincia un nuevo tipo de retablo basado en la labor del Hermano Bautista esencialmente, sin olvidar las aportaciones de Pedro de la Torre. El deseo de unificación se percibe en la utilización de un único cuerpo de tres calles y remate, destacando la carnosa decoración perceptible en los mensulones del banco y demás elementos ornamentales, caso de la cartela cactiforme del tambanillo. Con posterioridad, en 1740, Ignacio de Ibero dispone unos añadidos para este organismo, perceptibles esencialmente en las placas decorativas del sotabanco, al tiempo que otorgaría traza para los colaterales, labores todas ellas ejecutadas por José Antonio de Iparraguirre, denotando en su actual estado esos colaterales una intervención de signo neoclásico. Es también reseñable que para los lienzos más señalados del retablo mayor el anónimo autor se sirviera de diferentes grabados de Cornelis Cort, Hieronymus Wierix y Schelte à Bolswert.

La casa consistorial, situada en la plaza de San Martín, se construyó en 1924. Autor del proyecto fue el arquitecto Guillermo Eizaguirre, responsable igualmente de la escuela adosada al edificio. Separados mediante una pilastra coronada con un pináculo, ambos organismos muestran una evidente continuidad, distribuyéndose en dos alturas. En el caso de las escuelas corona la fachada con otra planta, cubierta a dos aguas, otorgándole esa mayor verticalidad su significación individual a esa zona, mientras que en el caso del ayuntamiento se dispone el escudo en esquina, con torrecillas en los ángulos y, como elemento más sobresaliente, una torre de ladrillos, todo ello sin renunciar a los habituales soportales en la plante baja. Las referencias a desarrollos arquitectónicos pretéritos son, por todo ello, evidentes, mostrando claramente las reflexiones y principios de la arquitectura del periodo en la zona.

Otorgando su nombre al barrio en el cual se sitúa, el palacio de Yarza es una construcción que se erigiría en torno a 1540, gracias a la iniciativa de Juan López de Yarza y Petronila de Zuazola muy probablemente. Se trata de un edificio de enorme interés, con planta prácticamente cuadrada, dos alturas y patio interior. Algunos de los aspectos presentes en su desarrollo han hecho suponer que el proyecto se debería a algún maestro flamenco o del norte de Francia, singularmente por algunas de las soluciones que en su entramado de madera, visible en el piso superior, se emplean. Por lo que al patio se refiere, es de reducidas dimensiones, destacando la conservación de la galería de madera en voladizo, rasgo igualmente reseñable, y que lo acerca a realizaciones borgoñonas y normandas de fines del gótico. Alejado, por tanto, de las soluciones italianas, el conjunto goza de incuestionable atractivo. Próximo a este edificio hallamos el puente de Yarza y la casa Dolarea, de hacia la misma época. Igualmente reseñables son el caserío Agirrezabal y Errekarte.

La ermita de Loinaz se encuentra en el barrio del mismo nombre, tratándose de una modesta construcción de nave única, con el escudo de la casa de Arriarán en el exterior, en el cual destaca la espadaña barroca. A pesar de su evidente antigüedad, el edificio, tal y como actualmente podemos apreciarlo, obedece a una reedificación de 1729 llevada a cabo por Pedro de Carrera. Ya en su interior, sobresale la talla románica de la Virgen. En cuanto a la Basílica de San Martín de Loinaz, erigida en honor del misionero franciscano que sufrió martirio en Nagasaki en 1597, el edificio primigenio se realizó entre 1657 y 1691, pero los importantes desperfectos ocasionados por la primera guerra carlista provocaron que las Juntas Generales reunidas en Oñati en 1847 decidieran su demolición y construcción de un nuevo templo, lo que explica la presencia del escudo de la provincia en el frente del nuevo edificio. Mariano José de Lascurain fue el autor del diseño, terminándose la basílica apenas dos años más tarde. Aunque en origen se dispondría una planta de cruz griega inscrita en un cuadrado, la ampliación acometida en 1983 otorgaría su imagen actual al edificio, que presenta en planta una cruz latina. Ya en su interior, el retablo mayor y colaterales fueron trazados por Ignacio de Ibero, finalizándolos para 1739 José Antonio de Iparraguirre. Inscritos en el barroco decorativo, los tres organismos son muy similares, con banco, cuerpo único con dos columnas salomónicas de cinco espiras y capitel compuesto y remate. Lógicamente, preside el retablo mayor la imagen del titular del templo, mientras que en los colaterales se disponen igualmente santos mártires del Japón. La Hospedería, situada junto a la iglesia, se efectuó en 1859, siguiendo igualmente las disposiciones de Mariano José de Lascurain.

Por lo que a la escultura pública se refiere, conviene citar el Homenaje a Garmendia Otaola, tamborilero y busto realizados entre 1963 y 1964 por José Lopetegui, y que se sitúa en la plaza del mismo nombre, Garmendia Otaola. En el paseo Gernika se sitúa la imagen de San Martín de Loinaz, de Amador Lucarini, quien la realizó en 1962. El busto que sirve de Homenaje a José Martín Arana se debe a Miguel Angel Oribe, quien la ejecutó en 1994, situándose en los jardines de la empresa Gureak. Finalmente, señalemos el Homenaje a José María Sudupe Ibarmia, de 1990, debido a Tomás Ugartemendia.

En el barrio de Astigarreta, por tanto fuera ya del núcleo urbano, sobresale la iglesia de San Martín, edificio rectangular de tres naves y con la torre dispuesta a sus pies. Su cubrición y torre se realizarían a finales del siglo XVIII. Así, es en 1746 cuando Ignacio de Ibero indica el mal estado de la cubierta de madera original, que sería sustituida por bóvedas de piedra toba, y que la torre bien podía levantarse a partir de la pared maestra. Ya en su interior, el retablo mayor fue efectuado entre 1745 y 1746 por Lucas de Camino y Pedro de Pellón, siguiendo el diseño otorgado por José Antonio de Iparraguirre. En lo que a la escultura se refiere, el autor de las imágenes de San Martín, San Juan Bautista y San Ignacio es Juan Bautista de Mendizábal I, destacando la primera de ellas, la del titular. Pese a que la renovación de la arquitectura en el periodo neoclásico altera los presupuestos iniciales, hemos de suponer que su disposición general no habría sufrido excesivas modificaciones, tratándose de un organismo bastante modesto en su concepción. En cuanto a los colaterales, el de Nuestra Señora del Rosario lo realizaría en torno a 1700 Francisco de Igartua, mientras que el de San Juan Bautista lo llevó a cabo Antonio de Arsuaga en 1762. Pese a lo tardío de esta última fecha, la correspondencia o afán de simetría se impone, de modo que ambos reproducen el mismo esquema, propio del barroco decorativo. A la hora de valorar el componente escultórico, conviene reseñar la imagen de Nuestra Señora del Rosario, de aceptable calidad. La ermita de San Gregorio es un modesto edificio reconstruido a principios del siglo XX. Además, se han destacado los caseríos Muxika y Agirretxipi Zaharra.

También en Arriarán destaca la iglesia de San Pedro, cuya construcción correspondería al siglo XVI fundamentalmente. Es un templo provisto de nave única, dotado de gran verticalidad, lo cual le otorga una sensación de robustez muy acusada. Hallamos un pórtico de madera sobre la entrada y la parte de la epístola, destacando en el exterior su portada, cuyas características la sitúan en el gótico tardío. El retablo mayor lo finalizó en 1627 Juan de Mendiaraz, para entre 1793 y 1794 otorgar Diego Díaz un diseño para actualizar el aspecto arquitectónico del mueble. Franciso de Azurmendi es quien evalúa el gasto que ello supondría, labor que acomete finalmente Martín Antonio de Lazcanotegui. En última instancia, Juan de Lanz será quien se encargue del complemento pictórico de este retablo y los colaterales entre 1798 y 1799. Pese a las modificaciones efectuadas, el esquema arquitectónico se mantiene, aspecto que resulta el más señalado del mueble, toda vez que introduce en fecha temprana el modelo escurialense, cuyo antecedente más señalado en el norte peninsular lo encontramos en la catedral de Pamplona, en esta zona. En cuanto a las imágenes y relieves presentes en el retablo, se deben al mencionado Juan de Mendiaraz, coexistiendo las formas romanistas con las propias del barroco. Conviene reseñar también la llamada Casa Palacio, perteneciente en origen a los señores de Arriarán, y que mantiene aún algunos elementos góticos, además de la realización que para la presa de Arriarán realizó en 1993 Néstor Basterretxea, formas geométricas adosadas al muro.

En Garín encontramos la iglesia de San Sebastián, modesta construcción de nave única y bóvedas de arista, con un retablo mayor de carácter neoclásico realizado a mediados del siglo XIX. Tampoco sus cualidades formales hacen especialmente destacable la ermita de San Andrés, en Erauskin, aunque el hecho de ser considerada como primitiva parroquia le otorga un interés evidente. En Matxinbenta la iglesia de San Martín de Loinaz es en origen una edificación de fines del siglo XVIII, pero las reformas emprendidas en la primera mitad del siglo XX han variado sustancialmente su aspecto, albergando en su interior un retablo mayor neoclásico, de hacia 1790, igual que los colaterales de Nuestra Señora y San José.

Bibliografía:
  • Aldabaldetrecu, Roque: Casas solares de Guipúzcoa, Donostia, Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa, 1979, pp. 72-74.
  • Alvarez Ruiz, Ana Rosa; Morente Luque, Fernando: "El grabado en el retablo", en Echeverría Goñi, Pedro Luis (coord.): Erretaulak = Retablos, Bilbao, Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, 2001, vol. I, pp. 386-390.
  • Astiazarain Achabal, María Isabel: Arquitectos guipuzcoanos del siglo XVIII. Ignacio de Ibero, Francisco de Ibero, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1990, pp. 10, 60, 156 y 311.
  • Astiazarain Achabal, María Isabel: "El arquitecto Juan de Ursularre y Echeverría y sus proyectos retablísticos en Guipúzcoa", Anales de Historia del Arte, 5 (1995), pp. 79-80.
  • Astrain, Luis; Tejada, Alvaro: "La Basílica de San Martín de Loinaz de Beasain", en Revisión del Arte Neoclásico y Romántico, Ondare nº 21, pp. 181-189.
  • Azanza López, José Javier: "La actividad del veedor de obras de cantería en los arciprestazgos vascongados de la diócesis de Pamplona (siglos XVII y XVIII)", en Revisión del Arte Barroco, Ondare nº 19, p. 289.
  • Barañano, Kosme de (director): 50 años de escultura pública en el País Vasco, Bilbao, Universidad del País Vasco, 2000, pp. 76, 162, 169, 184 y 221.
  • Cendoya Echániz, Ignacio: "Domingo y Juan de Mendiaraz, el paso del romanismo al naturalismo barroco", Kultura, 2ª época, nº 1 (1990), pp. 45-56.
  • Cendoya Echániz, Ignacio: El retablo barroco en el Goierri, Donostia, Kutxa, 1992, pp. 229-233, 261-264, 301-306, 392-397 y 401.
  • Cendoya Echániz, Ignacio: La Semana Santa en Gipuzkoa. Estudio histórico-artístico, Cuadernos de Sección, Artes plásticas y monumentales nº 13, Donostia, Eusko Ikaskuntza, 1995, pp. 127, 139, 150, 157 y 199.
  • Cendoya Echániz, Ignacio; Montero Estebas, Pedro María: "Beasain. Retablo mayor de Nuestra Señora de la Asunción = Jasokundearen Gure Amaren erretaula nagusia", en Echeverría Goñi, Pedro Luis (coord.): Erretaulak = Retablos, Bilbao, Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, 2001, vol. II, pp. 785-789.
  • García Garmendia, Martín: Beasain. Leiho bat iraganari = Una ventana al pasado, Donostia, Beasaingo udala, 2003.
  • González Cembellín, Juan Manuel; Santana Ezquerra, Alberto: "Clasificación tipológica de los primeros palacios del País Vasco", en Revisión del Arte del Renacimiento, Ondare nº 17, p. 184.
  • López González, Miguel Angel (coordinador): Beasain. Udalerri gipuzkoar baten historia = Historia de un municipio guipuzcoano, Beasain, 1987, pp. 279- 298.
  • Ordóñez Vicente, María: "Una aproximación al estudio de la arquitectura regionalista en Guipúzcoa", Ondare nº 18 (1999), pp. 222-223.
  • Peña Santiago, Luis Pedro: Las ermitas de Guipúzcoa, Navarra, Txertoa, 1975, pp. 54, 58-59, 64-65, 81-83 y 136.
  • Tarifa Castilla, María Josefa; Azanza López, José Javier: "Contribución a los maestros de obras guipuzcoanos del siglo XVIII", en Revisión del Arte Barroco, Ondare nº 19, pp. 326-327.
  • Ugalde Gorostiza, Ana Isabel: "Santiagoren ikonografía Gipuzkoan", Artes Plásticas y Monumentales, 1994, pp. 43-44.
  • Urteaga Artigas, María Mercedes: Guía histórico monumental de Gipuzkoa, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1992, pp. 82-85.
  • Zufiaurre Goya, José: Beasaingo baserriak, Donostia, Beasaingo udala, 1999.
  • Zufiaurre Goya, José: Beasain. Arte eta fede muina = Arte y expresión religiosa, Donostia, Beasaingo udala, 2002.

  • Ignacio CENDOYA ECHANIZ